En frente de la luz del atardecer que ocurría justo después de su graduación y la de sus amigos, Naruto empieza a darse cuenta de que estaba tan cegado en sus problemas personales y en el presente, que jamás llegó a tener preocupaciones.
La vida se...
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Sasuke miraba confundido a su amigo por lo misteriosa en la que se estaba tornando la conversación. Sabía que detrás de las melancólicas expresiones de Naruto había algo detrás, pero al mismo tiempo tenía la sensación de que no podría descubrirlas por él mismo.
Era demasiado raro ver a aquel chico rubio de esa manera, pues acostumbraba a ser tan animado y contagiaba a cualquiera con su incesante felicidad, divirtiendo siempre a la gente de su alrededor con una simple sonrisa de las suyas, y sin embargo en aquél momento parecía que su vida se había acabado, ya no volvía a transmitir el sentimiento de alegría que causaba en los demás. Y aunque Sasuke no lo reconociese, esa era la parte de la personalidad de Naruto que más le encantaba. Jamás había visto a Naruto triste, pero esto tampoco le distancias del hecho de que todos pasaran por malos momentos en sus vidas, y Sasuke debía de estar dispuesto a ayudar a su amigo en la situación actual.
—Déjame adivinar. Si te pregunto lo que te pasa, dirás que es una tontería y no me lo contarás —Sasuke tenía razón—, pero si no me lo dices, seguro que irás a tu casa y te sentirás peor de lo que te sientes ahora, así que sólo te preguntaré una cosa, ¿hay algo que quieras hacer?
Sasuke era quien probablemente conocía mejor a Naruto, y es que Naruto siempre tenía ganas de hacer algo. Al fin y al cabo, se conocían desde que tienen memoria.
Naruto se quedó pensante. Sí que quería hacer algo, pero como siempre, decir lo que sentía le daba vergüenza. Sasuke detestaba en silencio esa parte de él.
—Realmente, sí que hay algo... —anticipó, porque le seguía dando vergüenza decirle a Sasuke lo que más ganas tenía de realizar, aún si ya se lo había preguntado.
—¿Qué es?
Naruto sonrió ligeramente, e incluso se sonrojó un poco mientras llevaba las dos manos a su nuca.
—Irnos de fiesta.
Sasuke no quería ensanchar una sonrisa por el comentario de Naruto, pero no pudo evitarlo y cayó en la acción. Naruto no había cambiado nada. Y esa idea le encantaba.
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