Chapter XII

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—¿Cuánto hace que no duermes?—estiró su mano y tocó suavemente con la yema de su dedo una de mis ojeras, quité el rostro y me aparté un poco de ella.

—No lo sé, ya perdí la cuenta. —le respondí con un bostezo.

—Sí, se te nota— resoplé y seguí caminando ignorando su comentario.

El lunes por la mañana Cameron me fué a recoger a casa para venir a la escuela, me sentía hiper activa y desvelada, no sabía si eso podía ser posible.

Bloqueó el auto y nos encaminamos a la escuela, todos estaban hechos una euforia por el baile de Halloween; nunca me gustó asistir. No me agrada la idea de estar en un lugar medianamente encerrado rodeada de personas bañadas en feromonas, alcohol, perfume y sudor, a veces de otras cosas peores.

—¡Chicas! —Luke nos interceptó en el pasillo de los casilleros.

—Hola Luke —le saludé él me respondió con una amable sonrisa, al parecer ya se sentía mejor.

—Qué honda, Anaconda —me voltee a ver a Cameron con una ceja alzada.

—Eso sonó asqueroso —ella se rió.

—Bueno, le queda, recuerda que lo vimos desnudo —arrugué la nariz como protesta.

—Iugh, trato de no hacerlo.

—Bellas vampiras, ¿Alguna de ustedes le gustaría asistir conmigo al baile? —cuando estuvo frente a nosotras sus ojos de corderito inocente intentaron derretir mi muy congelado corazón.

—Hmm, no sé —Cameron hizo como si se lo pensara.

—¡Por favor! —rogó Luke.

—¿Qué gano a cambio? —tenía el ligero presentimiento de que Cameron diría algo como eso. Es muy astuta y arrogante como para salir con cualquier ser humano que no sea Carl, aunque ahora incluso él entra en la compleja capacidad de la chica para destruir invitaciones. 

—¿Cómo que qué ganas? —Luke la miró raro, sin entender.

—Sí, o sea —me metí en la conversación —, un incentivo o al menos una especie de recompensa por la que valdría la pena salir contigo.

Luke hizo una mueca y se rascó la nuca.

—¿Salir conmigo no es suficiente? —intentó.

—Salir contigo supone que los demás crean que tienen una chance, y todos sabemos que eso no puede ser posible si no hay un soborno de por medio —me comencé a reír, y Luke se desanimó al instante. 

—Cam, no seas tan dura con él, sólo sal y ya —rodé los ojos —. No creo que mueras.

—¿Ves? —el ego de Luke se infló —. Ella está de acuerdo.

Cam me miró con fastidio.

—Pues no, ¿Qué tal si hablamos de un mes de hamburguesas gratis? Eso es suficiente incentivo.

—Uh —Luke se inpacientó y se apretó los dedos —. En otras circunstancias me hubiese negado, pero estoy tan urgido que acepto.

C R O WDonde viven las historias. Descúbrelo ahora