8 - Haciendo un bebé

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Zero con la poca cordura que le quedaba se quedó sin aliento al escuchar eso. "Zero es mío" lo escuchaba una y otra vez en su cabeza.

Mientras veía como esos dos alfas se gritaban, gruñian y golpeaban sin parar. Era ver dos animales salvajes pelear, como lo del discovery Chanel, Senri salió casi corriendo a la sala, si seguía un minuto más allí, su primo podía hasta matarlo, por lo que enfiló a la salida olvidando maleta y todo, su instituto le decía que debía preservar su vida. Kaname arrojó la maleta la que cayó en los pies de Senri.

Kaname no era violento, al contrario esa demasiado pacifico, que daba rabia, pero ese idiota había tocado lo más preciado que tenía. Respiro profundamente y volvió a la habitación.

- Tranquilo, todo va a estar bien - dice Kaname sosteniendo los supresores que llevaba en su bolsillo del pantalón -

Zero estaba echo una bolita en un rincón de esa enorme cama, Kaname no podía verle la cara, pero era evidente de que estaba llorando, se acercó lentamente, no quería asustarlo, no más de lo que su primo lo había hecho ya. Lo abrazo con fuerzas y Zero se aferró a su cuello sin poder dejar de llorar, el cuerpo del Omega estaba caliente, muy caliente, por lo que Kaname comenzó a agitarse también, eso era malo, muy malo, Zero era su amigo. Le acomodó el pantalón que tenía a la altura de las rodillas, limpio sus lágrimas con sus dedos y lo llevó al baño, allí lo sentó en el vater y le entrego el medicamento y un vaso con agua, Zero lo tomó, pero ya era tarde, su celo ya estaba allí, por lo que terminó vomitando la pastilla.

- Ya... Ya no sirve... Mejor me voy - dice Zero con su mirada nublada -

- Claro que no, cuidare de ti -

Pero por más que quisiera salir de allí, no podía sus piernas no le respondían, vio como Kaname ponía el tapón en la bañera y la llenaba de agua semi fría, le ayudo a desnudarse y tomándolo en brazos lo dejo bajo el agua, gracias a Dios, el agua hizo que bajara en algo su temperatura, la ropa del peliplateado estaba empapada de sus fluidos, Kaname se tuvo que controlar, la ropa tenía un aroma embriagante, la tomó entre sus manos y la llevó al cuarto de lavado, allí aspiró ese aroma, diablos, estaba loco. Su cuerpo comenzó a reaccionar, su libido subió, quería poseerlo, pero se controlaría.

Zero era demasiado importante para él como para cagarla de esa manera. Metió la ropa en la lavadora y volvió al baño.

- Kaname, tengo frío - dijo Zero ya más calmado

Kaname tomó un toalla gigante que tenía y le ayudo a salir de la bañera y lo envolvió en ella.

- Kaname ¿me ayudarías? - pregunta Zero tímidamente

- Claro, dime -

- ¿Lo que sea? -

- Sabes que sí -

- ¿Me lo juras? - 

- Claro, te lo juro. Haré lo que me pidas -

- Hazme un bebé -

Kaname se puso pálido, que diablos había escuchado. Tenía que estar con problemas auditivos.

- Kaname, quiero un bebé, uno que tenga tus ojos -

- Pero que locuras dices - responde nervioso

- Juraste que me ayudarías -

- Sí, pero... -

- Sé que no soy digno de alguien como tú, pero solo una vez. Intentemoslo solo una vez -

Zero al ver que Kaname no reaccionaba se aferró a su cuerpo, la toalla calló al suelo y el suave y embriagador aroma de Zero invadió las fosas nasales de Kaname, busco desesperado de donde emanaba esa delicia y deslizó su nariz por el cuello de Zero.

Ya nada se podía hacer, terminaron besándose, jamás en su vida hubiera pensado que algo así podía pasar.

Zero era alucinante, demasiado sensual y muy erótico, su piel era como la seda, sus gemidos eran como el trinar de los pajaritos y su aroma llevaba a Kaname a la gloria.

Finalmente, hicieron el amor tres veces en dos ocasiones Kaname anudo en él, por lo que las probabilidades de embarazo eran altas, se quedaron dormidos sin siquiera pasar antes por la ducha, ambos estaba agotadisimos. Todo había sido tan lindo y extraño a la vez.

Cuando Kaname despertó ya eran las siete de la mañana, Zero no estaba a su lado, por lo que salió de la cama casi corriendo, temía no encontrarlo, pero el peliplateado estaba en la cocina preparando café.

- Hola - le saludó ruborizado a pesar de ni siquiera mirarlo

- Hola, Zero ¿Como te sientes? -

- Mejor, pude tomar los supresores que me compraste -

- Que bueno - dice Kaname sin saber que decir

Zero se dio vuelta para ver a su amigo y se dio vuelta nuevamente, Kaname había salido desnudo de la cama, no se había siquiera tapado por partes íntimas.

- Lo siento - dice el castaño al momento que se tapaba su virilidad con las manos - Lo siento - repitió - Me voy a bañar y a vertir -

Zero sonrió era ridículo, avergonzarse de estar desnudos siendo que habían tenido tres veces sexo hacia unas horas atrás.

Desayunaron en silencio y terminado este Zero volvió a su casa. Se escapó del departamento de Kaname mientras esté estaba en le baño. Pero Kaname no fue tras él, era más que claro que ambos estaban incómodos.

Kaname había recibido nuevamente una oferta para ir a trabajar a una ciudad cercana, la empresa en la cual trabajaba quería trasladarlo a la central para que tuviera un cargo de mayor importancia, de hecho se lo había ofrecido cinco veces antes, pero el castaño lo había rechazado, diciendo que no podía dejar la ciudad, había una persona muy importante que no podía dejar solo, pero esta vez acepto y se trasladó a los días de recibir la propuesta.

Zero se enteró mediante un mensaje que Kaname le envío el jueves se la siguiente semana, donde le informaba que no iría a la reunión semanal de los jueves, porque se había trasladado de ciudad. Después de esa comunicación Zero perdería en contacto con Kaname.

SEREMOS PADRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora