capítulo-3

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Después de que Ricardo se fuera de mi oficina observé a Daniel, la verdad es un hombre muy guapo, pero tiene una mirada penetrante, por eso no me atrevo a mirarlo fijamente a los ojos.
Y así pase el día, observandolo desde mi escritorio.
Cuando ya estaba por irme a casa me choque con una caja, me pareció muy  extraño, la agarré y revisé que había adentro y no me lo podía creer, era mi libro. Sí, también escribo novelas románticas.
Salí de mi oficina corriendo con mi libro para la de Ricardo, le tenía que decir antes de irme, cuando llegue toque la puerta, no me fijé que Daniel estaba corriendo confundido, me reí de él.

-¿Quién?-dijo Ricardo desde el otro lado de la puerta. Yo sólo pase como perro por su casa.
-¡No me lo vas a creer, publicaron mi libro!- dije emocionada.
-Me alegro mucho que hayan publicado tú libro peque- dijo con una gran sonrisa.
-No sabes lo emocionada que estoy, me siento tan feliz-dije, pero mi vista paso a la asistente que se encontraba en el piso recogiendo algunos papeles y un poco despeinada, luego mire a Ricardo, el estaba con los labios hinchados y su cabello estaba peor que el de su asistenta, lo mire con una mirada de asco.
- No es lo que crees-dijo nervioso.
-Nonono, obvio que lo es, Ricardo ella esta casada-dije molesta, no me molestaba el hecho de que estuviera con alguien,  ¡pero esa señora esta casada!. La asistente salió y cerró la puerta rápidamente.
-Casiopea, tienes que entenderme, desde que perdí a Abby todo es muy duro para mi, no sé si me vuelva a enamorar de alguien como me enamoré de ella- dijo en un tono triste.
-Yo sé que es duro para ti pero hay muchas mujeres libres en el mundo, ¡ella está casada, eso no está bien!-dije aún  molesta.
-Esta bien, te prometo que no vuelve a pasar-dijo levantando su meñique y entrelazadolo con el mío.
-Bueno, ya me voy sólo te quería enseñar mi libro antes de irme a casa-dije yendo en dirección a la puerta.
-Adios peque, buenas noches-dijo Ricardo y yo solo le di una sonrisa de oreja a oreja.

Cuando salí de la oficina la asistente de Ricardo se levantó de la silla y se fue, como si nada.
Por otro lado Daniel se estaba quedando dormido en uno de los muebles, me le acerque cuidadosamente y le susurre.

-¿Esta muy cansado el bebé?-dije con sarcasmo y  se levantó de golpe.
-Perdón señorita Casiopea-dijo avergonzado.
-Solo dime Casi, y ya vámonos-dije y el solo asintió.

Cuando salimos de la agencia Daniel me abrió la puerta trasera de su camioneta.
-Odio ir en la parte de atrás-le dije caminando hacia la puerta del copiloto, Él no dijo nada.

Después de indicarle donde queda mi departamento todo quedó en silencio, nadie hablaba, era un silencio incómodo, así que rompí el hielo.

-Y... ¿por qué trabajas como niñero?- dije en tono de sarcasmo, además fue lo único que se me ocurrió, él me miró con cara de pocos amigos y le dije.
-¡Nunca quites la vista del camino!- él solo me volvió a mirar confundido y volvió a mirar el camino como si nada.
Cuando llegamos al departamento el me siguió y yo lo mire confundida.

-¿No se supone que ya debes estar en camino a tú casa?- le pregunté confundida.
-El señor Ricardo me encargo que no me podía ir hasta que usted estuviera profundamente dormida-dijo en un tono frío.
-ok, pero esta prohibido entrar a mi habitación-dije y el asintió.

Esos Ojos PreciososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora