Chapter IX

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—No me jodas —me llevé las manos a la cara, casi mortificada, estaba siendo un poco dramática pero luego de lo que le hice, pensaba no verlo hasta dentro de mucho, muchísimo tiempo después; y ahora iba a entrar a su bar.

—No entiendo tu drama —Cameron se encogió en hombros como si no fuera nada.

—Ojalá no tenga que entrar.

—Ay, ¿Y tú qué crees? —dijo con sarcasmo—. Tu novio el criminal dijo "te veo en la caverna de Narciso".

—Talvez precisamente no se refería a entrar. —puse los ojos en blanco—Además él no es mi novio.

—Eres estúpida. —murmuró rodando los ojos.

—Mejor busquemos una solución para que no me reconozca ninguno de los dos.

—Hmm —murmuró con tono pensativo —. Hazte una coleta alta, en mi bolso hay un poco de maquillaje, úsalo.

Le miré pensando en que talvez se calló de cabeza de chiquita.

—Ya te dije que no sé usar maquillaje —me interrumpió la queja.

—Por eso estoy yo aquí, mensa.

Luego de que descubriera que no soy tan ignorante con respecto al maquillaje, me quité mi chaqueta y metí mi teléfono en mi pantalón, y aparcamos el Jeep muy lejos del Audi para que no lo viera Rake.
Cuando llegamos Rake estaba sobre el Audi, seguramente esperando a la persona que le llamó en el muelle. Nos ocultamos en el Jeep, desde nuestra perspectiva veíamos todo, pero la luz de la farola no llegaba hasta nosotros por lo que no nos podían ver.

—¿Traes tu piercing? —me preguntó, ya llevábamos 10 minutos viendo que Rake no se movía, sólo se quedó recargado revisando su teléfono.

—Sí.

—Póntelo.

—¿Eh?

—No te van a reconocer, sólo yo sé que tienes una perforación en el labio, así no sabrán que eres tú.

—Oh, claro, porque un piercing cambia radicalmente mi rostro —le contesté con sarcasmo.

—Sólo úsalo, y ya —rodó los ojos y le tomé la palabra.

—¿Porque tenías maquillaje en tu auto? —hablabamos bajito, como si Rake nos fuera a escuchar.

—Resulta que a veces se me hace tarde para la escuela y en el camino me maquillo.

—Oh, seguro te gusta impresionar a los maestros, ¿O qué?

—Vete a la mierda, simplemente me gusta verme bien. —nos quedamos en silencio, y como si Rake apenas se hubiera dado cuenta que lo seguíamos, volteó su cara de repente hacia donde estábamos, asustadas nos agachamos.

—¿Crees que nos vió? —le pregunté en un susurro. Ella soltó una risita nerviosa.

—Por nuestro bien, espero que no —respondió también en un susurro.

—Estamos a oscuras, no lo sé... Pero siento que hasta incluso miró dentro de mi alma —Cameron volvió a soltar otra risa.

—¿Y si puede ver en la oscuridad? Tipo Edward Cullen.

—Eres idiota —dije al tiempo que echaba un vistazo hacia el Audi, pero Rake ya no estaba en él. —Ya no está.

—¿Cómo que ya no está?

—Pues no creo que sea invisible —rodé los ojos.

—Quizá... —casi me dí una palmada en la frente.

C R O WDonde viven las historias. Descúbrelo ahora