Lazo Roto |Malec| Omegaverse

Prologo

El dolor se intensifico cada vez más en su cuello, justo en aquella marca que tenía de su Alfa, Magnus soltó de inmediato los libros de sus manos al sentir de nueva cuenta las punzadas ir creciendo cada vez más y más, era un espantoso dolor, insoportable, casi como si alguien estuviera clavando un cuchillo justo en su corazón.

Y de repente, había dejado de sentir a él, a su Alfa, de inmediato el miedo comenzó a recorrer el cuerpo del Omega, ¿y sí algo le había pasado? ¿Qué tal si su pareja había sufrido un grave accidente? No, no le podía pasar algo tan grave, ¿verdad?

Los pensamientos de preocupación seguían corriendo por su cabeza, debía de calmarse, tal vez se había desmayado o algo, pero por más que su lobo intentaba llamar a su alfa, no lo encontraba, nada, sin rastros de él, y de repente se sintió triste, un inmenso dolor invadiendo por completo su pecho, no lo entendía, ¿Qué era lo que estaba sucediendo le en ese momento? ¿Qué pasa? ¿Por qué ya no puede sentir a su Alfa?

De nuevo otra punzada demasiado fuerte, Magnus apretó sus dientes, tratando de evitar que soltase un gemido de dolor, aún llamaba a su Alfa, pero nada, no lo entendía, el miedo lo estaba recorriendo, no quería que nada malo le pasará, ni siquiera le ha dicho la gran noticia que tiene para él, y exactamente ese día planeaba decírselo, ¿Por qué pasaba aquello ahora?

Y entonces abrió los ojos, y allí lo vio Imasu Morales, allí estaba su Alfa, pero ¿Por qué no podía sentirlo?

-I-imasu... -susurro, apenas audible, estaba a punto de gritarle cuando la vio.

Una de las omegas más lindas de la universidad, había salido del mismo lugar de dónde Imasu, y le sonreía a su alfa, y él le devolvía la sonrisa, Magnus estaba entrando en miedo, y esa potente tristeza que lo estaba invadiendo creció aún más al ver la marca en la chica Omega, una fresca marca. 

Todo encajaba tan perfectamente, pero él no sería capaz de hacerle algo como eso, ¿cierto?

No quería que él lo viera en ese estado, así que con cuidado, se agacho, tomo cada uno de sus libros y corrió al aula más cercana, escondiéndose, tendría que hablar con él, y solo esperaba que lo que estaba pensando no fuera real, en lo absoluto, no soportaría aquello, un lazo roto y un bebé, él no sería capaz de hacerle eso, ¿verdad? ...