Duodécimo

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El viento me mueve. Hago ruido al correr.

El viajero se mueve. También. Me ve caminar delante de él.

Me sonríe como si hubiese visto algo hermoso.

Dudo que fuera yo el motivo de su asombro.

Me lleva un segundo notar que él corre detrás.

A zancadas me alcanza, sus manos me tocan.

Y grito como si me hubieran rastrillado el alma.

El viajero gana. Y yo pierdo todo lo que me queda.

Me corta.

Me reparte.

Me amontona.

Me pone contra el suelo.

Y me prende en millones de colores.

Excepto rojo, naranja y amarillo.

Estoy caliente y soy fuerte.

Destruyo el polvo pálido a mis pies.

Demuelo mi propio caparazón.

El viento del ártico se lleva lo mejor de mí.

Me desaparece en un solo soplón.

El resto queda en el suelo.

Negro e imperfecto.

Un suvenir hermoso.

Mírame, ahora también soy un recuerdo…

PerenneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora