17. El contrato

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Ambos chicos corrieron sin preocupaciones hasta llegar al sitio que tantos momentos les había ofrecido. Ni siquiera repararon en saludar a nadie y se limitaron a llegar a la sala deseando hacer aquello que tanto les unía: la música.

Los dos estaban en un punto de luna de miel, queriendo hacer todo lo que hacen los enamorados pero sin enamorarse, jugar a ese juego que tanto les encantaba.
Y ahora, tocaba volver al sitio en el que había empezado todo, donde habían conectado por primera vez e iniciaban así, un nuevo capítulo en su historia.
Samantha abrió la puerta riéndose de cualquier tontería que el chico le habría soltado, estando en una nube de la que no se quería bajar. Pensaba encontrase con su sala de siempre,  con la pequeña mesa y las sillas ya viejas. Y así fue, solo que en vez de encontrarse con la sala vacía se topó a Pablo sentado, justo como la primera vez que se reunieron

Ninguno de los dos entendía muy bien su presencia. Si bien es cierto que había estado el primer día para hacer las presentaciones, no había vuelto nunca

-Pasad, pasad- invitó a ambos mientras dejaba el bolígrafo en la mesa- tengo noticias

A Flavio se le pasaron miles de opciones por la cabeza, quizá no le querían para los conciertos y habían encontrado a alguien mejor, quizá había hecho algo mal, quizá le cambiaban el cantante con el que trabajar... No le gustaba ni un pelo aquella situación de incertidumbre así que, sin duda, se sentó en la silla expectante

Samantha imitó su gesto, ya acostumbrada a que se presentara Pablo para comentar ciertas cosas aunque, en esa situación no se le ocurría nada que lo justificara

-Bueno, hemos visto la cover que habéis hecho- aclaró- por ello, hemos visto el potencial que tienes Flavio, y nos gustaría contratarte no solo como pianista, sino también como cantante

Una sonrisa descomunal pintó la cara de ambos, podrían trabajar juntos, en la misma discografía, persiguiendo el mismo sueño y teniéndose cerca el uno al otro en cualquier momento. La cara de felicidad de los dos resultaba hasta impresionante pero, ¿qué podía salir mal?

-¿Es en serio?- preguntó el moreno aún incrédulo, dando saltitos de felicidad en su interior

-Y tanto, estoy seguro de que serás todo un éxito- sonrió sacando sus papeles y tendiéndole el bolígrafo

La rubia se acercó a su oído, susurrándole un "sabía que lo conseguirías"

-Por cierto, no creo que esto sea un problema pero- interrumpió antes de darle el bolígrafo- no están permitidas las relaciones personales entre empleados-



Les cayó como un jarro de agua fría. Intentaron disimular que aquello les había afectado con sonrisas forzadas y frustración oculta

-¿Entonces?- preguntó Pablo esperando a que firmara

Samantha sabía que Flavio no podía renunciar a esa oportunidad por ella, apenas se habían liado unos días atrás y sería injusto tirarlo todo por la borda, todo lo que tanto habría trabajado. No podría soportar que dejara sus sueños por una pequeña aventura, aunque para ella fuera algo más que unos simples besos furtivos. Solo quería que le pidiera a Pablo un tiempo para pensarlo y así hablarlo con tranquilidad con él para hacerle ver que tenía que firmarlo

Flavio cogió el bolígrafo y firmó sin pudor alguno, no se atrevió a mirar a Samantha porque sabía que si lo hacía no se vería con las fuerzas de empapar con tinta aquel contrato. Su cordura tenía que darse prisa para evitar pensar en perderla. Sentía que estaba firmando el fin de lo que tanto necesitaba en vez de el principio de una carrera brillante. No mostró en su rostro el mínimo arrepentimiento aunque por dentro, tan solo quería llorar y buscar alguna solución intermedia

A ella no le pudo doler más eso, no había visto ni una pizca de duda en su gesto, y quería entenderle. Era consciente de que Flavio quisiera perseguir sus sueños, pero eligió solo, sacándole de la ecuación a pesar de ser una variable independiente

