Chapter 13

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Tomaba su mano mientras la pobre luz del sol entraba a su habitación, me lamentaba demasiado por lo que le sucedería y para mi suerte François había salido, por lo que, había metido a Richard para que saludase a su hermana.

–nunca creí que terminaría así– me dijo con lágrimas recorriendo su rostro –pensé que quizás escaparía con ustedes, que me casaría con un hombre que amara y que me enamoraría del ballet– sollozó a lo que limpié sus lágrimas

–no te rindas– la motivé –debes dar de ti, tal vez puedas seguir con el embarazo– la animé y ella negó

–mi padre no quiere que me cuide para tener al bebé– lloró logrando despertar a Richard, quien por el susto abrazó a su hermana –pequeño ¿puedes salir un momento?– pidió con su rostro demacrado a lo que se negó rotundamente

Lo tomé en brazos y lo saqué finalmente de la habitación, no estaba dispuesta a provocarle enfados a Victoria, ya demasiado tenía con su situación como para lidiar con el llanto de su hermano menor

–gracias– me dijo y yo asentí –prométeme algo April–

–dime–

–vas a llevar a Richard contigo a Paris y no le vas a permitir ser como nuestro padre– me pidió –te lo ruego– lloró –te juro que si lo abandonas en esta pocilga y te vas con el señor Kim yo te castigaré desde el cielo, te lo juro–

Asentí acariciando su mano para brindarle un poco de calma –lo haré, llevaré a Richard a Paris conmigo, te lo prometo–

Intenté detener el llanto que nuevamente la inundó, toqué el piano para ella y leí varios libros para que recuperara un poco de energía, pero su llanto simplemente se intensificó y empeoró el momento en que la puerta principal de la casa sonó.

Los pasos en las escaleras no me inspiraron una buena idea, pero nuevamente se repetía aquella historia.

François abrió la puerta sin expresión alguna en su rostro, podía verlo en sus ojos, él venía por Victoria con la oscuridad pintando cada parte de su ser, abracé a la chica en un pobre intento de retenerla a mi lado, pero todo a mi alrededor se convirtió en una neblina, Victoria se había esfumado de la habitación y mi preocupación principal en ese momento fue el niño.

Entré apresurada a su habitación y cubrí sus oídos lo mejor que pude, alaridos inundaron la casa, súplicas, un grito desgarrador y Victoria simplemente había dejado este mundo, limpié mis lágrimas como pude y Richard me miró curioso, le indiqué que guardase silencio y desaparecí de ahí.


" No entendía completamente de lo que me hablaba, de un momento a otro, el ambiente se volvió pesado y mi padre hizo presencia en mi habitación, no saludó, no me regaló una mirada de preocupación, solo se llevó a mi madre.

Escuché sus alaridos toda la noche y al día siguiente ella no me fue a despertar, nunca más supe de mi madre y la excusa que mi padre me había dado es que la muerte se la había llevado durante la noche.

¿Por qué nunca vi que él había manchado sus manos con sangre y aquella tinta azul? "


Me senté frente a la ventana para admirar la luna, me sentía vacía, me sentía perdida, había perdido a la que había considerado una hermana menor para mí.

La había apreciado demasiado y la vida me la había quitado.

No sentía que mi vida fuese a cambiar de rumbo a pesar de que el viaje estaba cercano, me sentía más atada que nunca a todo, sentía el vacío y silencio inundarme profundamente sin que yo lo pidiera.

Aquella noche solo lloré en silencio, pedí por su alma, pedí porque lograra escapar con Richard sin que su padre se diera cuenta, solo quería cumplir su voluntad ya que no pude ayudarla mejor cuando vivió.

Si bien es cierto, estaba inmersa en un bucle del que me sentía la principal culpable. Por alguna razón, llegué a pensar que mis manos estaban manchadas con su sangre también, porque había dado su último grito y como siempre, yo no hice nada por intentar detener al maldito que se la llevó.

Era tan culpable como él, incluso si mis manos no se habían pintado del tinte negro que lo consumía y poco a poco me impedía ver su rostro.


[...]


La mañana era helada, Richard se había mantenido apegado a mí gracias a que su padre estaba molesto entregando los boletos del tren.

Nam Joon me veía con completa lástima y yo solo tenía en mente el hecho de que necesitaba desesperadamente que la noche llegara, la gente del pueblo nos había dado sus condolencias que resbalaron en mí con pena ajena, sabía que las razones por las que lo hacían, ellos también vivían bajo la sombra de un hombre que pintaba destinos coloridos que solo estaban podridos.

–bien, suban– anunció François dándonos paso para entrar

Abordé por primera vez un tren, caminé por un largo pasillo hasta que finalmente llegué al apartado que él había pagado para nosotros.

No sentía la emoción que imaginaba. No me sentía feliz en absoluto.

En mí solo creía una chispa de desesperación que no hacía más que concentrar mi mirada y sentidos en el paisaje de la ventana, poco a poco las casa del pueblo se iban reemplazando con un melancólico paisaje lleno de nubes oscuras y montañas de colores grises, todo me tenía deprimida, no lograba soportar la muerte de Victoria, no podía evitar el hecho de que François hubiese actuado como si ella nunca hubiera existido, como si la espuma la hubiera desaparecido de nuestro mundo.

–April– murmuró Nam Joon tomándome por sorpresa

Miré al frente y noté que él dormía, incluso con su boca abierta y saliva resbalando de su boca, era una incómoda imagen para ver.

–esta noche iremos al ballet– me informó a lo que yo asentí, Nam miró cuidadosamente a su compañero de asiento y con señales en su mano pobremente entendí que me pedía que me sentara a su lado, a lo que yo asentí con la cabeza

Esa noche iríamos al ballet, esa noche escaparía de ese hombre y llevaría a Richard conmigo a Paris. Eso fue todo lo que me dijo y yo volví a sentarme en mi lugar.

Esa noche lo era todo para mí y para mi mala suerte, no podía gastar demasiada energía, por lo que, decidí apoyar mi cabeza a la ventana y dormir un poco hasta finalmente llegar a nuestro destino.


" –Las horas pasaron y los invitados a la fiesta navideña de los Stahlbaum se fueron a sus casas. Pero, antes de irse a la cama, Clara bajó en silencio hasta el salón para darle las buenas noches a su querido Cascanueces, que esperaba junto al árbol de Navidad. La pequeña, cansada después de tanta celebración, se quedó dormida allí mismo y empezó a soñar que los juguetes cobraban vida a su alrededor. Inmensa fue su sorpresa cuando apareció el Rey de los Ratones y su banda de roedores que empezaron a aterrorizar a la niña. Pero de pronto llegaron los soldaditos de juguete comandados por el Cascanueces para defender a Clarita. Fritz, el sobrino del mago, les ayudó como capitán de artillería. ¡Menos mal que estaban allí para ayudarla!–

–ay no– chillé aterrada –ratones no ¿y por qué tenían rey?– me quejé molesta consiguiendo que mi madre riera

–es un cuento April– se burló mi hermano –pero tú no te preocupes mi querida hermana, yo estaré para protegerte si el rey de los ratones piensa atacarte– canturreó heroicamente "


Si tan solo alguien me hubiera explicado que mi hermano nunca estaría para rescatarme del rey de los ratones, asumo que mis esperanzas nunca hubieran existido.

Los vagos recuerdos de aquel diciembretaladraban mi mente sin piedad alguna y para ese momento, me sentía demasiadocansada como para detener su fluir.

Eunoia® || KNJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora