Observo la casa desde lo lejos mientras pienso que parece la barricada perfecta para mí, porque estaba entorpeciendo mi camino y nublándome la mente con su simple existencia. Esta casa en medio del bosque, alejada de la civilización había sido mi hogar en la peor época de mi vida... Suspiro tratando de enfocarme, no tengo un plan definido, pero estoy preparada para lo que sea que me fuera a encontrar, mi única misión es: demostrar que mi padre está detrás de esas desapariciones. Súper Fácil. Sonrío irónicamente y me acerco a la casa.
—Lo único que siempre he querido es terminar con las enfermedades, sobre todo con las que son mortales, por eso soy un científico–médico, pero, ¿por qué todo está saliéndome mal? —escucho a mi padre en medio de un monólogo en cuanto entro— Aun si tengo el conocimiento para entender cómo funcionan los poderes que tienen las personas y todas las herramientas para poder hacerlo, ¿por qué no puedo ayudar a nadie?
Él está de espaldas y tan inmerso en sus pensamientos que ni siquiera me escucha cuando entro. Observo el lugar y está justo como antes de que escapara, siento escalofríos. El ambiente está tan tranquilo y silencioso que me da miedo saber que hay personas encerradas en el laboratorio del sótano. Escucho en silencio como mi padre sigue quejándose consigo mismo, parece derrotado aun sin mi intervención y, entonces, veo a ese hombre tan amable y sensible con los demás que en algún momento fue.
—Hay algo que estás haciendo mal...
Creo que puedo hablar con él, pero la forma en la que me ve me hace ponerme a la defensiva. Mis dos amigas y yo investigamos sobre mi padre antes de encaminarme a esta misión, pero la única cosa que nunca averiguamos fueron los efectos que le había causado aquella sustancia que se inyectó, pero, ahora podía verlo claramente; tiene numerosas heridas en su piel, unas parecen quemaduras, otras cortadas pequeñas y, un par más, moretones. Intenta golpearme, pero parece tan lento y débil que me es fácil. Considero defenderme, pero él ya tiene suficientes heridas dolorosas en su piel. Nos observamos en silencio por unos segundos y puedo ver algo en sus ojos, estaba muriendo.
—No puedes ayudar a una persona matando a otra, ese es el problema —completo mi oración al ver que no quiere hacer algo más.
—Las cosas van a terminar de esta forma, tus poderes en mi cuerpo están actuando como un cáncer tan rápido que es imposible contrarrestar. Mientras tus poderes te están haciendo cada vez más fuerte, a mí me hacen más débil. No puedo hacer nada, no puedo ayudarlos... pero tú sí puedes. —fue lo último que dijo dándome el objeto que sostenía fuertemente en su mano desde el inicio como si fuera un poderoso talismán.
Al tener la llave del laboratorio, corro, abro la puerta, aprieto el interruptor de la luz y me encuentro con las personas secuestradas.
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100 Enid
Ficción GeneralEnid tiene la capacidad de, no solo curarse a sí misma, sino de revivir, y, aunque no sabe si sus vidas son ilimitadas, ella querrá salvar a todas las personas que pueda. Pero, ¿cuál será la mejor forma de usar sus poderes? En esta historia corta se...