Traición- AU

Oops! Hii!

-¡Apúrate, Ken! ¡Lou y Ele están en el auto ya!- exclamó el rizado mientras bajaba las escaleras de la casa adosada que habían comprado hacía ya casi seis meses.

Se había vuelto costumbre en el último mes salir los cuatro juntos.

Y era algo genial, porque a pesar del mal humor casi constante de Eleanor, se divertían.

Los cuatro habían comenzado a llevarse cuando en un partido de Louis, Kendall y Eleanor habían visto a Harry sentado solo, observando. Desde ahí, un par de meses atrás, habían comenzado a salir los cuatro juntos. Kendall y Harry se habían vuelto muy cercanos, desde el comienzo habían conectado, hablando siempre de las tantas cosas que tenían en común, aunque algunas veces parecía que hablaran en clave, como si tuvieran un idioma para que Eleanor y Louis no entendieran.

Estos dos últimos, se habían visto obligados a hablar cada vez que se juntaban, y se llevaban bien, de hecho, poco después, Louis aún no sabe muy bien cómo, se hicieron novios. No lo tiene muy claro, ni siquiera recuerda cómo sucedió.

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-Lou, ¿qué dices de esta casa? Es linda.
-Yo creo que, es hermosa para unos chicos de 28 años, ¡pero no para unos de 18 y 20!
-Yo creo que es perfecta, vamos, compraremos esta.
Harry tomó la mano de Louis, y pasaron por la puerta principal donde el agente de ventas les esperaba ansioso por la respuesta.
-¿Dónde debemos firmar?
-¡Sabía que les gustaría! Es una casa perfecta para una pareja que recién comienza.
-Disculpe, se debe de haber equivocado nosotros no somos...
-Recientes, hemos estado juntos desde siempre-pronunció sonriendo mientras alcanzaba el bolígrafo para poder firmar el contrato de venta, habían estado ahorrando por dos años para esta casa, siempre había sido su sueño mudarse siendo jóvenes juntos.

Y no le parecía extraño, porque siempre era así, siempre eran ellos dos, frente al mundo.

Siempre serían Harry y Louis.
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-¡Hazza, apúrense!
-¡Ahí vamos!
-Al fin, perderemos el avión, rizado, y tu madre nos matará si llegamos tarde para la cena de Acción de Gracias.
-Sabes que se pondrían de acuerdo y nos matarían ambas.

Eran ellos siempre, eran su hogar, porque desde aquel día que se conocieron había sido así, desde las jóvenes promesas hasta ese mismo instante, donde eran adultos que seguían creyendo en aquellos viejos pactos, que serían eternos.

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-Oops!-dijo el pequeño niño castaño cuando tropezó con él en la entrada de la escuela.
-Hii!
-Me llamo Louis, ¿quién eres tú?
-Soy Harry, lindo nombre, te llamaré Lou.
-Me gustan tus rizos, Hazza ¿Quieres jugar al fútbol?
-Me encantaría, pero no estoy seguro que mi mamá me deje.
-Yo hablaré con ella, ¡vamos!
Y así corrieron hasta Anne, quien sorpresivamente ya había conocido a Jay, al parecer eran viejas conocidas de la universidad.
Y ese día comenzó todo, dos pequeños que deseaban con todas sus fuerzas poder pasar juntos todo el tiempo, y dos familias que se unían por la fuerza que resplandecía el joven amor que estaba creciendo.
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