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-Por dios..- Susurró para sí el guardaespaldas del peligris mientras observaba como un cuerpo se retorcía de dolor en el piso.

Rápidamente se dirigió hasta este, para darse cuenta al fin de quien se trataba. Su jefe, adolorido en demasía pegaba gritos ahogados mientras que tanto pelinegro como el castaño permanecian en shock frente a él, aunque HueningKai aún estaba en el suelo con el arma en su temblorosa mano. Con horrorizados ojos observó a Soobin, exhaló aire comprimido en sus pulmones, siendo ese el único sonido en la sala además de los constantes quejidos del mayor.
Y sus ojos casi se salen de su lugar en cuanto el pelinegro le agarró la mano para salir huyendo de aquel lugar, aunque para nada fueron discretos.

-¡Meizuo! ¡Atrapalos se dirigen a la puerta!- Dijo el guardaespaldas en una pequeña radio que traía en su bolsillo, logrando que ambos jóvenes con corazones acelerados corran a toda velociadad hacia la salida.

Aunque al salir de la primera puerta, quedando atrapados en una gran sala de estar, un hombre vestido de negro —exactamente igual que al anterior— salió disparado de la cocina, por lo que ambos con la mayor velocidad que sus cuerpos alcanzaban decidieron correr hacia todas las direcciones habidas y por haber.

-Soobin...¡Ash!- Soltó a la par que se golpeo con la punta de una mesa -¿Qué hacemos?- Añadió agitado, y aún tomando fuertemente la mano del más alto.

-Tengo un plan- Dijo, de modo que solo el castaño pudiera escucharlo.

Inmediatamente luego de correr un pares de habitaciones más en aquella enorme casa, Soobin empujó con fuerza una puerta de madera, abriendola con facilidad, y dejándolos a ambos bajo una helada llovizna, aunque le restaron importancia dadas las circunstancias. Siguieron corriendo a través de los arbustos sin cortar, hasta que visualizaron un camino de cemento, que podría llevarlos a la salida, pero claramente el destino no se las iba a dejar así de fácil.
A pasos apresurados se dirigieron hasta el tan grande portón negro, que daba a la acera, sin embargo escucharon pasos chapoteantes detrás de ellos.

-¡Alto!- No se detuvieron al primer grito del guardaespaldas. -¡De lo contrario dispararé!-

Y allí fue cuando dieron absolutamente todo por perdido, o por lo menos eso pensó el pelinegro, que aún seguía dado vuelta cuando HueningKai se encontraba encarando al guardaespaldas armado.

-¿Que harás?- Desafió HueningKai, acercandose lentamente hacia el más alto.

-Detente, o dispararé-

-Eso no es muy varonil- Dijo con simpleza -¿Acaso tienes valor? ¿O te contrataron por sobredosis de esteroides?- A Soobin, aún sin darse vuelta se le desorbitaron los ojos.

-Cierra la boca, niño estúpido- Habló con voz gruesa a la par que miraba fijamente al castaño, con el arma aún apuntando hacia él.

-No lo niegas, ¿Eh?- A falta de respuesta soltó una risa ladina.

-Sabes que te dispararé, ¿Verdad?-

-Atrévete- Desafió una vez más. -Apuesto a que no matarías a nadie ni siquiera estando a..- Avanza un paso más adelante, quedando prácticamente pegado al guardaespaldas -Esta distancia..-

Pero al escuchar como el más alto recargaba en arma, HueningKai pegó un manotazo hacia el arma, haciéndola caer al suelo, y corriendo rápidamente hacia el pelinegro en busca de sus manos, haciéndolo correr a gran velocidad. Iba simplemente todo tan bien, ya podían verse saltando el portón y corriendo a pasos alborotados hacia la salida, pero una vez más, el destino tenía otros planes..

-¡Mierda!- Repentinamente HueningKai cayó al suelo, empapándose casi por completo, sintiendo un fuerte dolor en la parte inferior de la pierna.

-¡Kai!- Soobin se agachó a su lado, intentando calmarlo de alguna forma, puesto que pequeñas lágrimas que se mezclaban con la lluvia brotaban de sus ojos cristalizados.

˚₊· ͟͟͞͞➳❥My Flower*ೃ𝕊𝕠𝕠𝕜𝕒𝕚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora