2. Mágico

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La música del lugar hacía vibrar el piso de lo alta que estaba, sólo así el pelinegro se había dado cuenta del alto volumen de ésta, porque no había prestado atención a aquello por el estado tan ligero en el que estaba, como en otro mundo o más bien fuera de él.

Con una caminata errada y sin ir a ningún lugar en particular, la gente le empujaba accidentalmente pero él seguía sin inmutarse. Se sentía bien, en paz de alguna forma. ¿Cuánta marihuana había fumado? Quizás un cigarro entero, recordaba sólo habérselo robado a su amigo Taehyung y escapar sin que lo notara cuando estaba en la piscina desnudo porque unos amigos se habían encargado de esconderle su ropa.

Miró a su alrededor y de cierta manera sonrió, viendo la cantidad de gente que había en ese lugar, todos en un mundo diferente, pero la misma sintonía, drogándose, tomando alcohol hasta más no poder. Le sonaba gracioso que todo eso le pareciera tan agradable, pero es que allí no existían las máscaras, la gente mostraba su verdadero ser, excepto él.

El humo del cigarrillo y de la marihuana ajena en el ambiente le llenaba por completo, encontrándose con sus fosas nasales. El mismo aroma de siempre, de todas las fiestas.

Por allí iba gente, chicas y chicos buscando bailar con él, y muchos buscando llevarlo a la cama, mientras él más que nada se resistía, al momento quería seguir bebiendo hasta que se hartara y allí sí pudiera irse con alguien a alguna habitación.

Unas tres chicas se le acercaron, porque le buscaban y quizás no sabían que él era gay, ya que le ofrecían acostarse con ellas, divertirse, susurrándole al oído. Una de ellas incluso le tendió de la botella que estaba tomando, haciéndole dar un sorbo de vodka, sintiendo sus labios y su garganta quemar. Al segundo de haber tragado, una de ellas le besó, y él simplemente se dejó, porque de todas formas no le importaba. Aunque no le gustaran las mujeres, ya se había besado con unas cuantas en ese tipo de fiestas, no era algo a lo que él le hiciera asco, además con todo el alcohol y la droga en su sangre, besar a una mujer siendo gay era una pequeñez y lo mínimo que podía llegar a hacer.

Ellas reían mientras le tocaban, haciéndole cosquillas. Debía aceptarlo, eran lindas, pero incluso aunque lo fueran, no iban a despertar su apetito sexual de ninguna forma.

- Vamos, podemos jugar juntos... - dijo una de ellas, tocándole el cabello, peinándoselo de forma coqueta, mientras las otras dos jugaban con su camisa o le daban besos en su cuello.

- No, gracias... no es por nada, pero soy gay – dijo arrastrando sus palabras con los ojos entrecerrados, riendo por la insistencia de ellas, quienes se asombraron frente a su confesión y eso le causó aún más gracia.

- ¿Cómo que eres gay? – preguntó una, algo decepcionada.

- Oh, pero siendo así de lindo... - hizo un puchero quejándose - ¿Aún así no quieres divertirte...? – le miraron expectantes.

- A menos que alguna de ustedes tenga una sorpresa allí abajo, me temo que no... - su sonrisa no se iba, estaba algo apenado por ellas, pero realmente no le iba la idea.

- Es una lástima– las tres le dejaron, pero no antes sin darle un beso cada una de ellas, y allí sí se fueron, dejándole sólo y con el recuerdo de ellas ahora, gracias a la botella en sus manos. Se sonrió porque se sintió alagado, aunque todo el mundo podría decirle los mil y un halagos y aún así no significarían nada para él, no si no salían de la boca de una persona en particular.

Siguió caminando, mientras tomaba el alcohol rezagado de esa botella para luego dejarla a un lado y sentarse en uno de los sillones de la casa, cerrando los ojos por un rato.

•TEAR ~ [JIKOOK]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora