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Seokjin recordó el entrenamiento básico que los betas de la manada le habían proporcionado. Recordaba vagamente sobre los estilos de lucha, pero sabía muy bien cómo manejar su cuerpo para que éste cooperara con sus intentos de autodefensa, Namjoon siempre vigilaba el progreso de su pareja, siempre aportando ideas y ayudando en la mejora de sus técnicas. 

El pelinegro conocía muy bien sus debilidades y limitaciones, el ser un omega lo dejaba en desventaja frente a un alfa, ya sea en destreza como en fuerza. Tenía claro que la manera en la que podría salvarse de una contienda frente a frente, sería huir después de lograr noquearlo o herirlo. Pues, era bien sabido, que su propia naturaleza lo traicionaría si el alfa lograba usar su voz de mando con él.  

Olfateó el aire y se dio cuenta de que un alfa venía acercándose, era el único aroma fuera de la habitación, por lo que empezó a idear un plan factible para salir de allí. La droga aún no hacía efecto, pero sabía que iba a lograrlo muy pronto, pues ya sentía su cuerpo caliente y su respiración entrecortada, si dejaba de lado el hecho de que su omega estaba despertando y se concentraba en llevar a cabo el plan, tal vez podría encontrar una oportunidad de escape. 

Escuchó el cerrojo de la puerta abriéndose de manera delicada, lo que significaba que el hombre acercándose tendría las llaves directamente en sus manos, listos para serle arrebatados. 

La puerta se abrió, el chirrido de las bisagras vino acompañado con la luz exterior unos segundos antes de cerrarse nuevamente y dejar la figura de un alfa joven a la vista. Vio la lujuria en su mirada en cuanto los orbes oscuros se posaron en su cuerpo, algo que lo llenó de miedo, pero también le dio la ventaja que necesitaba.

Ese alfa lo deseaba y no tardaría en usarlo a su favor. 

—¿Cómo te sientes, pequeño omega? —Su voz era tosca y grave, dejando entrever la burla que sentía por verlo tan indefenso frente a él. —¿La droga ha logrado despertar a tu omega dormido?

Estaba rogando porque no sucediera. 

Su cuerpo sentía el calor del celo, pero no era tan grave como, suponía, sería dentro de una hora o más. Necesitaba salir antes de que eso ocurriera y tratar de llegar a la manada Kim. Como buen omega, sabía que los alfas enloquecían con las feromonas y eso podría ser una ventaja para él. 

Quitó la mirada fingiendo estar avergonzado y comenzó a rozar sus piernas entre sí, los grilletes en sus tobillos apenas si dejaban que moviera las piernas. El roce fue casi agobiante, pues su polla empezaba a sentirse estimulada, causando sensaciones que no había sentido antes. 

—¿Qué haces? 

Jin aprendió a usar sus feromonas mucho antes de que cumpliera los 15 años. Namjoon era un alfa que, en varias ocasiones, lucía estresado e iracundo, debido a los pactos rotos con otros pueblos o el mal comportamiento de su gente. Debido a eso, la madre del castaño le había aconsejado aprender a usar sus, apenas despiertas, feromonas y usarlas como un catalizador para el alfa. Por supuesto, Namjoon había encontrado la tranquilidad y paz necesaria, teniendo a su pareja al lado, sintiendo su dulce aroma acompañándolo y calmandolo. 

—Q-Quiero... —Su voz salió entrecortada y casi como un gemido. —D-Deseo moverme libremente. 

Activó sus feromonas en ese momento, el alfa se vio afectado de inmediato, al recibir el aroma dulce y exótico del menor. Sus ojos destellaron en excitación cuando lo vio vulnerable y tratando de liberarse a sí mismo de su propia agonía. Seokjin gimió bajito mientras sus piernas friccionaban entre sí, a pesar de la actuación, sentía su miembro vibrar, mandando recuerdos de su alfa para aumentar la fricción. 

Adult ceremony  ||  NamJin  ||  AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora