En frente de la luz del atardecer que ocurría justo después de su graduación y la de sus amigos, Naruto empieza a darse cuenta de que estaba tan cegado en sus problemas personales y en el presente, que jamás llegó a tener preocupaciones.
La vida se...
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Naruto y Sasuke se encuentran en un coche que pertenece al peli-negro. Ha pasado un tiempo después de su graduación, prácticamente un año. Sasuke había decidido quedarse más tiempo del establecido para prepararse mejor para ingresar al mundo laboral mientras compartía un piso de estudiantes con Naruto, quién también empezó a buscar maneras de ganarse la vida en un futuro.
Cada vez que Naruto veía a Sasuke, su corazón solía acelerarse. Él estaba agradecido de que Sasuke se quedase con él, de hecho, su agradecimiento era tanto que incluso se sentía mal de que hiciese todo aquello de los últimos años. Realmente, el rubio no tenía ni idea de amor, así que nunca se replanteó seriamente si estaba enamorado de Sasuke, o quizá quiere ignorarlo para que, en el momento de que éste se vaya, no le haga más daño de lo que debería.
La voz de Sakura empieza a reproducirse en la radio, pues ella si había conseguido trabajar como locutora finalmente; su trabajo soñado.
Los siguientes minutos se basan en Naruto haciendo bromas sobre Sakura respecto a cómo suena tan seria y formal y el contraste de cómo habla y se expresa en la radio y en la realidad. Sasuke le observa y escucha y se ríe con él de forma que resulta una conversación entrañable.
Cuando la radio deja de emitir sonido porque Sasuke le baja el sonido, Naruto le vuelve a mirar, pero esta vez está extrañado por algo.
—¿Pasa algo? —pregunta aún conservando el tono de diversión que tenía hace unos segundos.
Sasuke le mira con seriedad.
—Naruto, ¿me prometes que cuando no esté aquí te esforzarás en buscar un trabajo?
La sonrisa de Naruto se desvanece de su cara. Primero piensa que Sasuke podría estar exagerando las cosas, pero no, en el fondo piensa que tiene coherencia lo que le transmite. Incluso Naruto podía llegar a reconocer que él mismo a veces era un desastre, y que precisaba de promesas para llevar adelante una vida con un mínimo de orden.
Aún así, y a pesar de todos los sentimientos que de momento le abruman, con aquella esperanzadora voz que siempre le ha caracterizado, responde:
—Lo verás cuando te envie una foto de mí con el uniforme que tendré en el trabajo. —dice muy seguro de sí mismo.
Sasuke sonríe plenamente debido a la contestación, y Naruto así le devuelve una sonrisa más amplía.
F I N
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