En el fondo, ninguno de los dos quería acabar con aquel sentimiento que con tanto cuidado iban intentando construir, pero, por la falta de comunicación, ambos se quedaron pensando en que este era el punto y final

-Bueno chicos, los dejo con el ensayo que tengo reunión con un productor nuevo-

Pablo salió, dejándoles solos en su pequeña sala, entre las mismas cuatro paredes pero con un ambiente completamente distinto al que ninguno había conocido nunca

Un silencio abrumador conquistó la sala

-¿Y ahora?- se atrevió a preguntar Flavio, dudando si en verdad quería saber la respuesta a esa pregunta

-Pues creo que tú lo tenías bastante claro

Le salió mucho más duro de lo que ella pretendía. No podía guardarle rencor por haber tomado esa decisión pero ¿significaba tan poco lo poco que había pasado para él? ¿Se había precipitado pensando que era mucho más que un lío?

-Lo siento

-No, si lo entiendo, pero podríamos haberlo hablado o encontrar alguna solución

Tenía razón, Samantha tenía razón y él ni siquiera se paró a pensar en las opciones en las que podía tenerla a ambas. No todo era blanco o negro, había una completa escala de grises entre medias que ni siquiera se había replanteado ni intentado ver

-Aun podemos encontrar alguna forma

-Si nos pillan tendríamos un problema tanto tu como yo y no podría perdonarme eso

-Ni yo, pero no sé quiero renunciar a esto- Flavio señaló el hueco entre los dos, que ahora mismo le pareció ser gigantesco, como si necesitara un jodido avión para alcanzarle

No lo tiene claro, no sabe si quiere seguir

-No lo sé, creo que ambos necesitamos pensar esto con tranquilidad

-Deberíamos

Tanto Flavio como Samantha sintieron un frío que no habían experimentado nunca en lo que se conocían. Algo, por más pequeño que fuera, acababa de romperse y esa confianza ciega que Samantha tenía en Flavio se había retorcido y cuestionado su existencia. Se intentaba convencer de que no era para tanto aunque por dentro sentía que algo acababa de fallar. Que en ese perfecto círculo que era su relación una pequeña protuberancia acababa de desestabilizar la bola que como se despistara caería cuesta abajo

También estaba segura de que lo arreglarían de una forma u otra y que esta distancia sería temporal, como aquel que se va de vacaciones sabiendo que a los días volvería al calor de su casa.
No era más que una pequeña piedra, saldrían adelante como siempre lo habían hecho, era lo que ambos querían creer

-Creo que debería de irme, ya repasaré en casa- dijo Samantha, deseando salir de ahí para poder pensar con claridad sin que sus sentimientos le nublaran la razón

-Sam, tenemos que repasar-

-He dicho que no me apetece, ya lo haré en casa

A el chico le rompió esa frialdad que había tomado, quería que se quedara con él y que le mirara como siempre

-No dejes que se interponga nuestra relación personal y laboral

Será gilipollas

Tranquila, solo te ha dicho que no se interponga, si razón no le falta

Claro, como el lo tiene todo tan claro siempre no hay problema

Eh, no seas tan dura con él, ha hecho lo que querías que hiciera

¿Qué no sea tan dura? SI POCO MÁS Y ME MANDA A LA MIERDA

Sal de aquí antes de que le digas algo que no quieres

Después de su conversación interna decidió irse sin articular palabra, despidiéndose por un momento aquella sala y dejándole un sabor agridulce que ni siquiera debería de sentir.

No había sido para tanto, ni su decisión ni su relación. Lo mejor sería olvidarse de todo y centrarse en lo que de verdad importaba, sus conciertos y su música

No volvería a permitir que Flavio se interpusiera en sus música, justo la decisión que él tomó

Qué rápido había acabado la luna de miel

Notas en vez de palabras [Flamantha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora