Capítulo 3. 🌻

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"Primer beso. "

Habían pasado algunos días. Cada mañana, Ran no le daba importancia a esperar a Sonoko, salía del departamento corriendo y sin mirar atrás, aún cuando su padre la llamaba por olvidar alguna cosa. Caminaba todo el trayecto a la escuela rápido y mirando al suelo con dicha expresión alterada que llevaba días usando.

Aquel día Ran decidió calmarse un poco y pensar con lógica lo acontecido, porque no hacía más que enmarañar más su cabeza cuando sus ideas locas de adolecente confundida la abordaban.

Dejó salir un suspiro y aflojó el agarre de su bolso, apaciguó su rostro y siguió caminando sola por las pobladas calles de Beika hasta Teitan.

"¿Por qué sucede esto? No puedo controlar mi corazón cuando recuerdo... " hablaba con ella misma. "Debe ser... porque fue mi primer beso. " Y la sensación del recuerdo de los labios de un hombre que nunca había imagino tuviera tal acercamiento, hizo que un ligero hormiguo la sacudiera.

Sonrojada, foco sus labios y se detuvo a recargase en una pared. Ran se negaba a admitir, que esa extraña exitación era en realidad, emoción. La emoción de un novedoso y atrevido romance.

Era un hombre mayor que ella, y, hasta lo sucedido, tardó en notar la sumamente atractiva cara de Amuro, su cuerpo bien definido y su dorado cabello cayendo por sus ojos azules, además de los gestos con extremo elegantes y finos acompañados de una misteriosa amabilidad que siempre ofrecía.

"No es un mal hombre. "

En su angelical corazón, había algo que Ran anhelaba propiamente, sin importan lo que dijeran los demás, un dulce sueño de cuento de princesas, quería casarse alguna vez. Lo había imaginado antes de saber que gustaba de su mejor amigo, pero no encontraba que imagen darle a su soñado marido hasta que comenzó a fijar su mirada en el detective. Creía que estaba bien, que era un chico maravilloso, y sobre todo, que le quería y gustaba.

Jamás había tenido otro amor, y ahora uno se le presentaba directamente, sin razón o justificación, solo estaba ahí.

Tal vez le molestaba más el hecho de cambiar sus planes y no ser capaz de aceptarlo de inmediato. Más que un amor a primera vista o un amor de la infancia, esta sensación explicaba en ella la realidad de no haber experimentado más y quedarse, aún con su corta edad, en aquella situación cómoda y segura que brindaba Shinichi.

¿Por qué no podía disfrutar del sentimiento emocionante del peligro, de su corazón acelerado y su cara ardiendo debido a otro hombre, y solo quedarse sentada esperando a que una persona regrese para sentirse segura?

Decidida, una nueva perspectiva del romance se hizo presente, y tal vez no era otra cosa que una de sus ilusas fantasias de niña, pues Ran estaba cegada por la característica inocencia que habitaba en sí, sin lograr distinguir lo que significa salir con Amuro.

Preocupada por el futuro, decidió seguir en camino a Teitan, por otra parte, se encontraba fervientemente de acuerdo en corazón y mente.

Ran lo sabe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora