Capítulo 4. 🌻

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"No importa. "

La lluvia que comenzaba a inundar Beika, dejaba escuchar montones de truenos sobre su cabeza.

—¿Estás bien sola, Ran? —preguntó Sonoko. Salían de la escuela con paraguas en mano, esperando a que la lluvia calmará.

Ran miraba con frialdad las nubes y después agachó la cabeza, para su mejor amiga era difícil comprenderla.

—Irás a verlo pronto, ¿Cierto? —dijo la castaña, pero igual no recibió una respuesta.

Ran ignoró a Sonoko, sin despedirse, caminó bajo la lluvia, haciendo caso nulo a sus palabras. Pronto, dejó la escuela a sus espaldas. De nuevo, iba sola.

Recordaba la sensación de paz que la invitada cuando pensaba en la última conversación que tuvo con su padre.

—Papá. —lo llamó mientras él veía una carrera de caballos, estaba borracho, pero al escuchar el inusual tono de su hija, se dispuso a prestar atención.

—Ran. —llevaba una cerveza a su boca al momento que bajaba el volumen del radio.

—¿Tú crees qué...? —los nervios podían más que ella y su voz vacilaba. —¿Tú crees que Amuro-san sea un buen hombre? —cuestionó haciendo frente a su padre.

Sin tener la menor idea de cómo reaccionar, Kogoro se quedó pasmado ante ella, quién suplicaba con la mirada por una respuesta positiva. Y al ser un hombre como lo era el viejo detective, pensó en los beneficios de tenerlo como yerno, porque entendía perfectamente las intenciones de Ran al preguntarle.

Suspiró algo decepcionado por notar que su princesa no era más una niña.

—¿Qué hay de Shinichi? —preguntó él, haciendo a Ran vacilar por el cuestionamiento en sí tanto cómo por la forma de llamarlo.

—No estoy hablando de él. —indicó severa, ocultando sus sentimientos.

Kogoro desvió sus ojos y tomó otra lata de alcohol.

—Amuro-san... Es un buen hombre.

El rostro de Ran se iluminó y espero emocionada a más palabras, pero Kogoro no estaba convencido del todo.

—Tiene un buen trabajo. Es un gran detective. Es inteligente y no tiene mala cara. —dijo como si de números se tratará. —Pero, es mucho mayor que tú, Ran. —mencionó las palabras que rompieron en segundos la ilusión.

"¿Mayor? ¿Qué? " Pensó.

Intrigada, buscaba justificación a las palabras de su padre, ansiosa, solo se mantuvo observando al detective, quién sucumbiendo ante los sueños de su hija, volvió a suspirar.

—Haz lo que quieras. —y continuó viendo su carrera.

—¡Gracias papá! —saltó de alegría y se encaminó a su habitación.

—Ran. —la llamó antes de irse. Con pesar, preocupado, volvió a dirigirse a ella. —Sé cuidadosa.

En realidad, quería decirle que estaba ahí para ella sin importar lo que sucediera, Kogoro sabía que no era un padre ejemplar, pero si Ran quería hacer algo, no podía frenarla. Así que solo le quedaba darle su apoyo y unos cuantos golpes en la cara al hombre que la hiciera llorar.

Más que feliz, la joven continuaba caminando debajo de una ligera lluvia. En un momento, se encontraba entre los grandes rascacielos de Beika, y como si fuera el destino, vio a Amuro vestido de traje, entrando a uno, acompañado de otro hombre de lentes.

Era su oportunidad. La ocasión perfecta para responder a su... ¿Confesión?

Ran lo sabe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora