𝕎𝕚𝕝𝕝𝕚𝕒𝕞

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- ¡Oye, hijo de perra! ¡Levántate que ya vas tarde! - Gritó ese hombre desde la cocina.

Desgraciado. ¿Por qué todavía no se ha muerto? pensé

Ese imbécil borracho, para mi desagrado, es mi padre biológico. Nunca se ocupó de mí y siempre le causó problemas a mi madre. Ah, esa es otra desgraciada. Sabiendo que era lo mejor para ella me abandonó con este pedazo de carne inútil. Pero, ya estoy acostumbrado a sus ofensas, es demasiado cobarde como para pegarme así que solo me maltrata verbalmente y cuando le respondo o me defiendo, huye de mí y se esconde por la casa. Qué pena me da.

Por eso, desde pequeño aprendí a ser alguien responsable. Toda mi vida me he ocupado de todo en la casa y como aún no soy mayor de edad, debo de convivir con ese zopenco o me separarán de él y me enviarán a una casa de adopción, lo cual no me agradaría pues me cambiarían de preparatoria y eso es lo último que quiero. Así que como es costumbre, le dejo el desayuno hecho, voy a la escuela en metro, paso mi tiempo allí, luego voy a mi trabajo de tiempo parcial y vuelvo a la casa a cocinar la cena.

Bajando las escaleras escucho las típicas noticias en el televisor.

-La policía ha relacionado una serie de casos de desapariciones que pueden tener conexión. Se percataron de que los desaparecidos poseen rasgos similares, jóvenes inteligentes con gran índice académico. Y no sólo eso, también se ha detectado que ocurren en un tiempo de 2 meses. Las autorida-- apago el televisor, sin darle mucha importancia a la noticia

Preparé el desayuno para mi padre y me fui sin despedirme, rumbo a mi rutina. Se suponía que también sería un día de esos. Se suponía. Sin embargo, al abrir mi puerta encontré la tercera sorpresa de la semana.

-Buen día, Matthew. - su rostro sonriente resplandecía elegancia

- ¿Qué... demo-? ¿¡William!?- Su presencia no era lo impresionante, no, sino lo que había estacionado en la calle. No sé mucho de autos, pero este pedazo de coche no parecía haber salido todavía al mercado.

-Ayer cuando volvía te vi entrando a esta casa, me sorprendió lo cerca que vivimos así que se me ocurrió hacerte el favor de llevarte a la escuela. No tendrás que tomar el metro. - Afirmó mientras se acercaba a mí. - ¿Vienes? - un hombre mayor abrió la puerta trasera del auto

Era tan surrealista. Era un sueño, sí... ¡Tenía que ser eso! ¡Todavía no me había despertado! Y como todo era una fantasía, acepté su oferta, sentándome a su lado en los asientos de atrás.

Nunca me había sentido tan nervioso en mi vida. Por suerte, tan pronto como el auto comenzó a desplazarse él inició tema de conversación.

-Los chicos también viven por aquí, normalmente vamos juntos a la escuela. - Me dijo, refiriéndose a Natalia y Ethan

Si, lo sé.

- ¿Y qué hay de ti? ¿Te sientes incómodo de qué haya aparecido sin avisarte? Es que como no teníamos tu número de teléfono, pues no sabía cómo informártelo. -

- ¿Estás... tratando de pedir mi número indirectamente...? - me armé con todo el valor del mundo para decir eso

-Oh no, me has atrapado. - Sonrió, levantando sus manos en señal de derrota

 - Sonrió, levantando sus manos en señal de derrota

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¿¡En serio!? pensé incrédulo

William, ese William, ¿q-quiere mi número de teléfono? ¿¡Para qué!?

Con mucha vergüenza saqué mi móvil e intercambiamos contactos. Él tenía una sonrisa victoriosa y yo una nerviosa. Antes de darme cuenta el auto se había detenido y la puerta se había abierto.

- ¡Buenos días, Will-! ¡Oh! ¡4to, viniste! - la pelirroja se subió al auto y se sentó sobre mis piernas.

¿¿¿EH??? estoy seguro que podían notar el sonrojo en mi rostro

Pronto, una última persona entró, cerrando la puerta tras él y sentándose a mi lado.

-Hey, ¿qué tal? - me sonrió de nuevo con mucha confianza

Son raros. Ellos tres son más raros de lo que pensaba, pero... ¡me encantan! Esa confianza que tienen, ¡me fascina! Aun así, estaba dudoso.

-Chicos, ¿puedo preguntar algo? - hablé inseguro

-Por supuesto, ¿qué pasa? - respondió el rubio.

- ¿Por qué de repente me buscan, me hablan...? -

-De hecho, desde inicios de curso nos fijamos en ti- habló el pelinegro -Habíamos oído muchas cosas buenas de ti y pensamos en acercarnos para hablar, sobre todo Natalia quería ser tu amiga. -

Wow... ¿en serio?

-Sí, pero a pesar de eso, no lo hicimos. Queríamos comprobar primero si eran ciertas y eso, además fuera de nosotros tres, somos muy tímidos cuando tratamos con los demás. - Habló ahora el rubio

-Excepto Natalia, a quien teníamos que retener para que no se te acercara. - Le da un pequeño golpe en la cabeza a la mencionada

-Jeje, perdón, pero es que yo podía hacerme amiga de él y poco a poco lo irían conociendo ustedes, ese era mi plan, pero ellos nunca me hacen caso. - Afirmó la pelirroja

-Y bueno, estos días nos llenamos de valor y nos decíamos: Piensa como si fuera uno de nosotros, como si él también ha estado con nosotros desde siempre, no hay que tener nervios. - Confesó William

-Ah... yo también...- comencé -yo también quería ser su amigo...- oculté mi rostro bajo mi cabello y pude oír una pequeña risa de los tres

- ¡Queremos saber todo de ti! ¡Cuéntanos! - la hiperactiva chica habló

- ¿Por dónde empiezo? - dije con una sonrisa nerviosa en mi rostro

Antes de darnos cuenta, ya estábamos frente a la escuela. Pude observar como los estudiantes me miraban sorprendidos y con sonrisas en su rostro mientras caminábamos los cuatro en dirección a nuestra aula. Escuchaba algunos murmullos, todos positivos.

-Mira, se volvieron amigos de Matthew. -

- ¿En serio? ¿Otro genio más? -

-Ya era hora que lo incluyeran en su grupo. -

Que felicidad... Que buen sueño... Espero nunca despertar.

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ᎻᵘⁿᵍᵉᎡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora