A New Beginning | H. S. | ONE-SHOT.

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¿Quien dice que todos los cambios debian ser siempre para bien? Yo odiaba los cambios, de cualquier tipo. No me agradaba la idea, tampoco entendía porque las cosas no podian quedarse como estaban. Para colmo lo único que pasaba en mi vida ahora, eran puros cambios.

Primero me habia mudado hace ya dos semanas a otro país y habia empezado en la escuela desde cero. Bueno, no tan de cero... tenia que cursar de nuevo el ultimo año de la secundaria y de tan solo pensarlo me ponía histérico. Mamá vive diciéndonos a mi hermana y a mi, que los cambios son buenos, que todos necesitamos de algún cambio en la vida y que así creceríamos como personas y demás. Pero, ¿que tiene que ver que me mude y me cambie de escuela a crecer como persona? Nada. Fui, soy y seré para siempre un anti-social.

Mamá siempre me molestaba diciendome que debia cambiar eso —otro maldito cambio mas—, hacer amigos y toda la cosa. Pero no pensaba en hacer eso ni de sueño.

¿Acaso no acabo de decir que odio los cambios? Por dios.

Mi rutina comenzaba cuando la alarma del despertador sonaba a las seis de la mañana, arrancandome de mi cama. Como era lo usual, me levante sin ganas de nada, yendo directo al baño. Una ducha caliente me sacaría todo rastro de cansancio, supuse y lo hizo. Me puse el bendito uniforme de mi nueva cárcel y con la mochila colgando de una mano baje a desayunar, aunque no tenia hambre realmente.

— ¿Y mamá?

Gemma era la unica en la cocina a esa hora. Siempre se levantaba y me preparaba el desayuno ahorrandole la labor a mi madre.

—Esta durmiendo —afirmó y me sirvió un plato con tocino y huevos revueltos.

—No tengo hambre —dije y ella me dedico una mirada inexpresiva.

— ¿No? Pues no vas a irte hasta que lo hagas, no me levanto cada mañana solo para que me niegues la comida. —Se sentó frente a mi con una taza de café y me miro amenazante.

Ella creía que me intimidaba.

—Si no tengo hambre, no voy a comer, vomitaré todo luego.

—Vas a comerlo, porque no cocino para que no coman —instó.

Me encojí de hombros.

— ¿Y para que cocinas si no sabes si van a comer o no? —dije molestándola.

—Bien. Tú ganas. —Sonreí—. No comas si no quieres, pero no te daré dinero para que compres otra cosa afuera.

—Tampoco pensaba hacerlo.

Me levante y colgué la mochila de uno de mis hombros, antes de acercarme a ella dandole un corto abrazo para luego salir hacia la puerta.

—Eres tan bipolar.

—Eres tan histérica —le grite saliendo de la casa.

Camine por los pasillos de la escuela tratando de encontrar el salón 16, donde se supone que tendría mi primer clase. Pero esto era inmenso y mentalmente ya llevaba mas de media hora caminando. Minutos mas, minutos menos, era lo mismo.

Todos me miraban como si fuese el bicho nuevo en exhibición y para colmo, lo era.

Podía escuchar claramente los murmullos cuando pasaba por el pasillo y la mayoría eran bastante molestos. Sentía la mirada de un par de chicas a unos cuantos pasos de mi. Me gire a verlas y vi como comentaban cosas que no podía escuchar mientras reían como un par de bobas.

Bien, lo admito. Soy muy sincero. Pero mejor sincero, que falso ¿no?

— ¿Estas perdido? —Pregunto, para mi sorpresa, un chico que apareció a mi lado de la nada. No respondí, solo lo mire—. Eres nuevo.

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⏰ Última actualización: May 21, 2014 ⏰

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