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Fue demasiado sencillo perder el control. Besos húmedos por todas partes, la piel anhelante de caricias. Una bomba de tiempo que marcó ceros antes de estallar.

Sehun gimió bajó el cuerpo de Yixing, consumido por el placer y el deseo. Sus uñas clavándose en la espalda desnuda de su amante, piernas sosteniendo con firmeza la cadera que le embestía de forma deliciosa.

Los labios de Yixing se presionaron sobre su frente y la punta de su nariz, luego descendieron para fundirse con su boca. Fue gentil al tomar su aliento, un contraste singular a la fuerza con la que golpeaba su próstata.

Intentaron ir lento al principio, de verdad lo intentaron. Yixing quería cuidar de Sehun, similar a aquella primera noche que compartió con su esposa. Pero Sehun... Sehun era diferente. Él no era una mujer, en primer lugar. En segundo, era difícil contenerse al estar a su lado.

La delicadeza se esfumó con los jadeos de Sehun, con aquel suave movimiento de caderas que pedía más. Era demasiado. Y Yixing se sintió feliz de poder contener todo el fuego en sus manos.

La cabeza de Sehun cayó sobre la almohada, exponiendo un trozo de piel que Yixing no había tenido la oportunidad de probar. Cedió a la tentación y pasó su lengua sobre la carne, asegurándose de succionar con fervor la unión entre el cuello y el hombro. Esa marca permanecería oculta, sólo para el deleite del creador y de Sehun, cuando éste se mirase en el espejo por la mañana.

—Yixing... —El nombre salió en un suspiro—. Estoy cerca.

Tan íntimo.

No se sintió como una primera vez. La anatomía del otro era un misterio, distinto a la figura femenina. Y al mismo tiempo era completamente familiar. Sabían dónde y cómo tocar a partir de la experiencia propia. Las curvaturas eran menos pronunciadas en algunas zonas, aunque no por ello menos atractivas o exquisitas al tacto.

Yixing sostuvo su peso con los antebrazos, uno a cada lado del rostro de Sehun. Escuchó su último jadeo antes de un ronco y largo gemido que anunció su orgasmo. Sus vientres se cubrieron de tiras blancas. Yixing ni siquiera tuvo tiempo de salir del cuerpo de Sehun antes de terminar.

Caliente. Todo era demasiado cálido y rojo. Éxtasis. Tan abrumador como satisfactorio.

La lujuria se disipó lentamente, hasta que sus respiraciones se acercaron a la normalidad.

—Sehun —llamó Yixing. Cayó al otro lado de la cama, exhausto.

—Xing —El "Yi" se perdió en sus labios, demasiado bajo para ser escuchado por ambos.

Una pequeña sonrisa apareció en el rostro del nombrado.

—Me gusta ese nombre.



.



Algo cambió aquella noche. El juego que había entre ellos se transformó. Los últimos muros que existían para protegerlos fueron derrumbados, dejándolos en medio de una inmensa nube de polvo. Juntos en medio del caos.

La mañana posterior a su primera entrega pasional se saludaron igual que siempre, un perezoso "buenos días" y una sonrisa. Normalidad que fue quebrantada cuando Yixing se inclinó para depositar un beso en los agrietados labios de Sehun.

Fue natural. Real. Ninguno pudo notarlo entonces, hasta que la necesidad de estar cerca del otro creció.

Abandonaron la habitación doscientos cuatro por un tiempo, después de decidir que sería sospechoso si ninguno aparecía pronto en sus departamentos por la noche.

Mood for love [SeXing]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora