Capítulo 10|Ruleta de sorpresas.

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Mi fin de semana transcurre de manera normal, al fin puedo dejarme caer sobre el colchón cuando termino la última tarea, Remi y Greta han salido a correr y como saben que odio hacer ejercicio, dijeron que me traerían un licuado de frutas apenas te...

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Mi fin de semana transcurre de manera normal, al fin puedo dejarme caer sobre el colchón cuando termino la última tarea, Remi y Greta han salido a correr y como saben que odio hacer ejercicio, dijeron que me traerían un licuado de frutas apenas terminaran.

Los domingos siempre son los más silenciosos en el dormitorio, no escucho murmullos y risas del otro lado de las paredes o en el corredor. A veces trato de distraerme testeando un rato con Harry para saber cómo van las cosas en casa, por otro lado, Rafael se ha acoplado tanto en su ritmo de vida, que ahora pasa más tiempo absorto en la música y eso me encanta.

Yo también he pasado horas practicando bocetos con carboncillo, me encanta experimentar con nuevos elementos, no solo son pinceles y lápices de colores.

Los sábados por la tarde, la escuela tiende abrir talleres para los estudiantes y público en general, no todos los talleres de centran en las ramas del arte, creo que también hay literatura, poesía, cocina, ajedrez, entre otras.

A mí me ha llamado la atención el taller de: La magia en el boceto. Es una maravilla, sobre todo cuando quiero mejorar mis habilidades para dibujar el cuerpo humano, tengo un problema al momento de querer realizar los trazos de las manos y los pies, es una pesadilla, los dedos me salen largos, chuecos y disparejos. Al final termino creando un monstruo.

Suelto una ligera bocanada de aire y me pregunto a mí misma porque no puedo dejarme llevar por el momento. Mis padres me han dicho que salga un poquito más para que me dé el sol o terminaré siendo parte de la familia Cullen con esa piel toda pálida y fría.

O como diría Harry: ¡Deja de ser tan amarguetas!

Es decir, amargada y aburrida. Pero no lo soy. ¿O sí?

—La habitación de Remi tiene aroma a chicle —murmura un somnoliento Xavier. Enarco una ceja confundida y me siento en la orilla de la cama.

—¿En qué momento llegaste?

Él me mira igual con el ceño fruncido.

—Estoy aquí desde las ocho de la mañana, cariño. Estabas dormida y no quise interrumpir tus sueños, vine porque mis compañeros de dormitorio son muy escandalosos.

Cuando colisionamos #2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora