Décimo tercero

408 96 1
                                        

Mi corazón se levanta pero se siente extraño.

Ahora está tan ligero que da miedo.

Aún dormito en mi propio sueño.

Como si me hubiera gustado tenerlo.

Escucho a alguien preguntar qué me pasa.

Mis lágrimas alimentan el vacío que me hace callar.

Sangro y lloro. Pero no grito frente al final.

Creo que aún tengo un poco de vida para dar.

Y me pregunto...

Si hay algo en mí que pueda ahora importar.

Y me pregunto, de nuevo...

Si voy a terminar como ese amigo mío que nunca regresó a nuestro hogar.

Y me respondo...

Que no hay otra opción.

Y entiendo...

Que ahora estoy sola.

Esta es la perdición.

El final del camino.

El Ártico me ha envenenado.

Pero fue el fuego lo que me consumió.

PerenneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora