Dos

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Hoseok se levantó como todas las mañanas, se duchó y una vez se terminó de arreglar, bajó con sus padres a tomar el desayuno.

—Buenos días. —Dijo con desgana mientras arrastraba los pies al comedor.

—¿No crees que tu humor está muy decaído para ser apenas martes?

El chico abrió la boca para responder pero se limitó a suspirar y tomar su jugo de naranja. No tuvo una buena noche puesto que pensaba acerca del chico que era su alma destinada, siendo honestos, no iba a negar que le parecía alguien bonito y adorable, pero en realidad, el hecho de que él fuera su persona destinada, era algo que Hoseok nunca hubiera imaginado.

Conocía a Jimin no solo porque Taehyung y Jungkook le hablasen de él, incluso podría decir que ya lo conocía de vista, pues lo veía de lejos entrando o saliendo de la cafetería, de la biblioteca, en los cambios de salón, o en la entrada de la escuela, pero nunca recuerda haber visto que su hilo rojo brillase, quizá nunca se dio cuenta, porque se distraía viendo como su linda cabecita rosada iba de un lado a otro, o veía como sus suéteres holgados hacían que se viera tierno y como un ser indefenso, o aquella vez que lo vio sonreír mientras leía uno de sus libros, o quizá...

—Ay por Dios... creo que soy gay.

Ambos padres junto con su hermana que recién iba bajando de las escaleras para acompañarlos a desayunar detuvieron sus acciones, su madre, que estaba terminando de servir el jugo de la chica, y su padre, que bebía de su taza de café. Hoseok se coloró de la cara cuando se dio cuenta de que lo dijo y no lo pensó.

—¿Apenas te diste cuenta?

—¡Jiwoo! —Regañó su madre.

—¿Qué? Es la verdad, creí que no nos lo quería decir, más nunca que no se diera cuenta hasta sus 18 años.

—¿Cómo qué apenas me di cuenta? ¿Acaso ustedes siempre han pensado que era gay? —Ambos padres se miraron entre sí —¿¡Lo pensaban!?

—No desde siempre, pero...

—Yo pensaba que eras bisexual —dijo la mujer —pero con ligera preferencia a los chicos.

—¿Desde cuándo asumieron que, según ustedes, soy gay bisexual o lo que sea?

—Doce. —Dijo su madre.

—Quince. —Afirmó su padre.

—Cinco. —Dijo finalmente su hermana.

—¿Qué? ¿Por qué nunca me dijeron?

—¿Cómo vamos a decirte nosotros acerca de tu sexualidad? Hijo, por Dios, no digas tonterías. —Comentó su padre antes de continuar tomando su café.

—Pero ¿Por qué dieron edades distintas?

—Bueno, una cosa es que hayas preguntado cuando lo asumimos y otra desde cuando lo confirmamos.

—¡Mamá!

-Mejor apurate, —habló Jiwoo —debes ir a la escuela, te llevaré, así que corre, me voy en quince.

Hoseok suspiró con estrés y continuó con su pequeño desayuno para partir a clases.

. . .

En el camino a su escuela su hermana mayor lo miraba de reojo, desde que partieron cosa que comenzó a frustrar al chico:

—Ya dime lo que me vayas a decir, me estresa que me mires así.

Rodando los ojos la mayor habló: —En realidad, quería preguntarte... ¿Quién es?

—¿Qué?

—Vamos Hoseok, sabes de qué hablo, ¿quién es?

—No tengo idea de qué rayos estás hablando

El hilo rojo del destino [HopeMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora