Novio de Alquiler

Once

(1/?)

Taehyung se había dado cuenta de que Jeon Jungkook le gustaba demasiado.

Y eso era un severo, grave problema que debía resolver si no quería salir herido.

Porque esa relación era falsa, no iría a ningún lado, y si llegaba a querer a Jungkook, terminaría con el corazón roto y sin nadie que pudiera sostenerlo.

Pero había momentos donde a Taehyung no le importaba eso. Había momentos donde Taehyung estaba dispuesto a terminar con el corazón roto si eso significaba aprovechar cada segundo que le quedaba con Jimin.

Como cuando Jungkook le sonrió por primera vez, sus ojos desapareciendo mientras sus labios se estiraban en una amplia sonrisa luego de que Taehyung hubiera hecho un comentario estúpido que ya no recordaba bien, porque la sonrisa de Jungkook era tan brillante que cualquiera se enamoraría al verlo.

O también cuando estaban saliendo de la Facultad de Arte Plásticas, y alguien pasó a empujarlo, entonces Jungkook lo tomó de la cintura y de la mano para impedir un golpe. La forma en la que lo sostuvo, el hecho de que luego no soltara su mano y corroborara si estaba bien, hizo que algo se sintiera bien en su interior.

O cuando Jungkook lo besó por primera vez.

Los labios de Jungkook eran suaves. Eran cálidos. Eran amables.

Jungkook había obtenido su primer beso, y Taehyung estaba feliz de que su primer beso fuera de Jungkook, aunque toda esa situación hubiera sido una farsa. Taehyung estaba contento de darle todo a Jungkook si se lo pedía, aunque pareciera querer mantener las distancias.

Si Jungkook quería darle más besos, Taehyung le daría más besos.

Si Jungkook quería un pastelito de Taehyung, Taehyung le cocinaría todos los pastelitos del mundo.

Si Jungkook quería llevarlo a la cama, Taehyung iría bien dispuesto.

Bueno, quizás protestaría un poco. Sólo un poquito.

Estaba perdida, locamente enamorado de Jungkook, y eso dolía. Dolía cuando Jungkook lo miraba a los ojos, cuando Jungkook le murmuraba algo al oído, cuando Jungkook le tomaba la mano, cuando Jungkook lo abrazaba por la cintura frente a todos.

A veces rezaba que todo eso no fuera una mentira.

—Taehyung, ¿cómo está tu hermana? —preguntó esa mañana la mamá de Jungkook mientras su hijo iba a buscar su mochila.

Sonrió de lado, jugueteando con la cajita donde llevaba sus pastelitos.

Iba a contestar cuando Jungkook habló:

—¿Tienes una hermana?

Estaba de pie bajo el marco de la puerta con el ceño fruncido, cabello teñido de castaño cayendo sobre sus ojos.

A Taehyung le encantaba castaño. Estaba seguro de que si su cabello estaba teñido hasta de color verde moco se vería lindo.

Tal vez no tanto, pero a Taehyung le encantaría igual.

Se encogió de hombros, quitándole importancia.

—Vamos, osito —extendió su mano, tomándosela, y se despidieron de la mamá de Jungkook.

Pero Jungkook seguía curioso.

—Nunca me has hablado de ella —protestó infantilmente.

Y Taehyung hizo lo necesario para herirlo, para alejarlo.

—No es necesario que lo hagas. No le voy a presentar a un novio falso —respondió como si nada.

Sin embargo, Taehyung vio la rápida mirada herida de Jungkook, y quiso tomarlo en brazos, llenarle el rostro de besos, decirle que lo quería, que quería estar a su lado para siempre.

Por supuesto que no lo hizo. Sólo siguió caminando mientras sentía que algo se rompía en su interior.