6. Sal de mi cabeza

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Miraba fijamente el techo de mi cuarto, habían pasado una semana desde el cumpleaños de Joseph. Tantas cosas en mi vida que aún no procesaba en lo absoluto. El decorado de madera en el techo de la habitación me invitaba a navegar por los mares de mis pensamientos en busca de una respuesta. Joseph Collins es mi acertijo, mi incógnita, un dilema en la encrucijada del amor. ¿Porque tuvo que aparecer en mi vida? ¿Porque demonios aparece y desaparece a su antojo? ¿Que clase de condena estoy pagando yo en esos hermosos ojos marrones? ¿Porque no dejaba de aparecer en mi mente? ¿Acaso no tiene un mejor lugar en donde estar más que en mi cabeza?, Quiero entender un poco más esto. Quizás sea Karma, Quizás mala suerte o una simple una broma del destino.

Por alguna extraña razón la puerta de mi departamento era tocada violentamente, gire sobre el colchón para ver el reloj a mi lado. Cinco en punto, ¿Cuanto tiempo tengo viendo al techo. Lo toques volvieron a escucharse, ¿Quien podría ser a esta hora? Me levanté de la cama buscando mis pantuflas de conejo, me las coloque y salí de la habitación. Me acerqué a la puerta y la abrí. Michelle y Madison aparecieron ante mi ojos con batas de dormir y pijamas, ¿Pero que Cara...

—¡Kylie!—Chillaron amabas entrando al departamento.

—¿Que les pasa chicas? Son las cinco la mañana, ¿Acaso no tiene nada que hacer hoy?—Pregunté con las manos sombre mi cara.

—En realidad no.—Contestó Michelle acomodándose la bata.

—A que no sabes lo que me paso.—Hablo entusiasmada Madison. La verdad estaba más dormida que despierta. Quería dormir y poder soñar el hermoso rostro de mi amado.

—¿Que paso?—Bostecé restando interés al asunto. Literalmente me iba a que quede dormida aquí parada.

—¡Jordan y yo somos novios!—Chilló la chica emocionada. Mis ojos se abrieron como platos. Ambas tomaron mis manos y saltamos las tres en círculo. La Solterona de Madison estaba en una relación. Por un momento sentí que de verdad me había dormido y que esto era un sueño.

Ver a mi amiga tan feliz me llenaba de su misma energía, la luz que irradiaba su sonrisa era indescriptible, era como ver al mismo sol de frente.

—¿Solo a eso vinieron?—Hablé cuando terminaron de saltar.

—Sipi.—Contestó Michelle. Me les mire asombradas y volví a bostezar.

—Deberías de dormir amiga, te vez fatal.—Comentó Madison. ¿De verdad me veía tan mal? 

—Sí, tengo muchas noches sin dormir.—Dije dirigiéndome la habitación.

Fui a mi cuarto y trate de dormir mientras Madison y Michelle se quedaban en la sala, al poner la cabeza en la almohada caí en nocaut. A decir verdad su hermosa sonrisa es mi último pensamiento antes de dormir. Pensar en que un día no muy lejano pondremos estar juntos los dos viviendo felices para siempre me ayuda a dormir y soñar con lo mismo, pero ni que duerma más de mil años dejaré de ternera sueño, especialmente el sueño de despertar a su lado.

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Casi a las doce del día, me levanté de la cama y fui a la sala, las chicas estaban dormidas en los sofás. l

Las desperté y desayunos frutas, esperamos nuestro turno del baño para bañarnos. 

Era un día común y corrientes, estábamos en la sala. Ellas miraban televisión y yo arreglaba los muebles. Limpie uno de los muebles y cayó una pequeña foto. La levanté y la miré. Joseph, Joseph, Joseph...¿Acaso me va perseguir todo el Maldito día? 

Me senté en el sofá a verla más de cerca, las chicas me miraron extrañada mientras me perdía en la foto. ¿Que hace esta foto en mi departamento?, Creí haberla perdido o algo similar.

—Kylie, Necesitas un descanso.—Habló Michelle poniendo su mano en hombro.

—Sí, Kylie. Estás muy mal amiga.—Agrego Madison haciendo lo mismo que Michelle.

