Sugar Sugar [Henray]

Capítulo 1

Nick Cooper Barnes, un excelente hombre de negocios, una persona ejemplar, atractivo, más que solo atractivo era muy guapo, muy joven, tan solo 35 años, tenía un cuerpo envidiable, unos preciosos ojos azules, siempre vestido de forma impecable, tenía dinero por montones, pero eso no era suficiente, lo único que él quería era la compañía de alguien, y no es que no le llovieran propuestas, solo que la mayoría de esas personas eran vacías, solo pensando en lo material, en las apariencias, Cooper solo quería alguien con quien poder hablar más que solo de dinero y negocios, alguien con quien salir a comer un helado, visitar una galería de arte, caminar por un parque, ver alguna película, solo quería dejar de lado sus preocupaciones por el trabajo, pero realmente le resultaba difícil, al final siempre estaba rodeado de lo mismo.

Una idea llevaba días rondando por su cabeza, pagar por compañía, no era una idea muy descabella, conocía a muchos hombres y mujeres, que pagaban por tener la compañía de alguna chica o chico, incluso por algunos favores sexuales, a él no le preocupaba eso, en realidad solo quería dejar de estar tan solo, sabia de la existencia de grupos en distintas redes sociales, donde jóvenes buscaban a los llamados sugar daddys, y donde hombres como él, buscaban un sugar baby, desde el momento que conoció esos términos empezó una investigación, se dio cuenta que era como un trabajo, incluso había un contrato de por medio, después de toda investigación realizada, tomo la decisión de crearse una cuenta en un app exclusiva para ese fin, se encontraba un poco ansioso, ¿qué tal si no encontraba a nadie?

Su teléfono empezó a sonar como un loco, lo levanto de la mesa de escritorio en la que estaba sentado, lo encendió, demasiadas notificaciones le estaban llegando, ya que no tenía nada que hacer, decidió irse a su casa, se levantó de la silla, camino cruzando su oficina, tomo su chaqueta y salió por la puerta, quería revisar detenidamente cada uno de los perfiles de las personas que lo solicitaban, entro en el elevador presionando el botón que lo llevaría hasta el estacionamiento para ir por su auto, durante su trayecto se sentía algo ansioso, quería llegar lo más rápido posible, así podría encontrar rápido lo que estaba buscando, las puertas se abrieron frente a él, casi salió corriendo hacia su auto, al fin podría irse.

El camino a su casa se le hizo muy corto, eso era bueno, ya podría poner su total atención a lo que realmente le interesaba, bajo de su automóvil, su casa no era muy grande, no le gustaban las cosas tan ostentosas, tenía una bonita fachada, era de color blanco, tenía un pequeño patio delantero, donde tenía muchas flores plantadas, de todos los colores —le gustaban mucho las flores, era una de las cosas que más feliz lo hacían— metió la llave en la cerradura para poder entrar, por dentro no era tan diferente, también era de color blanco, con unos muebles de color negro que contrastaban muy bien, tenía algunas plantas que adornaban el lugar al igual que algunos cuadros.

Subió por las escaleras para ir a su recamara y poder ponerse cómodo, lo mataba tener que usar corbata todo el día, se apresuró a abrir la puerta de su habitación, toda la casa estaba pintada de color blanco, en su interior había una cama King zise, a Cooper le gustaba tener toda la comodidad a la hora de dormir, a lado de ella se encontraba un mueble, sobre este una lámpara de noche, fue directo a su armario, eligió un pijama, le pareció buena idea darse una ducha, así que eso hizo, una vez fuera de esta, se vistió, bajo a su cocina y se preparó un café, acompañado de unas donas, llevo la bandeja a su recamara.

Se puso cómodo y empezó a revisar cada una de las solicitudes, no lo estaban convenciendo mucho, cuando estaba a punto de rendirse, y arrojar lejos su teléfono, sonó una vez más, era una nueva notificación de solicitud, la abrió rápidamente, lo primero que vio fue la foto de un precioso chico rubio, con una enorme sonrisa, le llamo demasiado la atención, entro a su perfil y decía que su nombre era Jace Norman, tenía 20 años, que estaba buscando a alguien que lo pudiera ayudar a pagar sus estudios universitarios, que era un amante de la música, el cine, le gustaban las charlas nocturnas, amaba el helado de chocolate, a Cooper le pareció muy tierna su presentación, no quiso buscar más, decidió hablarle a Norman, así podría conocer un poco más de él, y ver si podían llegar a un acuerdo.

Desde el momento en que inicio la charla, quedo fascinado con el chico, definitivamente su búsqueda había terminado, le pareció buena ida no hablar nada sobre el contrato hasta que se vieran personalmente, le pregunto a Jace si tendría tiempo para que pudieran verse a lo que el joven respondió que sí, que tendría tiempo mañana en la tarde, Cooper no lo dudó ni un segundo, quedaron de verse a las seis de la tarde, Cooper pasaría por él, y se irían a un restaurante o a donde el chico quisiera ir.

Jace Lee Norman, era un joven de 20 años, cabello rubio con unos bonitos rulos, ojos color café, muy bonitos, poseía una delgada figura, era muy inteligente, siempre alegre, estaba estudiando artes en la universidad, tenía un gran talento, todos en la escuela veían un gran futuro para él, pero había un problema, la carrera era bastante costosa, tenía un trabajo de medio tiempo, estaba a punto de perderlo, había días en los que no se presentaba, tenía tantas cosas por entregar en la escuela y le resultaba muy difícil, jamás se le hubiera pasado por la cabeza buscar un sugar daddy, él decía que solo podía con todo, pero eso no estaba resultando.

Un día llego Sean, su mejor amigo, le conto que desde hace una semana estaba saliendo con alguien, cosa que le sorprendió a Jace ya que no estaba enterado sobre algún pretendiente de su amigo o que le gustara alguien, su sorpresa fue cuando Sean le menciono que no era nada de eso, que ahora era un sugar baby, que debería intentarlo, que le estaba siendo de mucha ayuda ya que así ya no se preocupaba por los costos de la universidad.

Podría tomarlo como una posibilidad.