Promesa cumplida

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Por Ayumi / Yong Mi

"Tengo hambre".

La tarde era hermosa. El cielo estaba tomando un maravilloso color rojizo, en las calles caían las flores de cerezo y el clima estaba fresco. Todas esas son cosas que amaría más si no me estuviera muriendo de hambre.

Mis amigas platican a mi alrededor pero no tengo ganas de unirme a la plática, todo en lo que puedo pensar es en llegar a mi casa para comer algo delicioso. O podría detenerme un poco antes y comprar una orden de dango. Esta semana ha sido pesada en la escuela y solo quiero comer para recuperar fuerzas.

Por suerte las clases del día ha terminado y solo debemos tomar el tren que nos levva a nuestras respectivas casas. Mientras caminamos por el andén alcanzo a ver por el rabillo del ojo un chico que capta por completo mi atención. Es lindo. Me sonrojo un poco al recordar que a mí todo mundo me parece lindo. Pero hay algo en ese chico, aunque no puedo saber exactamente qué.

Es un poco más bajo que yo, de complexión delgada con cabello lacio y negro que le llega hasta el cuello y que le tapa un poco la cara al estar concentrado en su teléfono. Como si sintiera que lo observo, y espero que no porque eso sería vergonzoso, alza el rostro y nuestras miradas se cruzan brevemente. A pesar de la distancia puedo notar que tiene heterocromía, su ojo izquierdo es de un intenso y asombroso turquesa y el derecho es amarillo.

¡Es tan lindo!

Le sonrío abiertamente. Me gustaría saber si me está sonriendo de regreso pero lleva un cubreboca blanco que contrasta con su uniforme negro.

-Ouch. ¡Fíjate, estúpida!

Oh, cielos. Por culpa de estar distraída no me fijé en el camino y terminé chocando con alguien más. En realidad no fue tan duro el choque, al menos yo no lo sentí así, pero parece que tiré a un chico que no deja de gritarme insultos mientras está en el suelo y su acompañante no deja de burlarse de él.

-¡Sumimasen!

-Eh, Haruki ¿tan débil eres que basta un empujoncito de esta belleza para que te tire?

-¡Cállate, imbécil!

Por los uniformes de los dos chicos adivino que son de uno de los institutos cercanos a la estación, supongo que tienen 17 años como yo, aunque se ven bastantes intimidantes. De hecho, el que tiré parece ser el más fuerte de ambos porque me debe sacar unos 10 centímetros, aunque su compañero no parece quedarse atrás en cuanto a estatura y complexión.

Mis amigas se pegan conmigo mientras expresan sus propias disculpas, ansiosas por alejarnos de esta situación y evitar problemas con unos chicos que nos ponen en guardia con su sola presencia.

Haruki, el chico al que tiré, se levanta de un salto y me dirige una mirada que presagia problemas. Conozco esa mirada. Trato de no darle importancia cuando las recibo pero son tan molestas y estoy tan harta. Me recorre lascivamente y sonríe de una manera molesta. No es cierto lo que dicen de mí, no todo mundo me parece lindo.

-Sumimasen, ya nos vamos.

Intento avanzar pero ambos me cortan el paso.

-Te perdono si vienes conmigo.

-Gomen ne, ya vamos tarde.-respondo con calma, tratando de contener lo que puede explotar. Le sonrío esperando que entre en razón y se haga a un lado. Cuando su enorme mano atrapa mi antebrazo como si de una pinza se tratara sé que mis esperanzas fueron en vano.

-Ah, me tiras por andar como idiota y ni así quieres irte conmigo. ¿Te crees muy buena, perra?

Ok. ¿Por qué los tipos como este siempre tenían que intentar rebajarte cuando los rechazabas cortésmente? ¿Eran incapaces de entender un cortés no? Entre eso y que me esté sujetando con fuerza del antebrazo mi molestia está aumentando bastante. Pero antes de que pueda jalar mi brazo y soltarle un buen golpe una voz a nuestras espaldas nos toma a todos por sorpresa.

-¡Suéltala, escoria! ¿No escuchaste que no quiere ver tu jodida cara?

-¡Nani!

Es....¡tan lindo! No debería estar pensando eso en estos momentos pero es imposible evitarlo. Su voz tiene un toque de desgana pero transmite fuerza y mira con desprecio a quien me sigue agarrando.

-¿Por qué te metes en lo que no te importa, enano?

-Estás molestándola en un lugar público y delante de mí ¿por qué debería mantenerme al margen?

Jalo mi brazo con un movimiento firme y el tipo, porque ya no puedo verlo como un chico más, le lanza una mirada furiosa al haber perdido su agarre. Estira su brazo directo a mi cabeza con la clara intención de tomarme del cabello, pero el chico lindo lo taclea y ambos terminan en el suelo a un par de metros de distancia.

El amigo del tipo está listo para atacar por la espalda a mi salvador ¡como si yo fuera a permitirlo! No llevo años entrenando para quedarme detrás en una pelea, sobre todo cuando puedo impedir un ataque por la espalda. Me bastan unos segundos para sujetarlo por su brazo y estrellarlo contra el suelo.

-Es malo atacar por la espalda. Aunque...bueno, técnicamente es lo que acabo de hacer. Creo.

Cometo un error de principiante. Un error tonto. Estaba tan preocupada por mi defensor que le quité la vista de encima al que acababa de derribar para mirar en dirección a donde estaban peleando los otros.

Lo que no esperé es sentir una gran patada en el vientre por parte del chico que acababa de derribar. Probablemente si no hubiera estado distraída podría haberme afianzado mejor sobre mis piernas, pero ese repentino golpe – y la fuerza del mismo – me aventó un par de metros. Con la desgracia de que estaba al cerca del borde del andén.

El golpe de mi espalda contra las vías me saca el aire y aturde unos momentos, aunque pronto me recupero lo suficiente como para saber que debo salir de ahí antes de que el tren se acerque más, porque ya alcanzo a escucharlo entrar a la estación.

-¡Mitsuri!

Los gritos aterrados de mis amigas son el primer aviso de que el tren está cerca y trato de acercarme a la orilla del andén para tomar sus manos para subir, pero antes de que eso ocurra soy cargada por alguien y transportada al otro lado de las vías, que está vacío, y luego dejada del otro lado del andén.

Mi sorpresa desaparece al ver que ese lindo y misterioso chico ha ido otra vez a mi rescate y ahora trata de subir él también a la seguridad del andén. Por suerte lo suficientemente fuerte como para tomarlo de una mano y elevarlo rápidamente.

Mi corazón late furiosamente por toda la adrenalina liberada y me reí tontamente cuando la idea de que estamos a salvo se afianza en mi mente. Quizá el cubrebocas no me deje ver por completo su rostro, pero por la manera en que están entrecerrados sus ojos sé que está sonriendo porque todo terminara bien.

Y entonces mi corazón late diferente. Un suave calor se expande por mi pecho y siento...como si una pieza en un rompecabezas hubiera encajado a la primera. Una pieza que llevaba mucho tiempo perdida.

-Me salvaste, muchas gracias.

-Tenía que hacerlo, te prometí que la próxima vez no te dejaría morir.

Es una frase extraña pero sonaba...correcta. Él también parece un poco desconcertado por sus palabras, pero después de eso mi mano toma una de las suyas y todo está bien.

Hay algo, como un recuerdo lejano que rebota en mi mente, pero no me preocupo por ello. Quizá era algo pendiente de otra vida y ahora estamos cerrando un círculo. Todo está bien para mí.

FIN

¡Lo logré! La idea para esta historia llegó con el capítulo 200 y cómo sufrí con la muerte de Iguro y Misturi pero apenas pude concretarla en este fic.

Tengo pensado otro fic de esta pareja pero no estoy segura de cuándo vea la luz porque tengo mucho trabajo y poco tiempo libre :(

2020-07-09

Promesa cumplida  ll  ObamitsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora