Chapter XV

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Mi casa estaba en completo silencio, a fuera los grillos mantenían una melodía descompuesta, la lluvia había dejado húmedo el césped y las luciérnagas volaban sobre él como cientas de lucecitas moviéndose de un lugar a otro.
Las persianas estaban cerradas justo como las recordaba haberlas dejado antes de irme a hacer mis deberes en la habitación de mi padre; antes de que el querubín hubiese intentado matarme. No sentía miedo alguno de volver dentro, solo cierta inquietud de inseguridad.

Luego de haber esperado bajo la lluvia al menos cuarenta y cinco largos minutos, una camioneta que transportaba paja nos dejó subir y traernos hasta acá, quién diría que mi vecino granjero que vivia a unas millas de distancia nos salvaría el pellejo de una fuerte gripe, al menos para mí. Ahora que lo pienso mejor, ¿Los angeles se enferman?
Me dí la vuelta encontrandolo viendo la casa y todo alrededor con absoluta atención, un brillo de curiosidad y emoción iluminaba su rostro. Cuando entramos a la casa, él se quedó mirando todo en completo silencio, imaginé que era porque jamás había estado dentro de los recintos de un terrenal y esto era tan extraño para él como para  mí.

Sintió mi mirada y sus ojos se posaron en los míos, en sus labios se formó una cálida sonrisa y me removí en mi lugar.

—Espera aquí, ¿De acuerdo? Me iré a cambiar y te traeré algo de Logan —él asintió con la cabeza y me giré para ir a las escaleras.

—Amm —escuché que dijo no tan seguro —. ¿Qué es eso de allí?

Al mirarlo señalaba la puerta de cocina con una clara mueca de curiosidad. Solté un suspiro y subí por la escalera lo más rápido posible antes de que siguiera con sus preguntas raras.

—La cocina —le dije con voz alta antes de terminar de llegar a la segunda planta.

Entré a mi habitación con sigilo, mirando a todos lados. Encendí la luz del pasillo y las puertas de mi habitación, la de Logan y la del baño aparecieron a mi vista.

Con sumo cuidado abrí la puerta sólo para encontrar el cuarto intacto.

Me sorprendí al solo encontrar una ligera abolladura en ese lugar al que la querubín me mandó volando, en la pared solo se hayaba una partidura. Arrugué mi ceño luego de comprobar que todo se encontraba en orden. Como si nada de lo que recuerdo hubiese pasado, como si nunca hubiese amanecido en el bosque con la mitad del cuerpo latiendo en dolor.

Me acerqué a mi armario y me puse una pijama holgada, tomé mis sandalias y me las puse, cerré las persianas con seguro y salí de allí a paso veloz.
Bajé unos minutos después con la pijama favorita de Logan entre mis manos esperando encontrar al ángel en donde minutos antes se había quedado, pero no estaba allí. Pensé que él probablemente ya se había ido, sin embargo, luego de escuchar un extraño ruido en la cocina me tensé y pensé en lo peor.

Qué ella había vuelto.

Sólo que no contaba con encontrar a Azsamael sentado en una de las sillas del comedor con una caja de cereales en la mano y en la otra con un puño lleno de estos. Arrugué mi ceño y me acerqué a él.

—¿Qué haces? —él me miró pero luego fijó su vista en el cereal.

—Huele raro —señaló.

Tomé asiento en la silla frente a él y le arrebaté la caja de cereal, eran de chocolate y mi favorito. Me sentía un tanto molesta por su actitud de niñito, pero por otro lado intentaba comprender su gran descubrimiento celestial, apuesto a que ni siquiera sabía que eso se comía.

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⏰ Última actualización: Sep 15, 2020 ⏰

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