Capítulo 27|El jardín de las delicias.

503 96 58
                                    

27|El jardín de las delicias.

27|El jardín de las delicias

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Julie jadea una vez más contra mi boca, mientras sus manos hacen presión sobre mis hombros, nuestras respiraciones están entrecortadas de tanto besarnos de una manera que nunca imaginé que sucediera tan rápido, así como la fuerza que nace de ella ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Julie jadea una vez más contra mi boca, mientras sus manos hacen presión sobre mis hombros, nuestras respiraciones están entrecortadas de tanto besarnos de una manera que nunca imaginé que sucediera tan rápido, así como la fuerza que nace de ella para poder empujarme sobre colchón una vez que llegamos a su habitación con pasos torpes. Mi espalda siente lo blando de la cama y trato de reincorporarme para sentarme con tal de pensar con claridad, porque estoy aterrado.

Julie apoya su espalda sobre la puerta una vez que la cierra, me sonríe con seguridad al llevar sus manos sobre su cabeza para deshacer sus lindas coletas dejando que su cabellera lisa y larga le caiga por debajo de los hombros.

¿Esto está bien? ¿Está mal?

Sin embargo, no rompo el contacto visual cuando opta por tirar de los cordones que están sobre su pecho para dejar la blusa holgada. Mis manos aprietan el colchón con fuerza, la mandíbula se me tensa.

¿Cómo llegamos a esto?

Los pocos rayos de luz recortados, se filtran por las cortinas provocando que la habitación tenga un aura semi oscura, el ambiente cambia y siento el calor invadirme las mejillas. Cuando Julie se deshace de su blusa pasándola por sus brazos, no la miro, prefiero centrarme en sus dibujos que cuelgan de la pared, son coloridos y de diferentes estilos, mi respiración me delata por más que quiero evitar regresar la mirada, trato de perderme en mis pensamientos, pero ya es tarde, cuando miro sus orbes esmeraldas, ella está más cerca, sin su disfraz, solo en ropa interior.

Sus rodillas se hunden sobre la cama a cada lado de mi cintura. Alzo la cabeza y pega su frente. Una de sus manos se desliza detrás de mí nuca para quitarme el antifaz negro, estoy tan absorto, que no veo donde lo lanza. Hago otro intento por hablar, pero creo que me he quedado mudo.

Se mordisquea los labios analizándome el rostro, tal vez en la espera en que la detenga para reclamarle que está mal. No obstante, yo quiero abstenerme de cometer una locura en la que luego me torture por días y tal vez nos haga arrepentirnos, ¿es lo que quiere? ¿O soy lo bastante paranoico para pensar que quiere sexo?

Cuando colisionamos #2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora