El tiempo había pasado desde ese interesante encuentro... Hanamaru había cumplido su promesa y confirmó que el desarrollo del ser humano era como un reloj... sin importar cuanto tiempo pase siempre volverá a su origen para empezar el mismo ciclo... una tras otra tras otra vez... en perfecta armonía con su ambiente.
¿Cuantas veces escuchó aquella obra musical llamada vida hasta el final? ¿3? ¿10? ¿100 veces? Había perdido por completo la noción sobre eso... por un lado podía escuchar su risa cuando los humanos aún la trataban como deidad a causa de su apariencia y por hablar en un antiguo idoma que de a poco olvidaba más y más... pero claro... eso escuchaba pero no sentía ninguna gracia... más de una vez intentó buscarla cuando al fin reaccionó tras la primera vez que ocurrió cierto encuentro... tal como aún lo hacía... pero nunca la encontraba.
-¡Diosa Hana espere por favor!-
Hanamaru se detuvo al escuchar aquella voz, no tuvo que esperar mucho para que al frente suyo hubiera una joven pelimorada llamándole la atención... resultaba divertido que en lo que llamaría una época de alto desarrollo cultural aún creyeran tan fuerte en las deidades... pero no se quejaba.
-¿Cuántas veces debo decirle que no puede andar desnuda por el templo? ¡Aunque sea de noche no debe!-
-Lo sé, ¡y no estoy desnuda! Llevo puesta una de esas... ¿cómo llamaban a estas cosas? ¿Manto? ¿Chaqueta? En fin... ¡llevo algo puesto Sarah!-
-Eso no cuenta... ¡Y mi nombre no es Sarah! ¡Es Ayako!-
-¿Qué me saque este manto?- respondió mientras sonreía-
-¡Dije Ayako, no manto diosa pervertida!- gritó tapando su cara- ¡no sé por qué sigo cuidando este templo en vez de irme a otra ciudad!-
-¡Porque me amas Sarah!-
-¡Que no me llamo Sarah! Maldita peliblanca holgazana...- respondió alejándose- ¡al menos deberías brindar algún milagro extraño cada tanto tiempo!-
Lo sabía... sabía que no era Sarah... sin importar cuantas veces viera la historia renacer, su esfuerzo en encontrar todas las reencarnaciones ¡por que existían! De todo lo que alguna vez pudo haber pensado y creado... ¡la reencarnación jamás imaginó que era posible! Pero aquí estaba... tratando de salvar lo poco de humanidad que aún tenía.
Sin importar cuantas veces acompañara a las reencarnaciones de la joven hasta el fin de sus días... en ningún momento sus emociones volvían... ellas no eran Sarah... se parecían en lo físico pero siempre encontraba detalles que las diferenciaban... hasta en personalidad muchas variaban... pero aún recordaba algunas que se parecían un poco.... al menos.
-Sabe... existen otros lugares para "dormir" que no sean las escaleras-
-Como digas Ayako...-
-Me llamo Miyuki... y aquí está su comida "diosa" Kuni...-
-Muchas gracios pistacho Muyuki-
-Como diga... solo asegúrese de comer esta vez-
Ayako era casi la réplica perfecta del carácter de Sarah mientras que Miyuki tenía casi el mismo físico... pero claro lo que una reencarnación tenía la otra no... habían otras como Liz, Ayasa o Kanae que eran entre un 30 a 40% Sarah y 60 a 70% lo que sea.
Pero estaba cansada de eso... sabía que su alma no sanaría así.... verlas solo provocaba en cierta forma aumentar más su dolor y confirmaban algo que odiaba... se había equivocado.... se demoró más de 50 ciclos completos para aceptar la idea de que tal vez cometió un error... y otros tantos en asumir que así fue... mas... ¿qué podía hacer? ¿Seguir molestado a un millar de reencarnaciones, sentir como sus lágrimas caían mientras aumentaba el dolor al recordar la muerte de Sarah cuando una de ellas moría?
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Inmortal
FanfictionHanamaru era una joven cualquiera al igual que el resto, con metas simples y una vida tranquila.... o eso era lo que se pensaba. Después de 8 años, la desaparecida Kunikida Hanamaru regresa a Japón para la boda de Kanan y Mari, sin embargo cuando l...