14 - Un hermoso viaje.

613 61 6
                                    

Zero ya estaba entrando a su octavo mes y si bien estaba rebosante de felicidad, también era cierto que todo ahora era más difícil, su gran barriga le impedía hasta ir al baño, odiaba tener que pedir ayuda hasta para atar sus zapatos, se sentía inútil y aveces lloraba al ver que no podía valerse por sí mismo.

Zero estaba estresado y eso no era bueno, por lo que Kaname rentó una cabaña en la playa y se lo llevó por un par de días, para que su novio se olvidará de todos sus problemas y que quizás la briza marina aullentará sus preocupaciones.

- Gracias por este viaje - dijo Zero al llegar al mar

- Gracias a ti, por hacerme tan feliz - respondió melosamente Kaname

Siguieron caminando por la playa, a paso lento, en realidad Zero ya no podía hacerlo a mayor prisa, sus pies estaban hinchados y el dolor de espalda por el peso de su vientre eran horribles.

- Volvamos a la cabaña - dice Kaname besando una de las manos de Zero

- Sí, volvamos - responde con una expresión de dolor

- ¿Qué pasa? -

- Tranquilo, es sólo una contracción -

- Los bebés van a nacer -

- No, aún no es tiempo. Deben estar buscando la manera de estar en posición. Tranquilizate, todo estará bien -

Llegaron a la cabaña, Zero se acostó en la habitación, mientras Kaname preparaba algo de comer. Al día siguiente disfrutaron de un día de playa juntos. Todo era perfecto.

A la mañana siguiente, mientras desayunaban.

- Estaba pensando si nos casamos aquí - dice Kaname

- ¿Aquí? -

- Sí, una boda frente al mar -

- Pero los bebés -

- No digo que nos casaremos en cuanto nazcan los niños, deberemos esperar un poco, pero en el verano ellos deberían tener entre tres y seis meses -

- ¿Y si no nos casamos? - dice Zero

- Pero habíamos quedado en casarnos ¿Acaso no me amas lo suficiente? -

- Te amo, pero un matrimonio no garantiza nada -

- No entiendo -

Zero lo miró con auténtica tristeza y siguió hablando

- Mis padres se divorciaron cuando mi hermano y yo éramos pequeños, tus padres también se divorciaron, mi hermano incluso tú. No quiero pasar por lo mismo -

- Es verdad que ellos se divorciaron y que yo también, pero eso no quiere decir que nosotros vayamos a tener el mismo final -

- Pero -

- Es verdad que yo fracase en mis matrimonio, pero eso fue porque me casé enamorado... -

- Eso quiere decir que no me amas - interrumpe Zero

- Me dejas terminar de hablar - Zero asiente con la cabeza - Decía que me casé enamorado de otra persona. Zero, si no las pude hacer feliz es porque siempre estuve enamorado de ti, no de ellas. Y si mi amor por ti a sido así de duradero, no creo que deje de sentirlo. Te amo y amo a esos dos bebés que llevas contigo -

Zero que se había levantado ese día muy sentimental, se largó a llorar y se aferró al cuello de Kaname. Afuera no llovía, diluviaba, pero al interior de esa cabaña todo era calor y amor.

- Calma, nosotros no vamos a separarnos nunca, ni aunque me eches a patadas de tu lado, nunca me iré, siempre estaré contigo y nuestros bebés, por que son mi familia -

Ese día la lluvia les impidió salir, ya lo harían cuando parará, aunque no fue así, pronto una fuerte tormenta los dejó a oscuras.

Un gritó lleno de pánico por parte de Zero alertó a Kaname que algo no estaba bien. Corrió rápidamente a la habitación donde estaba Zero, no se veía prácticamente nada.

- ¿Dónde estás? -

- Aquí - lloraba Zero lo que desespero al castaño - Duele mucho - a tientas Kaname logró llegar junto a su amado que estaba sentado en el suelo de la habitación

- ¿Que haces aquí en el piso? Y ¿Por qué está todo mojado? -

- Ya vienen los bebés - dice Zero aterrado

- ¡Que! - grita alterado Kaname

Kaname respiro hondo antes de que terminara desmayado.

- Aguanta un poco, voy a acercar el automóvil y nos iremos al hospital -

- No, es imposible salir así -

- Confía en mí - dice Kaname besando su frente

Kaname salió casi corriendo, llegó al auto empapado hasta la médula, afuera no se veía, nada. No llegarían a ninguna parte con esa tormenta, además la oscuridad no lo dejaba ver nada, por más que encendiera las luces altas del automóvil. Volvió con el cabello pegado al rostro, tomó a Zero en sus brazos y lo acostó en la cama.

- No podremos salir de aquí - dice Kaname - Iré por un médico, tú espérame aquí -

- ¡No! - Zero lo tomó de la mano con fuerza - No me dejes solo -

- Pero necesitamos ayuda -

- Yo solo te necesito a ti, no me dejes. Me juraste que no nos dejarías, porque somos tu familia -

Kaname no sabía qué hacer, claro que no lo dejaría solo, pero que podía hacer él ahora, Zero necesitaba ayuda y él no era capaz de dársela, pero los ojos de Zero llenos de temor le impidieron dejarlo.

- ¿Cómo te ayudo? -

- No lo sé. Pon a hervir agua -

- ¿Y para qué? - pregunta Kaname

- No lo sé, pero en las películas lo hacen - responde Zero casi llorando sus bebés ya querían salir

Kaname respiro profundo y ayudo a Zero a sacarse su pantalón, calentó agua y fue por toallas limpias e intento contactarse con Ichiru, pero fue imposible, si la electricidad estaba muerta, las comunicaciones estaban peor.

- Amor, lo vamos a hacer los dos - Dice Kaname mirando a los ojos de Zero - Confío en ti, tú confía en mí, vamos a recibir a estos niños -

- Sí, confío en ti -

Zero a pesar del dolor sonrió necesitaba que Kaname se calmara o todo iba a terminar en tragedia. Kaname se asomó a mirar por entre las piernas del peliplateado, no se veía nada, la oscuridad era inmensa, pero a pesar de todo quería ver a sus niños. Zero se tensó cuando una fuere contracción se hizo presente, era la más intensa que había sentido, un relámpago lo iluminó todo, fue cuando Kaname vio que se asomaba la pequeña cabeza de uno de los bebés.

SEREMOS PADRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora