El segundo novio de Namjoon y quizás el más problemático.Su padre jamás lo aceptó.
Su madre por su lado sentía ternura hacia Yoon, un huérfano que salía adelante solo. Lleno de tatuajes, con antecedentes penales.Pero ese era el chico que cuidaba a su hijo, y con eso la señora Kim estaba bien.
Bien, comencemos con el diario.
Yoongi era apuesto. Era blanco, me gustaba molestarlo. Yo tenía 22 y el 23, lo conocí en un bar llorando por Seokjin. Con quién por cierto, seguía en contacto.
Duramos un año juntos. Sí, no es mucho. Pero en ese tiempo les juro que lo amé como era debido.
Yoongi genera en mi la sensación de protección. Lo quiero tener entre mis brazos y acariciarlo, decirle que puede llorar. Que ahora tiene a mi mamá y que no lo voy a abandonar.
Que bueno que Jin me consolaba. Ahora sé consolar.
Con Yoongi aprendió varias cosas, también. Nam siempre le ve lo lindo a las cosas.
Luchar por lo que amas. (Aunque Jin también aplicó a esto.)
Pelear por quienes amas.
No juzgar por la apariencia.
Amar a quienes te aman.
Consolar.El padre de Nam terminó queriendo a Yoongi, solo un poquito, un poquiiiito. Después de todo, Yoon era quién lo defendía cuando de vuelta a casa algún borracho le lanzaba coquetas frases a sus muslos.
Con Yoongi aprendió cosas nuevas en el sexo. Su novio tenía algunas malas básicas como detestar que Nam apague la luz. Le gusta la sumisión, ser dominante y vaya que lo lograba, no solo en la cama.
Aún así Yoon siempre lo respetó. Es un buen chico. Solo necesita cariño.
Rompieron porque Yoongi no dejó las malas mañas. El siguió en el alcohol y las drogas por más que Nam buscó soluciones.
"Yoongi, desde donde sea que estés, cuídate por favor. No te saltes las comidas, te quiero."