Levantarse

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No puedo dejar de pensar en mi padre, en cómo me había ganado sin que me diera cuenta. Todo, exactamente todo, lo que pasó desde la muerte de Kilian hasta hoy, lo había planeado él: la muerte de Kilian, pedirle a Lea que me entrenara como si fuera un padre preocupado, el incendio de la casa de Amaia... me preguntaba qué otras cosas más había hecho y porque lo había subestimado tanto.

Pero también recuerdo que para escapar con Amaia, tuve que ver como se retorcía del dolor después de inyectarse algo en el brazo. Por alguna razón no podía evitar sentirme mal porque, después de todo, es mi padre. Escucho como alguien arroja algo pesado sobre el pasto, dejo mis pensamientos y los veo, son carteles de personas desaparecidas.

—Una heroína no se rinde, —exclamó Lea—, todas estas personas desaparecieron desde aquella vez que fuiste a visitarme y lo más sorprendente de todo es que todas estaban enfermas... ¿me estás escuchando? Hay algo sucediendo afuera y tú estás sentada viendo el árbol de tu patio, eso no es lo que hace una heroína.

Lea, al igual que Amaia, se han vuelto personas recurrentes en mi casa, entran y salen cada vez que querían.

—No es que me haya rendido... —comienzo a explicarle viéndola a los ojos— es solo que no lo entiendo. Si todo lo que ha pasado hasta ahora fue un plan de mi padre y todo lo que he obtenido hasta ahora fue por su ayuda, ¿realmente podré hacer algo sin él?

—No le puedes dar todo el crédito a tu padre, —habla Amaia mientras se sienta a mi lado, me sorprendió no sabía que ella también estaba en mi casa—, él pudo haber hecho y planeado muchas cosas que te afectaron a ti, pero fuiste tú la que decidió salvarme la vida, dos veces, y eso es algo que nadie puede planear. Ese crédito es tuyo, Enid. Y lo más seguro es que hiciste otras cosas que tu padre no planeó.

—Como este momento, estoy segura de que él no esperó que huyeras del laboratorio —completa Lea.

Suspiro y río. Casi toda mi vida tuve que lidiar con todo esto yo sola y ahora que están ellas animándome, me siento más tranquila. Asiento dándoles la razón en todo lo que me dijeron.

—Entonces, ¿crees que esto lo ocasionó mi padre? —le pregunto a Lea después de pensar por unos segundos y refiriéndome a los carteles.

—Conozco mi ciudad y sé que algo como eso no ocurriría por allá. Engañar y secuestrar, tanto a personas enfermas como personas con poderes, perdón, pero suena a algo que tu padre haría.

Todas nos vemos sin decir nada y entiendo que todas pensamos lo mismo. Si él está experimentando con esas personas, como con nosotras, eso quiere decir que esto ya no solo es una pelea entre nosotros y yo todavía no sé si puedo hacer algo en contra de mi padre, pero, lo que sí sé es que esta vez voy a planear mejor mis movimientos.

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100 EnidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora