10 - Padre soltero

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Kaname estaba completamente ajeno a lo que pasaba con Zero, pero por alguna extraña razón pensaba mucho en él, y además últimamente tenía muchas ganas de comer piñas con mostaza. ¿Estaría embarazado Zero de él? No podía negarse a esa posibilidad. Más que mal, el único objetivo de Zero al pedirle intimidad era esa. Pero si fuera así Zero tendría que habérselo comentado ¿O no?

Por otra parte Zero ya había vuelto a trabajar, llevaba ya dos semanas desde que sabía de qué esperaba un hijo y estaba feliz, pero no podía evitar sentirse solo, necesitaba a Kaname a su lado, pero que haría. Llamarlo y decirle "hola, espero que estés bien con Ruka ¡Ah! Lo olvidaba voy a tener un hijo tuyo". Eso era ridículo, además él no buscaba un novio y menos un esposo, solamente necesitaba del semen suficiente para quedar en estado y ya lo había conseguido.

- Zero,me gustaría saber si vas a ir a la fiesta de los maestros. Ya sabes casi nunca vas, pero sería bueno que fueras esta vez - dice una de sus colegas, específicamente la profesora de filosofía

- Creo que sí iré -

- ¡Genial! Así te incluyo en la lista -

La famosa fiesta de maestros era horrenda, mucha gente con la cual Zero trabajaba hacía años y de los cuales no recordaba ni sus nombres, además todo lo que había para comer le descomponia estomago y ni hablar de beber alcohol. Solamente le quedaba esperar el discurso del rector para poder huir de allí. Pero para eso faltaba mucho por lo que decidió salir un momento a tomar aire puro, quizás así sus nauseas disminuyeron.

Le llamó la atención ver a uno de los nuevos profesores en una de las bancas del patio, el chico estaba literalmente tirado en ella, abrazado de lo que parecía una manta.

- ¿Estás bien? - le pregunta Zero al verlo tan desvalido

- Sí, es solo que mi bebé y yo lo extrañamos mucho - responde casi llorando

- No te entiendo ¿De qué hablas? -

El hombrecito se sentó en la banca sorbió su nariz, en ese momento Zero vio la barriga del chico.

- Mi novio está trabajando en otra ciudad, pensé que podría con todo esto y me quedé aquí, pero fue un error. Lo extraño tanto y mi bebé también -

- ¿Cómo sabes que tu bebé lo extraña si no se conocen? -

- Es su hijo y lo sé -

- Eres extraño -

- No, el extraño eres tú. Todo el mundo sabe que cuando un Omega espera un bebé debe tener a su alfa al lado -

- Esas son solo fantasías -

- No son fantasías, es la realidad ¿Acaso no lo notas? - dice apuntando a la bien disimulaba barriga de Zero - ¿No sientes angustia cuando no estás con el padre de tu bebé? -

Zero no respondió, se había sentido muy raro, pero lo atribuyó a su estado, pero era verdad que extrañaba a Kaname muchísimo, pero podía ser porque nunca se habían separado por tanto tiempo.

- Yo tengo seis meses y tú ¿Cuantos tienes? ¡Ah! Por cierto me llamo Aidou -

- Yo soy Zero Kiryu, y tengo cuatro meses y una semana -

- ¿Puedo? - pregunta el rubio dando a entender que quería tocar la barriga de Zero

- Está bien - dice Zero

Era la primera vez que alguien tocaba su barriga, la sensación no era la misma de cuando él lo hacía, la mano de ese chico era cálida, pero sin entender porque sus vista comenzó a nublarse ¿En que momento había comenzado a llorar?

- ¿Quieres sentarte conmigo? - le dijo el rubio

- Sí - respondió apenas entre sollozos

- Deberías llamarlo para que venga a darte un fuerte abrazo - Zero lo miró desconcertado - Lo necesitas, tu bebé y tú necesitan estar entre sus brazos -

- No, eso no va a pasar -

- ¿Pelearon? -

- No. Pero él no sabe del bebé -

- ¿Por que no se lo has dicho? Estoy seguro que estará feliz -

- ¿Como puedes decir algo así? Si no nos conoces -

- Pero todos los bebés nacen del amor, por eso lo sé -

- Tienes una visión muy romántica de la vida. Tu vida debe ser muy feliz -

- Mi vida es como cualquiera -

Zero sonrió, ese chico era puro amor, sin duda no conocía del engaño, la desilusión y la tristeza.

Cuando llegó a su casa no pudo evitar llorar, hablar con ese joven lo había dejado más sensible de lo que ya estaba, abrió su viejo ropero y se aferró a un abrigo que Kaname había dejado hacía ya mucho tiempo en su casa, pero aún conservaba el aroma del castaño y se durmió aferrado a él, el delicado aroma amanerado de Kaname hizo que esa noche el peliplateado y su bebé durmieran tranquilamente.

Quien no había tenido una buena noche fue Kaname, que vómito toda la noche, las náuseas eran horribles y sin contar eras ganas infernales de orinar.

- Yo diría que va a ser papá - dice Seiren mirando como su novia intentaba ayudar a su ahora amigo

- Seiren deja tus comentarios y prepara un té - dice Ruka

Kaname seguía con la cabeza casi dentro del inodoro. Mientras Ruka intentaba confirmarlo y le dedicaba una que otra mirada curiosa.

- ¿Qué? - dice Kaname una vez que pudo contener algo las náuseas.

- Puede ser eso -

- Claro que no. No he marcado a ningún Omega como para sentir esto -

- Eso es casi de la prehistoria, cuando el amor es muy fuerte entre el alfa y su Omega no necesitas de una marca para crear un lazo verdadero y te diré, un lazo así es mucho más estrecho que el tradicional. No deja marcas en el cuerpo del Omega, pero deja huellas en los corazones de ambos que nada ni nadie podrá destruir - dice Seiren mirando a su novia y a Kaname - Tú debes saber quién es esa persona -

- No puede ser, él no...- pero es interrumpido por Ruka

- ¡Por favor Kaname! Se cae de Maduro que estás enamorado hasta los huesos de Zero -

- Eso no es así -

- ¿No? Entonces porque lo nombras todo el día y todavía noche. Hablas de él hasta por si acaso -

- Es verdad. Yo no conozco en persona a Zero. Pero te garantizo que sé más de sí vida que él mismo y todo gracias a ti - dice Seiren - Deberías partir por reconocer lo que sientes por él y regresar junto a tu amado peliplateado y cuidar de él y de tu bebé -

SEREMOS PADRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora