Chapter 10

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La mañana poco a poco inundaba mi campo visual, los colores cálidos y suaves empezaban a pintar todo y las aves revoloteaban alegres en el cielo. Las envidiaba por verse tan agraciadas y libres a diferencia de mí, que estaba atada y melancólica por no tener nada.

Me importaba muy poco el hecho de no haber sido capaz de descansar correctamente, por lo que, solo tomé un baño y caminé hacia el comedor para esperar al resto de la familia.

–señora, se ve cansada ¿desea que le traiga un poco de leche tibia?– preguntó la dama de compañía y yo negué con la cabeza

–tráeme café, por favor– pedí y ella se retiró

No era de mis mejores mañanas y todo gracias a que mi mente se había pasado alertándome que algo malo estaba próximo a pasar, no sabía si mi instinto estaba siendo sincero o si simplemente se trataba de una broma que mi cabeza me estaba jugando.


" –es por eso que tengo temor, puede despertar y encontrarnos así, ya saldrá de mis manos y no podré tenerte como ambos deseamos– bufé y él besó mi frente –te amo demasiado, tanto que me duele no poder sacarte de aquí tan fácilmente–

Dirigí mi mirada a él y decidí rodearlo en un abrazo que por el momento calmaría los demonios que empezaban a picarme por no llegar a más –no importa eso, me saques de aquí o no estoy segura de que eres el único que se ganó y será el dueño de mi corazón– murmuré "


–señora– murmuró la dama dejando mi café frente a mí –creo que por el bien de los niños y el suyo deberían escapar– dijo sin titubeos a lo que yo la miré sorprendida

–no tengo a donde ir, no puedo llevar a los niños conmigo a ningún lugar– murmuré de vuelta y ella asintió preocupada

–pero puede ayudarse del señor Kim para escapar, he visto que es bastante cercano, estoy segura de que él puede ayudarla– suspiré pesadamente y asentí con la cabeza restando importancia

Escapar, sonaba como una idea con nuevos aires, una idea que yo jamás hubiera pensado seguir sino hubiera encontrado un motivo por el que la vida no parecía ser una porquería.

Pero, del mismo modo, aquella idea sonaba a peligro para mí. François podía encontrarme y hacer conmigo lo mismo que con su difunta esposa. Yo ya no le servía de nada después del matrimonio pues las empresas eran suyas, era obvio que si no se deshacía de mí en ese momento era porque pronto encontraría la manera de alejarme a un lugar en el que nadie me buscara ni mucho menos me recordara para ayudarme.

–ha despertado temprano– lo escuché hablar y mis manos rodearon mi taza de café con temor

–no he podido descansar apropiadamente– le informé y él se sentó frente a mí con su ceño fruncido

–¿quién se cree señorita April?– me preguntó molesto consiguiendo que lo mirase confundida –los hombres de la ciudad me comentaron que la han visto muy cercana al señor Kim y que incluso lo ayudó mientras, convivía con indigentes– añadió haciendo un gesto de repugnancia –no se le olvide a usted que es una mujer que está casada conmigo y yo puedo hacer lo que me dé la gana con su futuro– comentó consiguiendo un sumiso asentimiento de mi parte –tiene suerte de que sea indiferente porque es el señor Kim, pero de otra forma usted estaría acabada, mujerzuela– insultó con odio a lo que regresé mi mirada al café

–señor, buenos días– saludó la dama con temor en su rostro

François hizo una mueca despectiva –tráigame el periódico y un café– se quejó y ella corrió hacia la cocina –esta gente es tan malagradecida– bramó –¿y así tú tomas el atrevimiento de darles cosas que no merecen?– me gritó furioso

–no lo vi como algo malo– murmuré intentando defenderme y él simplemente se levantó de su silla molesto

–¿cómo puedes hablar de esa forma?– chilló –¿qué hay de esos poemas frente a la iglesia?– bufó y yo lo miré anonadada, ya que no había manera de que alguien supiera con certeza que Nam Joon los escribía para mí –tu amiguita me lo dijo ¿te atreves a derramar incluso lágrimas por ese hombre? ¿qué te ha dado él que yo no?– atacó golpeando la mesa provocando que mi taza de café derramara un poco de su caliente contenido en mi mano, pero aguanté el dolor en silencio

Un par de golpes bastaron para que François se calmara, Nam Joon se acercó rápidamente a mí para verificar el estado de mi mano, ardía, pero ya no se me ocurría sacar fuerzas para intentar defenderme nuevamente

–¿debo recordarle por qué estoy aquí?– habló Nam Joon con una voz más ronca de lo que había escuchado antes

–no señor– dijo François apenado

–necesito hablar con usted– comentó seriamente –salgamos un momento– añadió y ambos se retiraron del comedor

La dama de compañía entró corriendo para curar mi mano y mirarme apenada –esa jovencita Annabelle, es igual de grosera que su esposo– se quejó entre murmuros y yo negué

–nunca pensé que la persona a la que consideraba mi hermana iba a apuñalarme así por la espalda– comenté y ella negó con la cabeza

–esa mujer es feliz recibiendo los malos tratos e indiferencia de su esposo, pero usted, tuvo una madre tan buena– me miró con lástima –el secretario me ha comentado que en Londres habrá una presentación de ballet– dijo, cambiando el tema –le diré que convenza a su esposo de llevar al señor Kim allá

Reí bajo negando con mi cabeza –¿de qué serviría? –

–él no dejaría a su perfecta familia aquí, se los llevará con él y una vez llegando a una ciudad tan grande como esa será sencillo escapar– comentó y sentí como si una puerta se hubiese abierto para mí

–lo entiendo– añadí –pero ¿por qué invitaría al señor Kim allá?– pregunté –no tendría mucho sentido, solo es un socio–

–todavía no lo es– murmuró –verá, el señor Kim– calló en cuanto escuchamos la puerta cerrarse y los pasos adentrarse al comedor

Los niños habían bajado también de sus habitaciones, por lo que, la familia estaba reunida para el desayuno que por las dudas que carcomían mi mente me pareció algo increíblemente largo, hasta que finalmente François y Nam Joon desaparecieron de la casa.

Peros por más que intenté comunicarme con la dama de compañías se volvió imposible gracias a la llegada de Annabelle, quien me invitó a salir para platicar, pero sabía el otro lado de la moneda.

No planeaba abrir mi boca a una mujer que mevendía solo con tal de hacer que todos a su alrededor viviesen la mismainfelicidad que ella, por el momento, callar era el mejor plan, por lo menoshasta llegar a casa y enterarme de más cosas que desconocía.

Eunoia® || KNJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora