˚₊· ͟͟͞͞➳❥My Flower*ೃ𝕊𝕠𝕠𝕜𝕒𝕚

10

HueningKai estaba desconcertado, tratando de repetir cada palabra que le había dicho alpelirojo, intentando averiguar como había descubierto su mentira, tal vez lo conocía demasiado bien, o tal vez simplemente no confiaba en el, fuera cual fuera la respuesta, la realidad era que estaba en problemas, que le había mentido a su mejor amigo en su cara, y que si no hacía algo pronto, todo podría tornarse más peligroso, no quería correr aquel riesgo, y allí fue cuando lo recordó, Soobin debía saber de aquello, por un lado no quería preocuparlo, puesto que ya estaban medianamente bien, y podían permanecer con emociones estables, por otro lado, se sentía agobiado, necesitaba decirle, el sabría que hacer, o tal vez no, y eso raspaba contra su alma cada vez más.

-¿No puedes dormir?- Dijo el pelinegro desde el colchón que permanecía al lado de la gran cama.

-No..¿Por qué lo dices?- Cuestionó algo nervioso.

-Te mueves para todos lados, y podría jurar que escucho tus pensamientos-

-Tonto..-

Un pequeño silencio se hizo presente, causando una leve incomodidad en el ambiente, ambos se miraban sin saber que hacer a continuación.

-Kai..-

-Duerme aquí..- La propuesta sorprendió por completo al pelinegro, definitivamente no se lo esperaba del más bajo.

-¿Estas seguro?-

-Por favor..- Dijo casi en súplica el castaño, y de un pequeño salto, el pelinegro se metió entre las blancas sábanas, al igual que el contrario.

Habían quedado frente a frente, ambas miradas se observaban fijamente sin filtro alguno.

-Soobin-

-¿Si?-

-Tengo frío-

-Olvidé encender la calefacción-

-Si, lo noté- Bajo las sábanas, HueningKai era practicamente una pequeña rosquilla, estaba casi en posición fetal, intentando apaciguar el frío entrando por sus poros.

-Diría que eres un exagerado, pero yo también tengo frío-

Dicho esto, el pelinegro abrazó por la espalda al más bajo, causandole un leve escalofrío en todo el cuerpo, aunque al castaño le resultaba cada vez más curiosa la situación, si el estaba prácticamente helado, al igual que Soobin, sentir el calor que ambos emanaban al estar juntos, era una de las más bellas sensaciones a los ojos de HueningKai, digno de revivirlo todo el tiempo, cada segundo, pues, contrario a lo que pensaba, se sentía cómodo, más que cómodo, tal vez feliz, probablemente sonaría algo vulgar cuando lo dijera en voz alta, se sentía feliz estando en la misma cama que Soobin, abrazado a este, pero claramente eso nunca pasaría.

-Soobin..-

-Dime-

-¿Puedo abrazarte también?- Dijo este con timidez en su voz.

-Eres un tonto- Luego de esto, en un rápido movimiento, logró voltear al más bajo, quedando nuevamente cara a cara, cáludas sonrisas se reflejaban en sus rostros, los brazos de HueningKai estaban aferrados al torso de Soobin como si este dependiera de ello, mientras que el pelinegro le abrazaba por los hombros, se pegaron cada vez más, hasta que la calidez se apodero de ellos, ese bello sentimiento lograba capturar por completo a HueningKai, el aura armoniosa que el pelinegro emanaba era simplemente excepcional, su nariz rosaba la de este, logrando que sus mejillas se tornen tan rosadas como una bella damascena.
Discretamente observaba como el contrario caía en los brazos de morfeo, sus labios visiblemente suaves permanecían entreabiertos, dejando a la vista dos pequeños y blancos dientes, dándole el aspecto de un tierno conejillo, o por lo menos así lo veía el castaño , sus ojos totalmente cerrados le daban un aura tranquila, sus largas pestañas lograban hipnotizar a HueningKai, su tenue respiración hacía que su pecho subiera y bajara en un armonioso ritmo, tan tranquilizante como una canción de cuna.
El castaño observaba cada milímetro de este como si de una obra de arte se tratase, una de sus manos, con lentitud salió del torso del contrario, y se posicionó en los cabellos azabaches de este, los acariciaba, los entrelazaba entre sus finos dedos, lo hizo hasta que sintió un movimiento por parte del pelinegro, aunque dejó de juguetear con sus cabellos, no apartó su mano de allí.

-¿Vas a dormir?- Dijo el pelinegro con voz ronca y somnolienta.

-Se me es muy complicado teniendote tan cerca-

-Puedo irme-

-Claro que no- Dicho esto, se aferró lo más fuerte que pudo al pecho del pelinegro, haciendo ademán a que se quedase allí.

-Como gustes, Florecilla- Miró hacia abajo, topándose con la castaña cabellera del más bajo, y depositando un dulce beso sobre ella, logró que el contrario levantara lentamente la vista hacia él.

-Hacía mucho no me decías así-

-¿Quieres que lo haga seguido?-

-Olvídalo, el tiempo que sea necesario..- Una sonrisa tímida se hizo presente en los labios de Soobin al sentir la calidez que el cuerpo de su acompañante emanaba, y el como el más bajo se aferraba a su pecho.

-HueningKai..-

-¿Si?-

-¿Me besarías?-

En ese momento, el castaño sintió su corazón salirse de su pecho, el aire se sus pulmones, y probablemente el alma de su cuerpo, sus mejillas ardían y tal vez su puso se había acelerado a niveles inconmensurables, sin embargo, bajo ningún término diría que no a tal comentario, lentamente  levantó su cabeza, hasta toparse con el rostro del pelinegro, este le alzó, para que estuvieran al mismo nivel, con delicadeza, HueningKai posó ambas manos en el cuello del contrario, acariciando con sus pulgares las suaves mejillas de este, poco a poco se acercaba mientras que el más alto tomaba su mentón entre sus delgados dedos..
Ambos, sonrosados y con miles de emociones recorriendo sus torrentes sanguíneos, intentaban seguir el ritmo de cada uno, los suaves y delicados movimientos que ambos provocaban, era una especie de regocijo y júbilo para ambos corazones alborotados, una indescriptible sensación, tan inefable e idílico que sería recordado para siempre por ambos.
Lentamente se separaron y miraron fijamente el rostro del contrario, y reflejaban nada más que felicidad en cada facción.

-¿Dormirás ahora?- Dijo el pelinegro, para luego escuchar un largo suspiro por parte del castaño.

-Está bien..-

Dicho esto, ambos se recostaron sobre sus almohadas, y aunque de a ratos HueningKai abría los ojos, observando detalladamente al contrario, este lo abrazaba fuertemente para que concentrara sus instintos en dormir, y al cabo de unos diez minutos, finalmente, ambos conciliaron el sueño, y cayeron rendidos a los brazos de morfeo, tan felices y venturados, incluso más de lo que habrían imaginado..