El salto de la innovación

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"La mejor forma de predecir
el futuro es creándolo."
Peter Drucker

~~*~~

—¿Estáis listos?

Marcus se sentó en la silla, delante de dos niños que le contemplaban con ojos brillantes de expectación. Se habían sentado como los indios en el suelo, sobre cojines. Asintieron con vehemencia y se removieron un poco.

—Sí, abuelo —dijo el más pequeño, de seis años. Agarró un cojín y se ajustó el reloj de pulsera que llevaba en la muñeca para que no le molestara. Era analógico, por extraño que pareciera, un clásico, como le gustaba decir a él.

—Empieza —le apremió su hermano. 

El hombre se aclaró la garganta y comenzó el relato:

—Fue a finales de la primavera, al mediodía. Han pasado algo más de treinta años desde entonces, pero lo recuerdo como si fuera ayer. Estaba a punto de hincarle el diente a mi comida cuando Víctor apareció en mi despacho. Me cogió del brazo con insistencia y me dijo que tenía algo que enseñarme. Sus ojos chispeaban.

» Cuando tu mejor amigo te necesita no puedes negarte, así que dejé lo que estaba haciendo y le seguí a través del campus. 

» Los estudiantes eran expertos en picnics. Allá donde mirara, los jardines estaban a rebosar de jóvenes que disfrutaban de sus almuerzos. Olía demasiado bien y yo tenía hambre, pero soporté los rugidos de mi estómago.

» Aunque el hambre no era la única de mis preocupaciones aquel día. Me detuve un momento y comprobé la hora en la diminuta pantalla de mi móvil por enésima vez. En esa época era uno de los más modernos en el mercado pero si lo vierais ahora os parecería un juguete, como estos de pantalla diminuta y botones con sonido.

» En fin, aún quedaba tiempo hasta que Marta saliera del trabajo y tuviera que ir a recogerla. De sobra para comer antes de ir juntos al cine, pensé.

—¿La abuela Marta? —lo interrumpió su nieto mayor.

Marcus asintió con una sonrisa.  

—En aquella época aún éramos novios y yo estaba muy enamorado. No podía parar de imaginarme la cita de aquella tarde. Estaba muy nervioso y quería que todo saliera bien. Cada vez que pensaba en ello me sudaban las manos. —Al darse cuenta de que se desviaba del tema sacudió la cabeza—. En fin, cuando levanté la mirada de la pantalla comprobé que Víctor se había alejado varios metros y tuve que trotar para alcanzarle.

» ―¿No piensas decirme qué es? —dije.

» Él se giró un momento y me dedicó una sonrisa de misterio. Luego, sacudió la cabeza y chasqueó la lengua varias veces a modo de reproche.

» ―Todo a su tiempo, Marcus. Primero tenemos que llegar a mi despacho.

» Sus ojos brillaron con emoción y apretó el paso.

» Le seguí mientras intentaba mantener el ritmo sin perder el aliento. Por su aspecto desastrado y raquítico parecía mentira, pero Víctor se mantenía en forma.

» ―Dame una pista al menos ―dije en un intento de saciar mi curiosidad.

» ―Mmm... No. Tendrás que esperar.

» ―No requerirá mucho tiempo, ¿no? Tengo que comer antes de mi cita con Marta... —Tal vez si le meto prisa conseguiré que me diga algo, pensé.

» Víctor se detuvo y me puso una mano en el hombro.

El salto de la innovación (relato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora