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El humo del cigarrillo flotó por el aire, formó espirales alrededor del rostro de Sehun hasta desvanecerse por completo. Yixing lo miró después de abandonar la colilla en un cenicero de cristal, con una tensa sonrisa que el muchacho no quiso corresponder.

—¿Qué piensa hacer, señor Oh?

Sehun alzó una ceja.

—¿Qué debería hacer?

Yixing se encogió de hombros. Parecía desinteresado, como si la revelación ya no doliera en lo absoluto.

—¿Es muy pronto para hablar de una separación?

Sehun introdujo una mano en el bolsillo de su pantalón para tomar su cartera, sacó un par de billetes y los dejó sobre la mesa de mala gana.

—¿Quiere compartir taxi? —inquirió.

Yixing asintió. Pagó de la misma forma que Sehun y se levantó para seguirlo al exterior.

Un vehículo los llevó devuelta, en medio de un silencio casi sepulcral. Ambos miraron al exterior a través de la ventana, hundidos en sus propios pensamientos sobre lo que pasaría a continuación en sus vidas.

Yixing acercó su mano a la de Sehun, demasiado acostumbrado a hacer lo mismo con su esposa. Acarició su dedo brevemente, hasta tomar su mano por completo en un gesto propio de una pareja.

Sehun dio un respingo en su sitio y lo miró desconcertado. Yixing giró el rostro de forma casual, percatándose de su error al encontrarse con los ojos del muchacho. Sehun apartó su mano, dirigiéndola más cerca de sí mismo. Yixing no alcanzó a murmurar una disculpa.

—¿Quiere que suba la calle? —preguntó el conductor.

—No —respondió Yixing, volviendo su atención al hombre de mediana edad que le miraba desde el espejo retrovisor—. Caminaremos.

El auto se detuvo a la orilla de una vía solitaria. Yixing pagó la tarifa antes de que Sehun pudiera hacerlo, aunque eso no evitó que el chico le tendiera un billete al bajar.

—No es necesario —Yixing introdujo las manos en los bolsillos de su pantalón y comenzó a caminar.

Sehun se colocó a su lado. Miró la calle que se extendía al frente, vacía y húmeda debido a la lluvia. Sus pasos hicieron eco, en sintonía con los de Yixing.

—¿No le produce curiosidad, señor Zhang? —preguntó el muchacho de pronto.

—¿Qué? —Yixing se detuvo.

—Saber por qué nos engañaron.

A decir verdad, Yixing también se lo había cuestionado. Nunca pensó que era un mal esposo, le brindó todo el cariño y comprensión que poseía a su esposa. La amó inmensamente, pero eso no había bastado como creyó. Su mujer encontró algo en la señora Oh, algo que él jamás pudo darle. ¿Qué era?

—¿Cree que serviría de algo saberlo? —Decidió responder con otra pregunta, le avergonzaba sincerarse frente a Sehun de esa forma.

—Tengo curiosidad —Se acercó a una pared y se apoyó en ella, importándole poco la humedad de ésta. Yixing dio un par de pasos hasta situarse frente a él—. Le di todo, ¿sabe? Compré todo lo que pedía y la amé como a nadie. Ahora ella ama a su esposa. Y... y no puedo entenderlo.

Sehun no reprimió sus sentimientos. ¿Quién más podía comprenderlo de esa forma? Yixing y él estaban en la misma situación.

—¿Quiere experimentarlo?

Los ojos de Sehun buscaron los de Yixing.

—¿Y usted?

—Yo también quiero comprender —respondió Yixing.

Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Sehun.

—Quizá deberíamos intentar.

¿Qué habrían sentido sus esposas al besarse? Sus labios debieron sentirse diferentes, más suaves, tal vez más cálidos. El toque femenino debió ser extraño, reconfortante por supuesto. La comprensión y la complicidad debió ser perfecta. Sehun y Yixing deseaban saber cómo se sentía amar de esa forma. Debía ser maravilloso ese cúmulo de sensaciones y sentimientos para orillarlas a la infidelidad, e incluso si no era lo correcto, ambos estaban dispuestos a vivirlo también.

—Señor Oh —susurró Yixing, como si temiera que alguien les escuchara en la soledad de la noche.

—Señor Zhang —El muchacho respiró con dificultad, agitado por la forma en que la mirada de Yixing cambió.

—Hoy luce muy apuesto, ¿sabe? —Extendió una mano para delinear el rostro de Sehun, sin llegar a tocarlo—. No puedo dejar de mirarlo.

Sehun nunca había sido tratado de esa manera, se sintió extraño, pero no por ello menos complacido. Ser halagado de esa forma era único, y de pronto entendió por qué algunas personas gustaban ser admiradas con palabras.

—Yo tampoco he podido dejar de mirarlo —Su voz salió ligeramente ronca—. He pensado mucho en usted.

—¿De verdad?

Sehun bajó la cabeza, como si estuviera avergonzado de estar expuesto a la atenta mirada de Yixing. La alzó un par de minutos después, con una sonrisa traviesa.

—Mi esposa estaría molesta si supiera de esto.

En otro lugar, y en otro tiempo, la señora Zhang pudo decir una frase similar. La mujer era tímida, así que Yixing no tuvo problemas en visualizar a su esposa en la misma situación, mirando a la señora Oh del mismo modo en que Sehun lo miraba a él.

—La mía también.

—No deberíamos hacer esto.

—¿Por qué no? Me gusta, y yo le gusto.

—Está mal.

Yixing acercó su rostro al de Sehun, pasó de largo, situando sus labios cerca de su oído. Su respiración acarició la piel expuesta, inmovilizó al muchacho en su sitio.

—Señor Oh —volvió a decir—, en verdad quiero estar junto a usted.

Sehun ladeó el rostro, hasta que su boca terminó a milímetros de la de Yixing.

—Entonces hágalo. Si lo hace, yo haré lo mismo —Dio un paso a un lado, apartándose del otro. Siguió su camino, sus pasos resonaron de nuevo en la calle.

Yixing avanzó tras él, y esta vez se aseguró de dejar una distancia prudente entre ambos. Abandonó su actuación para regresar a la vida real, aquella en la que ellos eran los engañados y no los amantes.

Llegaron a sus departamentos como si nada hubiera tenido lugar, igual a sus esposas tras encontrarse a escondidas. Abrieron sus respectivas puertas y esperaron antes de entrar.

Sehun miró a Yixing de una forma diferente, con un brillo especial que el otro pudo identificar enseguida.

—Descanse, señor Zhang —sonrió.

—Igualmente.

Todo había cambiado, ya no eran sólo desconocidos, ya no se trataba del vecino de la otra puerta. Ahora compartían un secreto, uno que les pertenecía sólo a ellos y que, probablemente, los destruiría.






[...]

Me dieron un breve período de descanso, así que tengo dos semanitas para escribir tanto como me sea posible. Espero no tardar mucho con el siguiente, que se pondrá más interesante todo esto.

¡Nos leemos!

P.D. Lamento si hay errores.

Mood for love [SeXing]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora