EXCLAVA

436 48 1
                                    

Jamás fui una de esas chicas a las que les gusta salir de fiesta. Siempre prefería quedarme en casa sin hacer nada. Eso no significaba que fuera alguien perezosa, mi mente siempre se enfocaba en hacer algo productivo. Pero esta vez no pensaba en nada.

Mi vida había sido la de una chica normal (o eso pensaba yo). Tenía a mis dos padres y a una hermana, no me iba tan mal en el instituto y tampoco era tan abierta. Creo que así vivía todo el mundo ¿No?

Haciendo lo que ellos quisieran, siguiendo sus deseos y siendo guiados por sus emociones. Yo solo repetía mi jornada cada día como siempre, hasta que un día paré y me pregunté a mi misma:

¿Para qué estoy en esta vida?...

¿Cuál era mi propósito aquí?

¿Acaso solo era una persona más en este mundo, que debía dejarse llevar por lo que la sociedad dijera?

Tenía muchas preguntas y lo único que quería era obtener respuesta a ellas.

.........

« ¿Dios? ¿Quién es Dios?»

Quedé petrificada... Nunca entes había oído su nombre.

¿Quién era en realidad? ¿Por qué se llamaba así?...

Tenía bastantes dudas, pero solo podría encontrarles respuesta a todas ellas si me apartaba de aquel edificio. Me asusté por el hecho de estar a punto de suicidarme y me aparté rápidamente. Bajé por las escaleras asustada, no me creía que aún seguía viva, estaba aterrorizada y lo único que quería era irme a casa.

Al llegar a la fiesta cogí mi bolso y me despedí de mis "amigas", aunque ellas no le dieron mucha importancia. Me fui de allí y al llegar a mi casa lo primero que hice fue encerrarme en mi habitación, tirar mi bolso a un lado y lanzarme a la cama a llorar. Lloré amargamente; recordando que si no hubiera sido por aquel accidentado mensaje, hubiera muerto en cuestión de segundos.

Alcé mi mirada y me levanté del piso, me dirigí hacia el espejo más cercano y pude ver claramente cómo estaba. Mi apretado vestido rojo estaba completamente arrugado, en algunas zonas sentía hasta picazón; mi rostro estaba pálido y pude ver el maquillaje amainado por toda mi cara.

Parecía una persona muerta y no quería recordarme así, entonces cogí un pañuelo húmedo y me limpié la cara, recordándome como una...

Perdedora...

No quería seguir pensando en ello, así que saqué mi celular para ver más claramente la notificación sobre aquel hombre llamado "Dios". Mis ojos se abrieron como platos al ver que al encender el teléfono, la notificación había desaparecido.

«Pero... ¡yo lo vi!» «Había un mensaje que me decía... ¡¿Qué me decía?!»

Claramente me frustré después de ello. Intenté recordar qué decía exactamente la notificación.

«Decía... Cristo te ama y... y dió... ¿qué dió?» —me repetía la pregunta angustiada.

«Debo buscar más información sobre esto, pero... mis padres no me lo permitirán. Y si mi hermana se entera de esto...»

No quise pensar en mi hermana Lucía, siempre que lo hacía la ira y el odio subían a mi cabeza haciéndome estallar; pesar de tener tan solo un año más que yo, se las apañaba muy bien para hacerme la vida imposible. 

A diferencia de mí, es una chica bastante abierta y sociable. Su apellido es "Fiestas y más fiestas", ella nunca ha conocido límites.

«No debes pensar en ello Abigail, concéntrate... »

Pensé en preguntar al día siguiente en el colegio sobre aquel hombre, pero claro... si se lo decía a cualquiera, seguramente se reiría de mí y se lo diría a todo el mundo. No tenía a nadie en quién confiar. No podía confiar en nadie.

«Ni siquiera en mí misma»...

Me senté en mi cama intentando ordenar mis pensamientos; empezando por el de que yo era una perdedora, alguien a quien el amor nunca conoció y que se veía cada día a merced de lo que este mundo ofrecía. Me ofrecía placer, orgullo, éxito... no sin antes darle mi vida hasta la muerte. Sentí como si unas esposas encadenaran mi alma a él, sin oportunidad de mirar a otro lado.

Estaba claro.

Era su esclava.

La Guardiana del Libro [CRISTIANA] #1 {TRILOGÍA} ["El Libro secreto"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora