Me escondí entre los cojines del sofá y chillé, o intente chillar. No me salía la voz. Volví a intentarlo otra vez, y al no poder, lloré todavía más.
Los gritos de mi madre seguían en mi cabeza, junto a ellas. Pronto tendré también las críticas de mis abuelos en mi cabeza. No hay sitio para nada más, nada bueno puede entrar.
Mis ojos están clavados y mi mente cerrada. Quiero verme como ella me ve, pero es que, no puedo. No.
En estos momentos pienso '¿Me suicido o me matáis?'.
Por favor, matadme.