—¿Que sugieren?—Pregunté viendo a ambas. Ellas se miraron entre sí y luego se giraron a verme. 

—Lo más recomendable que lo olvides...—Dijo Michelle sutilmente apartando la foto de mi vista.

—Pero sabemos que no lo vas a hacer...así que...¡Vamos a un Spa!—Agregó Madison.

La verdad el hecho de que las fuéramos a un Spa ni sonaba tan mal, me tenía que relajar. Buscar un centro de paz que no me llevará a la locura. Llegamos y esa armonía, esa paz, esa tranquilidad nos invadió por completo. La verdad se sintió de maravilla todo los procedimientos realizados sobre mí. Ya era algo tarde así que nos fuimos a almorzar a un restaurante cerca de aquí, nos sentamos en mesa y empezamos a comer.

—¿Ya te sientes bien?—Pregunto Madison antes de darle una mordida a su carne.

—Nunca me había sentido así de relajada, tan llena de paz, tan...—A lo lejos divisé una sombra muy reconocida, afine más mi vista y...No, no era él. Maldita sea ¡Sal de mi cabeza! 

—¿Tan qué?—Preguntó Michelle sobre mí actitud.

—Tan bien. Nunca me he sentido tan bien.—Dije ignorando la situación pasada.

Entrábamos terminado de comer para irnos, en ese lapso de tiempo uno de los meseros se acercó a nuestra mesa y me entrego una copa de vino con una tarjeta. 

—Yo no pedí vino.—Dije extrañada.

—El señor de la barra lo manda para usted. Aquí está su tarjeta.—Contestó el mesero. 

Con algo de nerviosismo y confusión me giré para ver quién me había llevado ese detalle. Literalmente me había quedado pálida. Ross Morgan, Presidente de la asociación administrativa de la Universidad, Deportista, buen estudiante y un chico sumamente atractivo, a como pude extendí mi mano para saludar, ni siquiera era un saludo completo, simplemente levante mi Palma y ya. Las chicas me miraron extrañadas.

—¿Que pasa Kylie?—Preguntó Michelle preocupada por mi actitud.

—Ross Morgan, me mandó una copa de vino y me dio su número de teléfono.—Dije aún en shock. Ambas escupieron el agua que estaba en sus bocas. Pagamos la cuenta y salimos del local.

—Espera, espera, ¡Espera!—Dijo alarmada Madison mientras caminabamos hacia en auto de Michelle.—¿Ross Morga? ¿Cabello castaño casi rubio de ojos claros? ¡¿El pan hecho persona?! 

—¡Sí!—Conteste entusiasmada. Las tres empezamos a brincar como niñas pequeñas en medio de la calle. Ante la mirada juzgadora de la Gente nos metimos al carro.

—¡Esto es increíble!—Habló Michelle.—¿Cuando lo piensas llamar?, Créeme te has conseguido el cielo.—Dijo emocionada.

—Si en realidad...No estoy segura de quererlo...pues llamar...—Comente lentamente, las dos se iban a poner como locas, y en efecto. 

—¡¿COMO?!—Grito Michelle parando el coche.

—Kylie Margaret Grayson—Madison llamo mi atención. En realidad no me llamaba Margaret pero cada vez que le regañaban usaban ese nombre.—, ¿No estarás pensando en rechazar a Ross "Divino" Morgan, por el Imbécil de Joseph? 

—¿¡Como Demonios puedes rechazar a alguien que lleva la "R" de Rico y la "M" de millonario en todo su Maldito historial familiar!?—Pregunto Michelle exasperada. El regaño siguió y siguió hasta llegar a mi casa. Me baje del auto y me despedí de ambas.

—¡Adiós, Cabeza de Chorlito!—Soltaron ambas antes de irse.

Me fui a mi habitación y puse algo de música, miraba fijamente el techo de mi cuarto, habían pasado una semana desde el cumpleaños de Joseph. Tantas cosas en mi vida que aún no procesaba en lo absoluto. El decorado de madera en el techo de la habitación me invitaba a navegar por los mares de mis pensamientos en busca de una respuesta. Joseph Collins, Vas a dejar de ser mi problema.

Aún te quiero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora