La apuesta

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NARRADO POR (tn)______

¿Que demonios? maldita Leonora, maldita alarma, maldito el universo que estaba poniendo todo en mi contra para no terminar lo que quería con él. Malditos impulsos, parecía que ese ardor que no se va hasta que haya cumplido lo que quiero no solo lo tenía yo, él tambien,

Al parecer Leonora salió temprano de donde estaba y eso fue lo que interrumpio mi estadía con Rubius, ya habría tiempo, pero mi maldita ansiedad reprimida no me permitia pensar en otra cosa que en volverlo a ver, ya, ahora.

No podía, simplemente no podía concebir la idea de que el tipo se fuera asi como asi, ya sabía que hacer la siguiente mañana.

Al siguiente día desperté a las 10 de la mañana, me bañé y me vestí con algo que sabía que le sería provocador, una blusa de tirantes que dejaba ver algo de escote, un pantalon corto (en algunos lugares concoido como short) y botas. afortunadamente el clima era favorable como para lucir de esa manera.

Subí al piso de Rubius, al llegar ahí comencé a llamar a su puerta, pude verlo perfectamente con su sudadera a cuadros de colores, se mordió el labio al verme. y me recorrió con la mirada de los pies a la cabeza.

-Buen día Ru...

Me tomó agresivamente de una mano y me hizo pasar, cerró la puerta de un azotón y me pegó contra la pared, mientras acercó su cara demasiado hacia mi.

-¿Has venido a completar lo que tenemos pendiente tan temprano, muyaya?- se rió despues de cir eso, le dí un puñetazo amistoso en el hombro, pero él solo se rió y me abrazó de la cintura mientras me besaba salvajemente.

-No te sientas con tanta suerte- respondí intentando zafarme de sus labios.

-!Que no me provoques! ¡coño!

-Ahora resulta que tu eres el provocado, ¿no?

-Y si no es así, ¿por que has venido hasta aquí con semejante pinta?

Touché, había venido con mis planes perversos y ahora estaba siendo coronada como la reina de la obviedad.

-Y si asi fuera, ¿qué más da?, tu eres el que se la pasa conteniendose, no yo.

-¿Conteniendome? ¿terminar en tu habitación te parece que significa que me contengo?

-¿Que quieres que diga entonces?.

Me miró intensamente a los ojos y en un susurro casi inaudible, dijo: -Di que me deseas.

No dije nada, sabía que era lo que él quería y no pensaba darle ese placer, no por orgullo, simplemente sabía que eso era lo que buscaba y quería fastidiarlo un poco, no iba a darle ese placer tan facilmente.

Me cruzé de brazos  queriendo separarme de el, lo cual era imposible pues me tenía contra la pared, asi que, resignandome, le hablé directo.

-No, no lo diré, ni aunque fuera cierto.

-Vaya, y soy yo el que se contiene- respondió burlandose.

-Di lo que quieras, te apuesto a que yo puedo ser mucho más pervertida que tu y contenerme por mucho más tiempo del que tu podrías soportar.

Su mirada se puso sería y me acorraló con ambas manos contra la pared, cada una a un lado de mi rostro.

-¿Enserio? hace apenas unos días que nos conocemos y te la pasas seduciendome inconscientemente desde el primer día que hablamos, y me estaba conteniendo perfectamente hasta que apareciste en ropa interior

-¡Estabas a un puto paso de mi habitación!

-No apuestes, igual saldrás perdiendo.

-Tienes miedo de perder.

Quitó sus manos de la pared para cruzarse de brazos y me miró divertido, haciendo una mueca de burla.

-¿Que vamos a apostar, entonces?

-¿Que tienes tú en mente?

-Bien, ahora que lo dices, si estamos peleando por ver quien aguanta más tiempo reprimiendose, tengo un plan. El primero en caer en el juego sucio del otro, tendrá que ser su esclavo por... ah... ¿que tiempo te parece justo?

-Un mes, quizas.

-Vale, el primero en caer en el juego del otro será su esclavo por un mes, pero no de esos que hacen deberes y demás gilipolleces, no, si quiere hacerlo en el momento que le plazca, lo harán en ese momento, si quiere usar esposas el otro de dejará... si dice que no quiere oirte gemir, el otro se calla...

Esa ultima frase la dijo acercandose a mi oreja para morderla suavemente mientras me tomaba de la cintura con ambas manos bajo mi blusa.

-¿Aceptas?

-Claro que acepto, la de la idea fui yo.

Me besó lentamente y al separarse mordió ligeramente mi labio inferior.

-Te has condenado- dijo riendose

-No lo creo.

Se acerco a mi cuello y comenzo a besarlo desde la clavícula hasta mi oído, y al llegar a ese ultimo punto me dijo: -Comenzamos desde ahora.

-Bien, tengo que irme, y ahora la que te advierte, soy yo- respondí firme

Salí drásticamente de ahí en dirección a mi piso, algo dentro de mi me decía que la apuesta la ganaría él, pero tenía que resistir, yo quería dominar, quería ser yo la de la última palabra.

Estupido Rubén, besa malditamente bien.

Fuego Cautivo (Rubius y tú)(Hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora