La Guardiana del Libro [CRISTIANA] #1 {TRILOGÍA} ["El Libro secreto"]

Accidente

ABIGAIL

— ¡Arthur, ve un poco más despacio!

— Lo siento, tengo muchas ganas de ir a la biblioteca.

— ¡Y yo! Nada más sonar el timbre salimos corriendo del instituto.

— No quiero que mi hermano se de cuenta de adonde voy, no quiero causar más problemas a mi madre.

Por un momento vi tristeza reflejada en sus ojos, al saber que lo miraba se secó un par de lágrimas y continuó corriendo.

— ¿No crees que hay mucha gente en la calle hoy?

— Sí, tal vez es un día feriado.

Los dos continuamos corriendo pero la gente se multiplicaba por mucho impidiéndonos pasar. Tuvimos que rodear la calle que daba a la biblioteca para entrar por detrás.

— Abigail, ¿escuchas eso?

— ¡Es una ambulancia!

— No es solo una, algo ha pasado en la biblioteca... ¡Sígueme!

Asentí y nos abrimos paso entre aquella multitud que rodeaban la entrada principal de la biblioteca. A veces recibíamos golpes accidentalmente, había gente de varias edades en aquel gentío. Sentí como chocaba sin querer con un hombre de manera brusca.

— ¡Lo siento mucho!

— ...¿Otra vez tú? —contestó mirándome confundido.

— ¿A... Azai?

No podía dudarlo. Era el mismo, estaba vestido con un uniforme de policía y a pesar de llevar una gorra negra no podía confundir aquellos ojos verde oliva.

— ¿¡Qué estás haciendo aquí?! —preguntó molesto.

— Solo quería ver lo que está pasando.

— Vete de aquí niña, ¡alguien ha sido asesinado! —contestó seriamente.

— ¿¡Asesinado!?

— Abigail ¿dónde estabas? —preguntó Arthur mientras se abría paso entre la gente. Me tiró de la mano y cuando volví la mirada no vi a Akai allí. Seguramente había vuelto a su puesto de trabajo.

— Arthur, ¡alguien ha muerto en la biblioteca!

— ¡¿Muerto?! ¿Quién?

— No lo sé... ¡Veamos todo desde adentro en la biblioteca!

— Está bien.

Nos escabullimos sigilosamente por la entrada secreta pero no pudimos abrir la otra puerta que daba a la sala principal de la biblioteca. Por alguna razón estaba atascada y no podíamos entrar. Nos limitamos a ver por el cristal de esta.

— ¿Qué ves Arthur? —pregunté preocupada.

— Muchos policías. Están inspeccionando al cuerpo de la víctima.

— ¿Y cómo es la víctima?

— No la puedo ver muy bien desde aquí; pero si mi mente no me falla, es una chica. Un poco más alta que tú, su piel es más o menos morena y su pelo...

Arthur parpadeó con horror. Su cuerpo quedó completamente paralizado y lágrimas salieron de golpe por sus mejillas. Rápidamente se apartó y se sentó en una esquina sin creer lo que estaba pasando. Parecía haber visto un monstruo pues su rostro estaba pálido.