Martes 19 de febrero

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Me levanté alrededor del medio día. Mi padre estaba sentado leyendo el periódico.
-Hola hijo- mi padre dejo el periódico en sus piernas. Luego se quedo mirándome.
-Hola pa- le respondí. Él se levanto de la silla, dejo el periódico en el asiento y se acercó a mi. Me cogío el cabello y me peino con la mano.
-¿Como te sientes?
-Bien gracias- se me vino a la mente la escena de ayer. Me acorde de Mia y su cara herida-. ¡¿Como esta Mia?!
Me senté en la cama rápidamente y le cogí el hombro a mi padre.
-Esta en urgencias. Ayer se despertó, todo parecía bien, así que le desconectaron el respirador artificial y otras maquinas. Sufrió un ataque respiratorio. Resulta que tiene una perforación en el pulmón derecho.- lo mire alarmado- los médico dicen que quizá el Airbag le oprimió una costilla y esta se encargó de perforarlo.
-¿Y que le han hecho?
-Le conectaron un tubo al pulmón derecho para que drene la sangre que le entró y para que el aire pueda salir.-mi padre me mostraba todo. Era muy expresivo corporalmente y eso hacia que fuera más fácil entenderlo.
Me puse a meditar de porque un tubo. Entendía claramente lo de frenar la sangre. Pero no entendía lo de la salida del aire.
-¿Me puedes explicar bien lo que le paso?- le pregunte a mi padre- Quisiera entender mejor algunas cosas.
-¿Que tal te parece si llamo a una enfermera para que nos explique bien a los dos? Hay cosas que tampoco entiendo.
Mi padre se levanto de la cama, se dirigió a la puerta y salió. A los cinco minutos llegó acompañado de una mujer morena. Tenía cabello negro demasiado corto. Estaba con una bata blanca y un archivador en la mano.
-Mucho gusto - se presentó-. Soy la doctora Amanda. Estoy encargada de ti y de Mia. Tengo entendido que tienes preguntas. Con gusto las responderé, pero cuando acabe tu vas a responder unas mías. ¿De acuerdo?
-Ujum- le musité.
-¿Qué quieres saber?-Me preguntó
-Bueno. Quisiera saber lo ocurrido con Mia.
-Ella estaba inconsciente. La teníamos conectada a varias maquinas al igual que a ti. Ella estuvo conectada a un respirador artificial ya que se demoró mucho en despertar y no sabíamos si había entrado en estado de coma - se aclaró la garganta-. Ella despertó y nosotros la estábamos desconectando de algunas maquinas que ya no necesitaba. Le retiramos el respirador artificial y de inmediato ella dejo de respirar correctamente. La tuvimos que volver a conectar para hacerle unos exámenes y mirar que había ocurrido. Resulta que ella tiene un pulmón perforado. Creemos que pudo ser el impacto del Airbag en su pecho y el brusco movimiento que pudo producir en las costillas lo que provocó la perforación.
-¿En qué consiste una perforación de pulmón?- preguntó mi padre muy interesado. Nunca lo había visto tan interesado por algo que también me interesaba.
-Como su nombre lo indica, es cuando un pulmón se rompe y deja que el aire salga al cuerpo y no pueda ser liberado correctamente. El aire puede ser inhalado pero no exhalado, ya que la abertura deja escapar todo el aire.
-¿Y esa abertura se puede sellar?-le pregunto mi padre. Nunca lo había visto interesado en lo mismo que yo.
-Por supuesto. Mia por fortuna no tiene un orificio tan grande como para practicarle una biopsia pulmonar, pero no tan pequeños como dejarla solo en reposo. La abertura se debería cerrar en una o dos semanas. Para que pueda respirar bien le pusimos un tubo en el pecho el cual permite la salida del aire y la expulsión de la sangre que haya entrado al pulmón.
-¿La puedo ver?-pregunte lleno de esperanza.
-No. Aún debe estar en reposo. Quizá mañana o pasado mañana ya podrá tener visitas.
La mujer volteo y le sonrió a mi padre y luego a mi. A mi papá le sonó el celular y se marcho. Quede solo con al doctora.
-Fred. Me gustaría saber algunas cosas.- me toco el hombro y me miro a los ojos - ¿Me puedes contar que paso en ese día?
Toda la escena se me vino a la mente. Recordé cada detalle. Le conté a la doctora Amanda todo lo que sucedido con cada detalle que recordaba. La mujer me interrumpió un par de veces para hacerme algunas preguntas. Luego me seguía escuchando normalmente. En algunas ocasiones la mujer empezó a anotar cosas en su archivador. Cuando le conté lo que paso con Mia se me aguaron los ojos. Realmente me dolía lo que le paso a ella.
-Gracias por contarme - la doctora se levanto de la cama al tiempo que una enfermera entraba a mi habitación con mi almuerzo.
La enfermera me entrego la comida y se marcho rápidamente.
-¿Yo tengo algún problema? o ¿por qué aún sigo aquí?-le dije antes de que se marchara.
-Mañana en la mañana te dan de alta.- luego de esas palabras se marcho y me quedé solo en la habitación. No padre no había vuelto.
Cuando termine de almorzar prendí el televisor. No había nada interesante que ver. Me puse a ver lo más interesante que encontré. Bob Esponja.
Admito que en algunos momentos me reía, pero también habían otros donde me parecía una estupidez.
Estuve toda la tarde viendo la caricatura. Al parecer había un especial de todo el día y como nadie más vino a acompañarme entonces era lo mejor que podía hacer.
Llegada la noche apague el televisor y me resigne a estar solo. Aquella noche tuve un sueño el cual desearía no recordar.

El London Eye se encontraba a mis espaldas, había poca gente caminado a mi alrededor y muchos carros pasando en la carretera que estaba en frente mío. Había mucho ruido.
En el andén opuesto estába Riley. Levanté la mano y la salude, ella hizo lo mismo.
El semáforo cambio a rojo y todos los autos pararon. Riley se dispuso a pasar la calle, pero antes de que su pie tocara la carretera todo quedo en negro. No podía ver nada, absolutamente nada.
Luego de un tiempo de oscuridad una pequeña luz, parecía la de un teatro, empezó a alumbrar algo. Me acerqué lentamente. Una figura humana estaba en el piso rodeada de sangre, su cabello era rojo por toda la sangre que había. Me agaché para ver mejor. La figura humana era Riley.
De inmediato varias luces más aparecieron y apuntaban a un grupo de personas aglomeradas alrededor mío y de Riley. Ninguna de estas personas hablaba, solo observaban.
Me empecé a alejar lentamente de la escena caminado hacia atrás. En un punto me di la vuelta y empecé a correr. No sabia a donde me dirigía pues el único punto que no estaba negro era la escena de la cual trataba de alejarme. Luego de un tiempo me di cuenta de que no me estaba moviendo. Mis piernas se movían, pero yo seguía a la misma distancia de la escena que cuando empecé a correr. No corrí más. Me di la vuelta para ver la escena de nuevo. Una nueva luz apareció. Esta vez alumbraba a un carro gris oscuro que estaba detrás de la multitud. Mi mirada quedo fija en el carro. La ventana del conductor empezó a bajar dejando ver a un hombre de cabello negro y gafas oscuras. El hombre dejo resbalar sus gafas sobre su nariz, dirigió la vista a mi y esbozo una sonrisa burlona y macabra. Volteé para ver a la multitud y todos estaban mirándome con la misma sonrisa que el hombre del auto. En todo el centro de la gente habían una mujer y un hombre sosteniendo a Riley para que esta estuviera de pie. Ella estaba con una falda mal puesta, la camiseta rota en varias partes incluido el pecho que dejaba ver libremente su busto y la cara apenas reconocible. Al igual que todos ella también me miraba y sonreía.
Todos se quedaron viéndome y yo miraba a todos. La escena daba miedo.
Finalmente todas las luces se apagaron.
Todo era oscuridad de nuevo.

Preparatoria: amores y dolores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora