La guardería fukumori

La carrera

Dentro de un vecindario de Yokohama, tranquilo y pacífico muchos padres llevaban a sus pequeños hijos al jardín de niños, actividad tan normal en la vida de muchos, pero estos padres no eran normales, eran competitivos y buscaban ser los número uno en todo.

Como si fuese una carrera de caballos podíamos ver desde cualquier ventana a cuatro padres corriendo mientras llevaban a sus niños en carriolas.

-A la cabeza estaba el doctor Mori, amante de la puntualidad que empujaba velozmente el carrito.

-Oh no Randou le estaba dando ¡alcance!, pero qué vemos el bebé Dazai le ha lanzado su biberón al pequeño Chuuya, eso ha detenido un poco a Randou

-Veo cruzar a Fukuzawa que se une a la carrera, ¿que dice?, algo está gritando.

-Al parecer esta gritándole al doctor Mori que se detenga, no vaya a lastimar al niño.

-Taneda sensei no se queda atrás, veo que también se une a la gran carrera

-Oh no, la carriola de de Taneda sensei fue víctima de la leche derramada del biberón de Dazai, ese niño es pequeño pero bastante astuto. Ha dejado fuera de la carrera a Taneda sensei.

-jajajaja, al parecer su karma llegó, Chuuya desde su carrito le ha lanzado uno de sus peluches directo en la cara

Los padres de los niños se han dado cuenta que habían iniciado una pelea con peluches, cada uno se lanzaba sus juguetes.

-El doctor Mori recogía algunos peluches de su camino para que Dazai los lanzara a su oponente.

-¡Auch! eso debio doler, el pequeño Dazai ha lanzado su odasakuman, ahora lo quiere de regreso y el pelirrojo no se lo quiere devolver, ha comenzado a llorar, eso definitivamente deja al doctor Mori fuera de la carrera.

-¿Que vemos?, Chuuya le hizo señas a su papá para que se detuviera,ha dado la vuelta y randou lo saca de su carrito, el pequeño Chuuya personalmente le entrega el odasakuman a Dazai, este en cuanto lo toma ha dejado de llorar.

-Sin duda se ven que dentro de su rivalidad matutina, son buenos amigos.

- El ganador es Fukuzawa, fue el único que corrió con la carriola de manera segura y sin arriesgar al pequeño Ranpo

-¡Naomi!, ¡Junichiro! bajen a desayunar, se enfría todo- gritó una voz femenina.

Y nuestros dos pequeños narradores que cada mañana veían desde su ventana las cosas divertidas que pasaban en su vecindario bajaron a desayunar y a contarle a su mamá lo que habían presenciado.

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Holi, 

gracias por leer.