Un caso por resolver

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Vi con temor la escena en donde aquellas personas lastimaban a Arthur de manera inhumana. Nunca en mi vida pensé que existieran personas tan crueles, creí que eso solo era posible en las películas pero ese era el momento en el que me daba cuenta que el mundo en donde vivimos no es como me lo imaginaba.

«Ya se han ido todos, la biblioteca está vacía...»

Por un momento observé a mi alrededor para cerciorarme de que no se encontrara nadie más que yo y, a continuación saqué aquel libro que tan intrigada me ponía. Si Arthur tuvo que pagar un precio tan alto yo no desperdiciaría sus esfuerzos, debía aprovechar el tiempo prudentemente.

Tenía bastantes preguntas rondando por mi mente y finalmente podría contestar a todas ellas sin que nadie me lo impidiera.

Abrí el libro con sumo cuidado, al no poder ver las letras con claridad me acerqué al escritorio de la señorita Crook. Allí se encontraba una pequeña lámpara antigua, ya algo oxidada pero igual útil; pensé que podría ser de gran ayuda.

«A ver... ¿Por dónde empiezo?...»

¡Arthur me dijo que todo libro tiene un inicio, creo que lo mejor será empezar por la primera página!

Busqué el nombre del primer libro; según este, era GÉNESIS.

Si mal no recuerdo, la palabra Génesis significa "origen o el principio de una cosa".

Me sumergí profundamente en cada verso que leía. No olvidaba un solo dato, una coma; quería recordarlo todo a la perfección.

ARTHUR

Si algo no podía ver en este mundo era a mi madre enojada. Mis ojos se llenaban de tristeza y temor cuando la veía, no quería darle más problemas de los que ella tenía. Solo quería salir de ahí y encontrar una solución para su ansiedad que no fueran las drogas y pastillas.

Gregor me llevó arrastrando a casa. Llenaba mi corazón de insultos y amenazas, cada segundo que transcurría tenía más ganas de morirme ahí mismo.

Cuando al fin llegamos, Gregor pateó la puerta con fuerza y me tiró al suelo lleno de violencia; alcé mi rostro y pude ver a mi madre sentada en una silla de roble. Su pálido rostro con ojos inyectados en sangre, sus brazos amoratados y delgados que una vez me daban abrazos ahora eran consumidos por químicos y analgésicos día tras día. Su aspecto demacrado y esquelético daba a ver su terrible estado. Cualquier persona diría que tendría 60 años cuando en verdad tenía 36.

¡Arthur! Dime, ¿¡qué son estas horas para llegar a casa?! —dijo abofeteándome la mejilla derecha, de sus ojos llenos de furia salían apenas un par de lágrimas. Empecé a sollozar suavemente conteniendo mis ganas de derrumbarme ahí mismo.

Noté como mi madre tenía ganas de ir y consolarme, pero justo en ese momento le llegó un ataque de ansiedad y fue a buscar su medicina en la cocina. Abría un cajón y otro, estaba desesperada por encontrarlo. Rugía de enfado cuando no encontraba drogas en la casa.

¡Gregor!, ¡por favor dile que pare de tomar esas cosas! —grité suplicándole que lo hiciera, no soportaba verla de esa manera.

¡Ella necesita sus medicinas, imbécil!

¡ES DROGA GREGOR, NO SON MEDICINAS! —dije llorando de dolor. Me despegué de sus manos y me fui corriendo a mi habitación.

No tenía cama ni armario, solo un montón de ropa acumulada en un rincón. Todo lo que antes había tenido tuvo que ser vendido para obtener comida. Recuerdo que hasta una vez lo poco de dinero que me quedaba se lo di a mi padrastro, rogándole que le comprara la medicina a mi madre. Pero grande fue mi sorpresa al ver que se lo había gastado todo en alcohol y drogas para mamá, eso la controlaba y le impedía enfrentarse a él.

La Guardiana del Libro [CRISTIANA] #1 {TRILOGÍA} ["El Libro secreto"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora