En frente de la luz del atardecer que ocurría justo después de su graduación y la de sus amigos, Naruto empieza a darse cuenta de que estaba tan cegado en sus problemas personales y en el presente, que jamás llegó a tener preocupaciones.
La vida se...
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Cuando el poder de la música fue más que suficiente para invadir al completo el cuerpo de Naruto, Sasuke se dio por vencido aún si previamente no hubiera estado esperando que sucediera justo aquello. Observó cómo el rubio empezó moviendo sus hombros levemente al ritmo de la música y todos los componentes que habían sido necesarios para crear la canción que estaba sonando, que rebotaban en las paredes de la discoteca y en sus propios altavoces, produciendo un efecto inmersivo y propio de ensueño.
Cerró sus ojos, y así su cabeza y brazos dejaron de pertenecer al cuerpo para dedicarse completamente al ambiente que estaba viviendo. Sasuke le observaba atento, pues como siempre, resultaba fascinante ver la facilidad de su amigo para disfrutar la música de una manera tan única e hipnótica. Todas sus extremidades parecían moverse por alguna fuerza que no era la de Naruto, aunque Sasuke estaba ligeramente avergonzado, pues a él no le gustaba bailar y no se veía capaz de hacer lo mismo que su amigo, ni con la mitad de emoción que él mostraba.
La melodía y su euforia aumentaban más y más, y Naruto se impacientaba por la canción para desesperadamente soltarse al cien por cien, Sasuke sabía mejor que nadie lo que estaba por venir cuando observó que en su amigo había una ligera sonrisa que empezaba a formarse. Éste abrió los ojos lentamente para mirar a Sasuke. Y Sasuke enmasculló una leve sonrisa entre sus labios frente a aquello.
Naruto empezó a hacer un baile extraño aunque usual para aquellos que lo conocían; levantaba sus brazos y se observaba en su rostro y movimientos su espectacular deleite ante la situación. Inesperadamente, agarró la mano de Sasuke; éste inmediatamente entendió lo que su amigo le intentaba decir con ese único gesto y lo primero que hizo fue mostrarse reacio.
—¡Naruto, no sé bailar! —gritó en un alto tono debido al ruido, quejándose de las impulsivas decisiones que su amigo tomaba mientras se encogía de brazos, incómodo.
Naruto le agarró de la otra mano, y la idea de bailar no empezaba a parecer tan negativa en la cabeza del peli-negro, aunque seguía negándose a realizarla, a pesar de que cedería si Naruto le seguía exigiendo.
—¡Es el último día, hazme ese favor! —gritó Naruto, y Sasuke no tuvo ni idea de cómo le entendió debido a lo alta que la música estaba, pero lo hizo sin problemas. No sabía muy bien a qué se refería con "último día", pero de momento decidió ignorarlo.
Como si no tuviese otra opción, despegó sus manos de las de Naruto, quién siguió bailando. Sasuke, sintiéndose obligado y con demasiada vergüenza, empezó a imitar a Naruto y sus movimientos de baile, de forma muy pobre e incluso desganada, riéndose por lo bajo de su propia forma de bailar. Estaba completamente rojo de la vergüenza ocasionada.
Así, volvió a mirar a Naruto, para comprobar su reacción ante su tan pobre intento de baile, pero se llevó una sorpresa cuando observó que, de los ojos de Naruto, corrían unas lágrimas mientras, además, intentaba formular una extraña sonrisa. Y Sasuke le observó con atención y se quedó sin palabras.
Para Naruto y Sasuke, la música se paró de inmediato.
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