Chapter 14

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–este es el London Pavilion, aquí es donde se presentará el ballet– dijo François desinteresado

Llevábamos poco tiempo en Londres y él ya había empezado a dejar que su mal humor lo convirtiera en un prisionero, lo cual era simplemente algo bueno para nosotros, pues gracias a eso buscaría un bar para pasar la noche, volviendo nuestro escape algo un poco más sencillo.

–pero debe querer usted ir al hotel señor Kim– dijo François –vamos, debe descansar para la noche–

–no se preocupe–

–insisto–

Finalmente, Nam Joon terminó accediendo por lo que todos fuimos a un hotel elegante, bastante bonito y lujoso, François caminó hacia el mostrador para pedir las llaves de las habitaciones y por suerte Nam Joon y yo pudimos compartir palabras.

–cuando las funciones de ballet terminan, aquí hay muchos que van a beber– comentó –necesito que tu vengas al hotel por mi maleta y vayas a la estación de tren, yo me ocuparé de François– añadió a lo que yo asentí –cuando llegues a la estación de tren compra un apartado, en mi maleta hay dinero suficiente y cubre bien a Richard para que no lo vean–

–tranquilo, tengo todo arreglado– le dije a lo que él asintió con discreción

François regresó con nosotros, le entregó su llave a Nam Joon y empezó a caminar para que lo siguiéramos, subimos un par de pisos y llegamos a nuestras habitaciones, ambos entraron a la habitación de Nam Joon para hablar acerca de negocios y yo entré a la mía con Richard.

–April– me llamó y lo miré curiosa –tengo miedo– me dijo

–también lo tengo– admití y él se sentó junto a mí –no creí que tendría que cargar con tanto sin Victoria– suspiré con melancolía

–¿cargar con qué?– preguntó François entrando a la habitación y yo negué con temor –esta noche quiero que vuelvas aquí, después del ballet, el señor Kim y yo iremos a tomar unos tragos– asentí sintiendo mi cuerpo temblar –ahora dime ¿con qué tienes que cargar April? –

–la muerte de Victoria– murmuré –fue muy dura para mí–

Él me miró despectivamente y bufó –te estoy dando la libertad de hablar con Richard solo porque le hace falta una hermana mayor, pero ni creas que puedes meterle ideas estúpidas en la cabeza– dijo saliendo de la habitación


[...]


Richard y yo observábamos la gran ciudad por la ventana.

Nos parecía curioso el no poder ver los techos cubiertos de nieve, éramos dos extraños ante lo que el mundo tenía para presentarnos, tantos años en ese repugnante pueblo habían conseguido más que mantenernos cegados de lo mucho que todo había avanzado y lo atrás que nosotros seguíamos.

–salgan– nos llamó François y rápidamente salimos de la habitación –bueno, ya podemos irnos– dijo empezando a caminar

Nam Joon, muy cautelosamente, me entregó la llave de su habitación y yo la guardé dentro de mi vestido para evitar que la misma se perdiera.

Salimos del hotel y caminamos varias cuadras hasta que finalmente llegamos al teatro, entramos y nos sentamos, no me interesaba demasiado en realidad lo que fueran a presentar en el ballet, solo quería que se terminara y pudiera ejecutar el plan tal y como lo habíamos pensado.

Las luces se apagaron y una pobre iluminación alumbró el escenario, la música del piano empezó a sonar delicada y suave, tanto que podía perderme en la melodía, pero mi cerebro me mantenía enfocada en lo que debía hacer y en el nerviosismo que empezaba a sentir mientras avanzaba la obra.

Nam Joon lo notó, así que, discretamente tomó mi mano deteniendo mi acto, seguía sintiendo nervios y la música empezaba a tornarse melancólica.

Una canción que bien conocía desde que era pequeña, El lago de los cisnes de Chaikovski, dulce melodía embriagante que me hacía olvidar donde estaba, traicionera canción que lograba hacerme tocar el cielo sin la necesidad de ser intensa.

Sentía el vibrar de cada nota correr por mis venas, sentía como mis mejillas se tornaban calientes al mismo tiempo que se llenaban de lágrimas por la pasión que el pianista le ponía a la pieza.

Entonces, sentí sus dedos limpiar mis mejillas, mi mirada se centró en él y su dulce sonrisa que aún me demostraba que las cosas saldrían bien, pero en poco tiempo se desvaneció.

La melodía empezaba a tomar su pico dramático y al mismo tiempo, sentí que me encontraba en una situación algo dramática.

El hombre de mis sueños me observaba como nunca lo había hecho y mi esposo dormía plácidamente a sus espaldas, las consecuencias dejaron de existir, la canción me hizo profundizar en su rostro, el sonido de los violines enfocó mi atención en sus oscuros ojos, los sentía como la noche, cálida, amante y protectora, decidí aventurarme un poco más y junto a la melodía mi mirada recayó en sus labios, los cuales parecían suaves algodones misteriosamente apetitosos para mí, no hizo falta demasiado tiempo para que él atrapara mis labios con los suyos, provocando que estuviera inmersa en una danza de sensaciones poco habituales para mí.

Su beso era incluso tan elegante como él, tan dulce y casto que necesitaba seguir en ello, pero la música bajaba su intensidad y con ello ambos nos separamos, su rostro se debió inmediatamente al escenario y el mío se perdió en la bailarina que representaba a la princesa cisne, veía el dolor en cada paso, en cada simple movimiento que la balletista ejecutaba y que me recordaba al sufrimiento que todavía no terminaba.

El resto de la obra pareció ser incluso más corta de lo que pensaba, por lo que, de acuerdo con el plan, Nam Joon y François fueron a un bar mientras Richard y yo corríamos por la maleta de Nam Joon al hotel.


" –invítelo a beber alcohol– dijo Victoria mientras ideábamos el plan –él nunca se niega a un trago y muchísimo menos se lo negaría a usted–

–es una buena idea– comenté –pero François es muy desconfiado de todo, siento que gracias a los celos que Annabelle le implantó incluso sería capaz de añadir alguna sustancia en la bebida de Nam Joon–

Él asintió frunciendo su ceño –yo no beberé en ese caso– añadió simplemente

–será sospechoso– dije

–entonces dele su copa a mi padre y espere a que él beba primero– dijo Richard –no va a ser capaz de engañarlo de esa forma– "


–¿crees que el señor Kim está bien?– preguntó Richard mientras cerraba la puerta de la habitación de Nam Joon

–él es un hombre demasiado inteligente, no creo que se deje llevar por François– dije con mis nervios alcanzándome –vamos–

Ambos caminamos tranquilos fuera del hotel con la maleta de Nam Joon, apresuramos nuestro paso a la estación de tren y compré un apartado tal y como él me había indicado.

Fingí no estar preocupada, intenté ser valiente y cubrir a Richard lo suficiente para que nadie lo viera demasiado, pero la espera empezaba a matarme.

Observaba las manecillas de aquel reloj correr cada vez más rápido y él todavía no se presentaba en el lugar, me sentía aterrada, tenía miedo de que nuestro plan hubiese sido descubierto por François y que gracias a eso Nam Joon no llegaba.

El tiempo pasaba y mi corazón no dejaba de acelerarse por el temor de no verlo cruzar la puerta, mis esperanzas no se iban al suelo todavía, pero sí mi energía, era tarde, estaba cansada y, sin embargo, seguía esperando por él.

Podría haber esperado una vida porque sabía queél iba a llegar.

Eunoia® || KNJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora