Cartas de amor a Roma

Marco

-Y a ti... ¿qué coño te pasa?- le pregunté a Eric, empezando a estar furiosa.

El silencio me respondió, el mismo silencio que llevaba escuchando desde que salimos de la entrevista. Un silencio incómodo, frío y cargado de tensión.

-Eric-dije parándome en seco- te agradezco sobre manera que me hayas ayudado a conseguir el empleo, pero...

Eric seguía andando no me escuchaba, así que yo corrí, me puse a su nivel y luego me adelanté y la que se fue fui yo.

Cinco minutos más tarde, a la puerta de la universidad, desde el teléfono de Eric...
-Serías tan gentil de decirme a donde tengo que ir para empezar mi trabajo, por favor.

No, no quería. ¿Acaso es tonta y no se ha dado cuenta de que no quiero hablarla?

-Escalera 6 hasta el segundo piso, primera puerta a la izquierda, despacho B. Pregunta por la señor Marco.

Colgué. No se muy bien porque me había enfadado, y lo peor es que esto me pasa a menudo... Ya hablaré con ella en el bar.

Mientras tanto, en el despacho D...

-Hola buenas, soy Úrsula, la nueva chica del correo, ¿el señor Marco?

-Soy yo, Marco.

«¿¡ESTE ES MI JEFE!?» No es exagero con la descripción:

Es alto, de pelo negro, ojos azules, piel pálida y muy buena planta... ¿Por qué todos los guapos son italianos?

-Pero creo que te has confundido.

«Tonta, eso te pasa por ilusisonarte»

-Ah, perdón... Entonces, ¿el despacho de correos?

-El B.

-Gracias, y disculpe.

-Úrsula, espera.

Me giré... Estaba nerviosa, el primer día de trabajo y cagándola.

-Ya que no soy tu jefe... Me darías tu número de teléfono.

En casa de Luca, Esther y Úrsula...
-No se que necesidad hay de memorizar esto.- dijo Luca sacudiendo el papel con desprecio.

-Sabes que me cuesta pedir perdón, y más si esa chica me parece... ¿atractiva? Si, eso, atractiva. Con lo que necesito llevar más o menos claro lo que la voy a decir.

Suena como se abre la puerta, me sudan las manos... Entra ella, tan guapa como el día que la vi (antes de ayer)

-Hola Úrsul...

Entra Marco, cogido de la mano de Úrsula.