Chapter 4

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François llegó al medio día.

De su cuerpo emanaba un asqueroso hedor que simplemente provocaba mareos en mí.

–señor Sedraia, debería dejar de beber tanto– aconsejó el secretario

–yo beberé lo que me dé la gana– balbuceó subiendo torpemente las gradas

Observaba la patética escena desde la sala, donde me encontraba pintando un cuadro.

Se había vuelto costumbre desde hace unos días atrás que él llegara así del trabajo y por lo mismo dejé de tomarle tanta importancia.

Se convirtió en una rutina que, como siempre, yo dejaba pasar por alto.

–¿dónde está la niña?– preguntó molesto y el secretario bajó las escaleras corriendo

–señora Sedraia, debería decirle que no tome tanto, rompió algunas cosas en la oficina– me advirtió y yo asentí con preocupación –me retiro–

No me importaba que François rompiese cosas en su oficina, después de todo él era el dueño, pero Victoria había estado muy mal después de la cena con el señor Kim y me preocupaba demasiado que nuevamente pagara los platos rotos del desenfrenado padre que tenía.

Subí alarmada al segundo piso y lo encontré revisando la habitación de Victoria meticulosamente

–¿dónde está mi hija?– me gritó molesto y yo negué con la cabeza –esa niña– jadeó molesto empezando a destruir todo en aquella habitación

Con cautela intenté empezar a salir de la habitación con el temor de que llegara a notar que quería escapar

–¿dónde demonios está esa rata?– gritó y yo di otro paso, pero para entonces él lo había notado

Sus asqueroso ojos se plantaron en mí y furioso no dudo dos veces en tirar de mi cabello para obligarme a entrar nuevamente en aquella habitación.

No quería eso, no quería sentir sus manos en mi piel y silenciosamente empecé a llorar.

Odiaba que me tocara, odiaba su olor impregnado en mi piel.

Odiaba todo de él


"Lo interrumpí –desearía con toda mi vida irme contigo a otro lugar, pero Phil, tengo demasiado miedo, nuestro padre tiene amistades en todas partes, no tardaría mucho tiempo hasta que nos encuentren–

–nunca notarán que nos fuimos hermana, te podrás casar con un hombre bueno, lo prometo– me rogó y yo negué con temor

–entonces planeas alejar a mi futura esposa de mí– dijo François acercándose a nosotros –soy un hombre bueno Phil– rió sarcásticamente –tu hermana estará en buenas manos, yo la cuidaré y cumpliré cada uno de sus caprichos, puedes visitarla cuando gustes– aseguró brindándole una copa de vino a mi hermano"


Escuché el canto de los pájaros mientras abría lentamente mis ojos.

Mi cuerpo se sentía pesado y creí que realmente no quería responder a mí después de todo lo que había pasado.

Mi cabeza golpeaba constantemente y mi cuerpo sentía la helada brisa de la ventana, mi piel sentía la madera del suelo abrazarme como un viejo amigo y junto a eso unas fuertes vibraciones que se convirtieron en pasos junto a un grito femenino.

No estaba segura del lugar en el que me encontraba, tampoco estaba segura de seguir viva realmente.

Todo era incierto para mí.

Eunoia® || KNJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora