El comienzo del Fin [I/2]

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NARRADORA

Arthur consiguió entrar en sí después de un largo tiempo inconsciente. Poco a poco su cuerpo recobraba el total sentido en cada una de sus extremidades. Sus párpados estaban tiesos y notaba su boca seca como si no hubiera bebido en semanas.

Mientras en su mente recordaba los últimos acontecimientos de lo que había ocurrido, una mueca de espanto inundó su rostro. Se levantó de un solo tirón.

Gimió de dolor al sentir su reciente herida en el hombro izquierdo. Volvió a verlo, se sorprendió al ver que esta se encontraba envuelta en un vendaje que superaba un poco más de su hombro.

Observó también que su ropa no era la misma, tenía unos pantalones grises largos y una camisa negra holgada. Sin embargo, eso no le hacía sentir muy cómodo.

¿En dónde estoy? —se preguntó mirando a su alrededor.

Se dio cuenta de que estaba en la casa de otra persona y aparte, de que había estado tumbado en una cama. Esta parecía tener lo que a cualquier hogar no le podría faltar.

ARTHUR

«Ahora que lo recuerdo...»

¡Abigail! ¡Se me olvidó por completo!

Mi mente ya empezaba a formular miles de escenarios probables, cualquier cosa podría haberle sucedido. Los mayores de ellos eran los de que podría haber sido atrapada, o algo mucho peor. Agradecí a Dios por haberme salvado de un final tan trágico.

Por lo visto ya te has despertado.

Volví a ver sorprendido hacia la voz que se dirigía a mí. A mi izquierda, una mujer me miraba con ojos fríos y serios. Por un momento hasta creí que era mi madre regañándome, no sabía si tenía que responder o quedarme callado.

Buenos días. —respondí secamente.

¿Te sigue doliendo el hombro, muchacho?

Negué con la cabeza, estaba un poco asustado por su reacción. No tenía ni idea de lo que era capaz de hacerme o decirme.

No mientas, se te ve que aun te sigue doliendo. —respondió molesta mientras se dirigía a otra sala.

La mujer vino con una bolsa pequeña de basura; me la dio y al yo abrir esta, encontré mi ropa completa y un par de vendajes.

Eso es tuyo; anda, cógelo y lárgate. Olvida lo que ha pasado y vuelve a tu casa, tu herida se recuperará poco a poco.

Pero...

¿Qué más quieres? —preguntó molesta.

La observé por un momento a más detalle. A pesar de tener una contextura bastante delgada y unos ojos pequeños y frívolos, me parecía alguien atractiva. Poseía cabello castaño corto y ondulado que apenas le llegaba a los hombros y era dos palmos más alta que yo.

Hay algo que me falta.

¿Enserio? ¿Qué cosa es? —preguntó sorprendida.

Mi bufanda. —dije con toda naturalidad.

La mujer me vio desconfiadamente; se fue a uno de los cajones del armario esquinero y de ahí sacó mi bufanda blanca, manchada aún de mi sangre ya seca.

¿Acaso te refieres a esta?

Sí. —asentí convencido.

¿Cómo puedo saber si me estás diciendo la verdad? Tú fácilmente podrías habérsela robado a otra persona. —respondió sin desviar la mirada de sus ojos de los míos.

La Guardiana del Libro [CRISTIANA] #1 {TRILOGÍA} ["El Libro secreto"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora